19 • El laberinto

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-Azórah dijo que iría a las Runas justo antes de desaparecer, creía que esa era la entrada a alguna parte. Habló de una luz extraña que se filtraba por los cristales, no sé de qué hablaba si te digo la verdad pero mencionó una canción.
-¿Una canción?-preguntó Cora deteniéndose a mitad de camino dejando el templo tras sus espaldas.
-Quizá antes de irnos a Kadya deberíamos mirar allí.
-En las Runas no hay nada, Xerion. Ya he ido yo...
-¿Qué me dices de la vidriera?
-Podemos intentarlo.
-Genial, deprisa, Llix nos pisa los talones.
Cora observó la ciudad como tantas veces lo había hecho, sin embargo le pareció que estaba vacía y nunca la había visto así.
-¿Dónde estás, Zórah...?-se preguntó la guardiana con la mirada perdida en la inmensidad de Damaris.

***

Soldia se quedó en el puerto observando el reflejo de las nubes sobre el agua tranquila, su propio reflejo también se dibujaba algo distorsionado pero a Llix, que permanecía a su lado, le pareció igualmente bello.
-Es un buen otoño...-dijo Soldia sentándose al borde de la acera de piedra, quedándose a metros del agua cristalina.
-¿Qué hacemos aquí, Soldia?
-Nunca había visto el mar...-susurró llena de congoja.
-Te desvías de nuestro objetivo principal, princesa.
-No soy una princesa-repuso ella.
-Deberíamos ir a la Capital, seguro que mis hermanos saben dónde está ese chico.
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-Claro.
-¿Estoy en el bando correcto?
-No lo sé, has actuado bajo la influencia de ese hombre a cambio de un trozo de tierra.
-Eso es que no,-dijo levantándose-pero la verdad es que jamás he tenido conciencia-añadió con una sonrisa.
-Yo sí, no soy una mala persona-repuso Llix ofendido.
-No he dicho que lo fueses.
-Yo voy a salvarla, no hago esto por Kadya.
-En realidad lo haces por ti, ¿por qué ella te importa tanto?
-Porque es inocente.
-Creo que alguien está enamorado.
-Nada más lejos de la realidad, pero ella y yo somos iguales. Hemos vivido encerrados, alejados de la verdad, como yo soy el menor de los Maestros nunca me han contado nada. Cuando supe que querían capturarla yo... No dije nada, lo admito pero voy a solucionar esto, encontraré otra salida, ese hombre dijo que me ayudaría.
-Hemos vendido nuestra alma al diablo por puro egoísmo.
-¿No me has escuchado?
-Ni siquiera sabemos su nombre, jugamos en desventaja. Él conoce todo sobre nosotros, sin embargo... Ahora, vámonos, encontremos al chico.
Soldia miró a Llix con recelo y ambos desaparecieron al instante, dos hombres que habían observado la escena en un segundo plano se miraron entre ellos completamente aturdidos al ver a Llix y a Soldia desaparecer entre tinieblas.
-¿Qué ha pasado?-preguntó por lo bajo el más anciano de ellos.
-¿Crees que tiene que ver con lo de esos chicos a los que buscan?-inquirió el otro mientras dejaba las redes de pesca en la cubierta del pequeño bote en el que estaban.
-No lo sé, Hikes...
-¿Habláis de Azórah y Hároded?-preguntó una voz a sus espaldas.
El hombre llamado Hikes de pelo canoso y piel atezada por el sol se giró sobre sí mismo observando al otro hombre al que conocía perfectamente, le sonrió y le invitó a subir al bote.
-Hacía siglos que no te veía, Willis-dijo el otro varón.
Elrich subió al bote cojeando debido al daño que le habían hecho en la fortaleza cuando los Maestros le habían tenido cautivo.
-He estado navegando,-mintió ocultando el dolor que sentía en su pierna izquierda-pero ya estoy de vuelta.
-¿Sabes acerca de esos chicos? Dicen que están en busca y captura, hay una gran recompensa por ellos.
-Yo también me he enterado,-dijo Elrich-las noticias vuelan sobre todo cuando los Maestros se dedican a aniquilar colonias y culpar a esos chicos.
-¿Hablas de Edgos? ¿No fueron ellos?
-Esos chicos ni siquiera están en Kadya, es imposible que fuesen ellos.
-¿Cómo sabes que no están aquí?-repuso Hikes intrigado por las afirmaciones de su compañero.
-Porque yo les llevé a la isla Magna.
-¿Qué? Elrich, si los Maestros se enteran te matarán.
-Ya han podido matarme y aquí sigo, el caso es que esas personas que acaban de irse... No son trigo limpio y querría pediros algo.
Los dos ancianos se miraron entre ellos dudando, pero su amigo jamás les había mentido, por eso creyeron sus palabras.
-Lo que sea, Elrich-dijo finalmente Hikes.
-No soy el único que cree en la inocencia de esos chicos. Hay colonias en Riceo a punto de revelarse, no quieren una guerra. Hexekia, Zérir, Taliba, Kirei. Todas ellas están hartas de la tiranía de los Maestros, muchos hombres están siendo reclutados para el ejército y eso no les gusta. Si dejamos que esas colonias luchen solas pronto Riceo dejará de ser parte de Kadya, pero tampoco será parte de nada nunca más.
-¿Y qué quieres que hagamos?
-Os lo explicaré en mi casa, esta noche. Traed a quien consideréis de confianza.

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⏰ Última actualización: Jan 26, 2018 ⏰

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