11 · Circes

17 1 0
                                    

Azórah corrió sin fuerzas apenas hasta la cima de la cascada, era la única parte en la que podría acceder hacia Circes desde el exterior, sin embargo no tenía ni idea de dónde estarían Cora y Xerion, por lo que en verdad corría sin rumbo fijo.
Cuando el bosque le rodeó por completo frenó en seco casi por instinto, como si algo le hubiese llamado y podía jurar que había escuchado su nombre en alguna parte del frondoso bosque, percibió sin embargo el canto de algunas aves, lo que le resultó extraño volver a sentir el sonido de los animales después de tantos días sin haber escuchado nada más que el aleteo de unas pequeñas mariposas.
La joven se hallaba abrumada por mil sensaciones cuando de pronto un pequeño tibalto de luz apareció de entre los árboles asomando su pequeña cabeza, a diferencia de los otros tibaltos, los de luz tenían forma de zorros inofensivos mientras eran crías y feroces bestias cuando alcanzaban su edad adulta, convirtiéndose en depredadores capaces de ser domesticados. Estos tibaltos además estaban formados por diminutas luces oscuras negras como la noche sin embargo tras el atardecer desaparecían por completo.
Aquella era la primera vez que la chica veía un tibalto de luz, completamente sorprendida se arrodilló ante él y éste corrió hacia ella sin ningún miedo, Azórah observó cómo el collar relucía ante la presencia de aquel pequeño animal y pudo sentir cómo el pequeño tibalto y ella estaban conectados de alguna extraña forma.
-Sabes dónde están, ¿verdad?-preguntó en bajo acogiendo al pequeño animal entre sus manos-Axel te envía...-susurró mientras la pequeña criatura echaba a correr entre los arbustos.
Por alguna razón sentía lo mismo que el animal y sin dudarlo dos veces Azórah siguió al al tibalto de luz entre los árboles tropicales y la maleza, corría torpemente y su falda negra se enganchaba cada dos por tres a alguna rama, con la ayuda del animal pronto llegó al núcleo de Circes, sin embargo no era como ella se lo había imaginado.
Las casas colgaban de los enormes árboles y miles de puentes de madera se dibujaban por encima de su cabeza. Azórah observó cómo el animal se había parado ante unas escaleras para ascender hacia una de las casas y el colgante dejó de brillar al instante.
-Debe ser aquí-pensó Azórah mientras subía por las escaleras.
Unos gritos provenientes de la pequeña casa colgante se escuchaban desde el exterior, Azórah se quedó pegada a la puerta y se detuvo a escuchar para comprobar que era la voz de Cora.
-¿Y qué hacemos? Astherion nos matará por herejía, Xerion.
-Te olvidas que todavía tengo la piedra, huyamos juntos, Cora.
-No eres capaz de usarla tú solo como para que los dos podamos escapar por ella.
-La culpa ha sido tuya, si Astherion se entera de esto... Hiciste tus votos, Cora.
-La carne es débil, Xerion, tú deberías saberlo mejor que nadie-repuso Cora con enfado.
-La diferencia es que yo fui discreto, Cora, no me desafíes. Te dije desde el principio que no hicieras esos votos, no estabas preparada.
-Ambos los hicimos. Ambos creíamos que era lo correcto.
-Astherion me matará si sabe que te estoy ocultando y lo sabrá.
-¿Y por qué me has ayudado?
-Sabes muy bien la respuesta.
Ambos quedaron en silencio, Azórah no entendía nada, pero sabía que por su culpa Cora estaba metida en un buen lío, tenía que hacer que regresase antes de que Astherion lo supiera.
-Nos iremos de aquí, más allá de Kadya o quizás a otro tiempo. Así que haz tus maletas-dijo Xerion.
-No vais a iros-dijo Azórah mientras abría la puerta con brusquedad apareciendo a contraluz bajo el zaguán.
-No me jodas, ¿es ella? ¿Cómo nos has encontrado?-preguntó Xerion enfadado.
-¿Acaso importa, Xerion?-dijo Azórah desafiante.
-Valquiria, no pretendía meterte en esto...-dijo Cora acercándose a la joven pero quedándose a una distancia prudente de ella.
-Ambos vais a ser guardianes, regresaréis a Damaris con efecto inmediato y en el caso de que Astherion se entere de esto le suplicaréis por vuestras vidas.
-Nos matará-dijo Xerion enfadado-y tú no puedes ayudarnos.
-No, no lo hará.
-¿Cómo puedes estar tan segura?-inquirió el guardián.
-Porque vamos a volver a vernos.
-¿Cuándo?-preguntó Cora confusa.
-Am iter ontar devas.
Ambos guardianes se miraron, Xerion golpeó la pared con su puño cerrado y el golpe hizo que Cora se asustase, como si temiese a Xerion.
-¡Xerion, basta!-gritó Azórah.
-Tú ni siquiera me conoces, no sabes nada sobre nosotros.
-Sé lo suficiente, Axel me ha enviado a por vosotros, para que no cometáis un error.
-¿Escapar de Astherion un error?
-No veo porqué le odias tanto.
-Astherion no es un buen dios,-añadió Xerion finalmente lleno de ira y frustración-pero tenemos que fingir que sí.
-No comprendo...-susurró Azórah.
-No sabes nada, mortal-dijo Xerion.
-Pero Cora me dijo que...
Cora desvió la mirada hacia el suelo y entonces Azórah comprendió que le había ocultado algo.
-¿Cora?
-Júranos que Astherion no sabe que estamos en Circes.
-Lo juro...-susurró la joven desconcertada.
-La decisión es tuya ahora, Cora, ¿me elijes a mí o a lo que ella promete?
-Xerion, haz el favor y déjanos solas...-susurró la guardiana sin apartar la mirada de Azórah.
Xerion no se opuso ni dijo nada al respecto, sabía que su amiga ya había decidido y para bien o para mal había decido quedarse con la promesa de volver a ver a aquella mujer.
-No tengas miedo al futuro...-susurró Azórah.
-¿Me prometes que vamos a estar bien? ¿Que volveremos a vernos?
-Claro, Cora, yo nunca permitiría que te pasase nada...-pero Azórah sabía que la conversión en piedra de la guardiana sería inevitable.
-Confío en ti...
-Y yo en ti.
Cora corrió hacia los brazos de Azórah y la besó con ternura, pero los labios de Azórah permanecían impasibles y sus ojos claros habían sucumbido al miedo.
-¿Qué ocurre?
-Pase lo que pase prométeme que no me olvidarás-susurró Azórah.
-¿Cómo iba a poder olvidarte?
-Te ruego que me perdones.
-¿Por qué?
Azórah apartó el cabello castaño de la frente de Cora y lo colocó con sumo cuidado tras su oreja, trató de memorizar cada detalle de su piel y observó cómo las pupilas de aquella mujer se habían dilatado al sentir su piel contra la suya.
-¿Nos vamos ya?-preguntó Xerion a espaldas de las dos jóvenes que se habían quedado en silencio, ambas asintieron sin decir nada más.

KADYA'S SACRIFICEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora