Me llamo Sarah. Yo era una chica de diecisiete años que estaba por entonces en segundo de bachillerato, estudiando en el itinerario de ciencias. Mi pelo era de color completamente negro, como el color del cielo nocturno y mis ojos, azul del cielo diurno.
Yo era, lo que se puede decir, una chica muy amigable, todo el mundo quería ser mi amigo, pero también esto tenía sus inconvenientes. Al cabo de cierto tiempo con aquel chico o chica que había conocido, éste acababa actuando como si no me conociera, de repente y sin razón aparente. Siempre que me ocurría, pasaba un tiempo pensando en qué podía haber salido mal para que me hubiera dejado de hablar. Nunca sabía si había sido por algo que había hecho yo, o por otras razones que me eran desconocidas.
Llegué a pensar que también estaba el hecho de que me apasionaban la ciencia y las matemáticas, y que cada vez que tenía ocasión practicaba alguna que otra operación. Me encantaban los números. Sin embargo, no era lo único que me apasionaba; durante dos días de la semana asistía a clases de violín, durante los otros dos iba a clases de kárate y el último lo invertía en practicar con la guitarra acústica, aunque mi sueño era tocar la guitarra eléctrica.
Mi música favorita era el Heavy Metal, por ello la dedicación a aprender a tocar la guitarra.
Yo no era como las chicas de mi clase, definitivamente. Las demás, siempre vestidas con ropa tremendamente ajustada a punto de estallar, para que pudieran notarse todas y cada una de las curvas de sus cuerpos, con cuenta en todas las redes sociales existentes, maquilladas como puertas, siempre con el móvil en la mano, pensando en no despeinarse, no romperse ninguna uña y que no se les estropee el maquillaje, y cada día con un "novio" diferente... Yo era todo lo contrario a ellas. Me vestía con ropa ajustada sí, pero siempre escogía una camiseta que disimulara esas "curvas" que a ellas les gustaba que se notasen; apenas tenía cuentas, pero en ninguna red famosa, tan solo el correo electrónico y alguna más sin importancia. Tenía móvil pequeño, pero apenas lo utilizaba y el pelo siempre lo solía llevar recogido y solo me maquillaba los fines de semana.
Cuando no tenía nada que hacer, -lo cual era bastante difícil, dadas las circunstancias- me gustaba ver mi serie favorita de dibujos animados, "Los Pingüinos de Madagascar". Recuerdo que me encantaba esa serie, y más aún uno de los personajes, porque me sentía identificada con él: Kowalski. Este personaje siempre me parecía muy interesante, porque además estaba incomprendido por los que le rodeaban, algo similar a lo que yo sentía...
Bueno, basta ya de hablar de esto. Iré directamente al grano, que es lo que interesa, la verdadera historia que he venido a contar aquí.
Estábamos en Diciembre, hacía apenas tres días me habían dado las vacaciones en el instituto y se acercaba la Navidad con gran rapidez. Hacía ya algunas semanas, como es tradición en nuestra familia, quedábamos para ir en la cena de Nochebuena a casa de mi abuela Manuela y reunirnos toda la familia allí para cenar. Y como siempre, sería a la misma hora, las ocho de la tarde.
Serían las siete aproximadamente cuando comencé a vestirme y a arreglarme, empezando antes que mis padres, pero sorprendentemente, acabando bastante más tarde que ellos. Cogí mi móvil y los cascos, y cuando subimos al coche me puse a escuchar música en completo silencio. Cuando miré por la ventanilla, me di cuenta de que había tramos dela carretera en los que aún quedaba algo de nieve de los días anteriores, por lo que mi padre no quería acelerar demasiado.
Mi madre estaba preocupada y miraba constantemente detrás de nuestro coche, para ver si venía algún coche más rápido de lo que debiera. Yo no quise decir nada, pero algo me estaba pasando... Tenía un mal presentimiento, pero no sabía si era porque algo se estuviera avecinando o si era solo algo imaginario. Pero seguí en silencio.
De pronto, escuchamos detrás de nuestro coche el claxon de un camión, seguido de un chirrido desgarrador. Y cuando miré hacia atrás, el camión se dirigía a nosotros con gran velocidad, lateralmente y deforma descontrolada.
Mi madre le gritó a mi padre que acelerara para esquivar el camión, pero al acelerar nosotros también perdimos el control y el camión nos alcanzó, cayendo sobre nuestro coche.
Mis padres y yo fallecimos en el acto, mientras el móvil continuaba reproduciendo la canción que estaba escuchando, hasta que un hilo de sangre que provenía de mi cuerpo ya sin vida, discurrió por la pantalla de éste y la música se detuvo en seco.
Morí el 24 de Diciembre de 2010.
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Uɴᴀ ꜱᴇɢᴜɴᴅᴀ ᴏᴘᴏʀᴛᴜɴɪᴅᴀᴅ ᴘᴀʀᴀ ʟᴀ ᴠɪᴅᴀ 1 「Los pingüinos de Madagascar」
أدب الهواة❛Sarah, joven científica que mira todo con su lado racional, se designa como una chica diferente. No obstante, algo inesperado pasará que le hará despertar su lado más animal❜ Esta pequeña historia, desde que la escribí, ha sido algo muy espec...