8 · Ciâm

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La luz del día inundó las pupilas de los ojos de Axel entrecerrándolos. Cuando por fin se adaptaron al medio el guardián se transformó en un hermoso ave rapaz sin esfuerzo en apenas un segundo, su cuerpo se transformaba con tanta rapidez que el cambio en sí difícilmente era visible, las brillantes plumas de sus alas marrones reflejaron la poca luz que se filtraba tras el cielo encapotado, con pequeños matices rosados por la posición del sol.
Se detuvo sobre la arena a orillas del mar Ígneo,  disfrutando de la claridad del nublado amanecer. Sintió cómo el viento acariciaba sus alas y el temor a salir de aquella isla que le había protegido durante tantos años le invadió, jamás había estado en Kadya, pero debía salvar a Elrich Willis si quería que Azórah colaborase con ellos, además era lo correcto y su moral no le hubiese permitido hacer otra cosa que no fuese salvar a aquel hombre.
Decidido, alzó su vuelo con ímpetu agitando la arena de la playa con sus enormes alas, formando así una columna de arena bajo sus garras afiladas que ascendió con él hasta que su altura fue considerable y la arena terminó por disiparse en el suave viento que envolvía al guardián.
Axel se dirigió hacia Kadya para terminar aquello lo más pronto posible para regresar a su tierra pronto, lejos del resto de los sencillos mortales, anhelando el tiempo en el que fue uno de ellos.

***

-Me dijiste que los Reinos eran mucho más grandes que Kadya, ¿qué quisiste decir?
-A estas alturas sabrás que Soradia, Circes y Damaris son mundos subterráneos dotados de magia...
-Sí, ¿y?
-El volcán los protege, pero su extensión es mucho más de lo que la isla es, mucho más que todo lo que puedas ver. Pero desde el exterior sólo verás un volcán y una pequeña isla en el medio del mar, la ciudad de Damaris no termina aquí, es subterránea, donde ahora nos hallamos no es más que la punta del iceberg.
Azórah reflexionó sobre aquello, Kadya no era ni tres cuartas partes del tamaño de los Reinos y sin embargo estaba mucho más fragmentada, reconoció en seguida Rístora-Amenia y la idea de volver a la normalidad cruzó su cabeza, al menos su relativa normalidad. En el fondo la añoraba más que a nada, aunque pronto se dio cuenta de que realmente lo que echaba de menos era la certeza y quizás el tiempo que compartía con Hároded y con Maeria.
-Gracias-dijo Azórah finalmente sin apartar la mirada de sus huesudas y delicadas manos.
-¿Por qué?
-Desde que llegué has sido el único que no me ha ocultado cosas, Xerion.
-Simplemente no habías hecho las preguntas correctas, Zórah, aún así no debí...
-Quiero saber qué va a pasar-inquirió Azórah desoyendo las palabras del guardián.
-Hmm, está bien...-dijo Xerion cediendo ante la chica-Pregunta lo que quieras saber y si la respuesta es benévola de algún modo, te la diré.
-¿Dónde está Astherion?-preguntó sin pensarlo demasiado tiempo, aquella pregunta era la que realmente deseaba saber.
Xerion miró a la chica, a pesar de poder leer su mente aquello no lo había visto venir, en la cabeza de Azórah sólo resonaba el nombre de su padre pero de algún modo en forma de reproche. Xerion pasó su mano por su vista cansada y la apoyó seguidamente en el hombro de la joven, que se apartó de él al instante, mirándole con dureza. Todavía estaba resentida por lo que había pasado con Cora hacía apenas unos instantes.
-Responde...-dijo Azórah de nuevo sin dejar de mirar la pared.
-No sé dónde está, sino tú no estarías aquí, Zórah...
La chica se mordió el labio inferior y siguió formulando todas sus preguntas con un tono casi violento.
-¿Maeria debe morir?-preguntó con rapidez.
-Mucho me temo que sí-dijio a media voz el guardián.
-Comprendo...-Azórah cerró los ojos y trató de formular la siguiente cuestión pero una parte de ella no deseaba conocer la respuesta-¿Siempre fuisteis de piedra?
-No-Xerion sonrió sin darse cuenta, como si el recuerdo de ser un mortal le llenase de felicidad-. Hubo un tiempo en el que fui un mortal, Cora y Axel también lo fueron aunque yo no conocí a Axel antes de que él fuese guardián, fue el primero de nosotros.
-¿Qué os pasó entonces?
Azórah caminó hacia el borde de la cama y se posó sobre ella sin apartar la mirada del chico, por un instante Xerion se quedó embobado observando cómo el pelo plateado de Astran caía sobre su rostro y sus hombros, con el mismo gesto y la misma expresión que el día que se había presentado en el templo.
El guardián trató de concentrarse y caminó hacia ella sentándose a su lado pero a una distancia prudente, sintió cómo se hundía sobre la cama y trató de aclarar su voz tratando de fingir que no echaba de menos su vida pasada.
-A veces la verdad no te hace libre, Astran.
-No lo entiendo, Xerion-respuso Azórah con la mirada perdida en las manos del guardián.
-Ni lo entenderás... Pero sí que hay algo más... Soy el guardián del tiempo...
-Eso ya lo sé-respondió la chica con condescendencia.
Ante aquello el humor de Xerion cambió por completo y la expresión de su hermoso rostro se volvió todavía más severa.
-Pero no sabes qué significa, ¿verdad? No te paras a analizar nada de lo que te rodea y cuando alguien trata de acercarse a ti...-Xerion dudó un momento-Es como si quisieras espantar a todos. ¿Qué pasa en tu cabeza, Astran? Tenías las respuestas en tu mano y te negaste a conocerlas todas. A medida que pasa el tiempo y te conozco veo que hay ciertos detalles del pasado que es mejor que no sepas y no es que quiera ocultártelo pero eres impredecible y sentimental.
-No sabía que eso fuese un defecto...
-Y no lo es, Astran, pero ahora mismo tienes que dejar de lado todo lo que sientas por Kadya, Maeria y Hároded y que te centres en lo que de verdad importa, salvar la Antigua Kadya...
Azórah no supo qué decir, se quedó pensativa mientras mil recuerdos bombardeaban su subconsciente y mil dudas apelaron a su sentido común. La chica observó cómo Xerion salía de la habitación enfadado y mientras él oyó lo que ella pensaba inconscientemente, la chica no hizo nada por retenerle pero de algún modo la concepción que tenía del guardián había cambiado.
-No soy tu enemigo, no te he dicho lo de Cora para hacerte daño. Pero hay cosas que debes saber antes de que sea demasiado tarde y el dolor sea inmenso... Y hay otras que debes dejarlas ir-dijo el guardián desde la puerta apoyando su frente en el marco completamente rendido.
Azórah contempló el mapa de Kadya y de los Reinos una vez más y se levantó para observarlo al detalle, apoyó su mano en la pared fría y tras un fuerte escalofrío que sacudió su cuerpo la imagen de una Maeria más joven apareció ante ella en un destello de luz que se consumió con rapidez y volvió a debilitarla.
La chica se quedó aturdida apoyada contra la pared y la golpeó con el puño cerrado ignorando el daño que se había causado.
-¿Qué me pasa...?-susurró.
-Mara Riceo debe morir, todos los monarcas y sus hijos han de morir. Acude a mí cuando estés preparada para saber toda la verdad, pero no se lo digas a Axel ni a Cora, será nuestro secreto, ¿de acuerdo?
Cuando Azórah se giró para asentir el guardián Xerion ya había desaparecido tras la puerta. La chica observó con detenimiento la pared de nuevo pero la imagen de su Maestra ya no estaba.

KADYA'S SACRIFICEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora