Rompiendo Fronteras {j.b}

13. Demonios en mi puerta

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Justin's POV

Llamé dos veces a la puerta de Hazel, dando un paso atrás esperando a que la puerta se abriera.

Eran las 3:20 AM, y decir que estaba cansado sería una subestimación. Mis ojos estaban a punto de cerrarse...

—Has venido temprano.—Hazel bostezó mientras abría la puerta. Entré y ella la cerró detrás de mí antes de hablar.—¿Quieres café?—Preguntó y asentí un poco demasiado entusiasmo haciéndola reír a la ligera.—Siéntate, parece que estás a punto de desmayarte.—Me dijo y sentí que mi cuerpo se calentaba ante su preocupación, pero no hice caso a su sugerencia y caminé tras ella hacia la cocina.

—¿Vas a dejar a Azul aquí?—Le pregunté, mirando como ella cogía dos tazas y se volvía a la máquina se café.

—Sí, en un sitio para animales...Es como un hotel para ellos.—Dijo riendo con pereza, también me hizo sonreír mientras me frotaba los ojos.

—¿Estás emocionada por ir a Canadá?—Le pregunté y hubo un momento incómodo porque el silencio reinó entre nosotros. Hazel tarareó antes de hablar entonces levanté la mirada y abrí lo ojos. Por un momento vi todo borroso y de colores pero luego mi vista se volvió a adaptar.

—Sí, veré a mi hermano y...A mis padres.— Murmuró y parpadeé, levantando las
cejas en su énfasis en la palabra padres. Quería saber qué significaba eso pero no era un buen tema a estas horas de la mañana.—¿Que hay de ti?—Me preguntó mientras su máquina de café sonaba y ella colocaba una de las tazas debajo de la boquilla pequeña, viendo como el líquido fluía libremente.

—Tengo que ver a mi familia sólo durante las fiestas porque tengo una agenda muy ocupada.—Le dije.—Así que sí, estoy bastante emocionado.—Le dije y ella sonrió al oír mis palabras antes de agarrar un poco de leche.

—¿Quieres azúcar?—Preguntó y yo negué con la cabeza antes de agradecerle. Era increíble cómo mis manos se habían hecho fuego al tocar la taza, pero la mejor parte fue cuando le di un sorbo. El líquido caliente recorrió mi interior, calentándome entero.—¿Te gusta?—Oí que preguntaba Hazel y asentí tragando otro poco.

10 minutos más tarde, cuando ya habíamos terminado nuestro café, arrastré las maletas de Hazel mientras ella cargaba una bolsa. Dejó escapar un suspiro cuando cerró la puerta de su casa.

Unos segundos más tarde, el ascensor se detuvo en la planta número 7 y las puertas se abrieron revelando a dos chicos.
Me miraron y luego miraron a Hazel y uno de ellos sonrió maliciosamente, haciéndome entrecerrar los ojos. Se arrastró en dirección de Hazel, quien dio un paso a mi lado y puso su mano alrededor de mi bíceps.

—¿Puedo ayudarte?—Le pregunté sin rodeos, mi tono era ligeramente irritado pero no me molesté en ocultarlo.

El chico se congeló un poco antes de poner los ojos en mí murmurando que me vaya a la mierda en voz baja haciendo que mi mandíbula se apretara...¿Qué demonios le pasaba al idiota este?

—¿Tienes un problema?—Le pregunté, ya molesto con anterioridad por la forma en que le sonrió a Hazel. ¿Cuánta mierda tengo que aguantar hoy?

—Justin.—Dijo Hazel tirando de mi brazo y yo la ignoré.

—Relájate hombre.—Dijo el amigo del chico. El ascensor cayó en un incómodo silencio hasta que se escucharon los ding de la puerta. Los dos chicos salieron primero y maldije en voz baja cogiendo la maleta de Hazel mientras ella se aferraba a mi brazo.