La hija menor de Norman Osborn, con solo diecinueve años, debe hacerse cargo de la empresa de su padre, luego de que su hermano haya sido internado en un hospital psiquiátrico debido a sus crímenes cometidos en Nueva York.
Hera prefiere manten...
Roger estaba preparándose para llegar. El quinjet iba rápido por los aires mientras el miraba la información sobre la misión de rescate de Hera. Desde que había hablado con May Parker no había escatimado esfuerzos, se había vuelto loco buscando esa maldita base, y cuando estaba por darse por vencido, la información llegó sola.
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Tenía frente a él la envoltura de un paquete arrugado y amarillento, con la información desperdigada sobre la mesa, se sentía más listo que nunca para salvar a su amiga de ese horrible lugar, y le perdonaría la vida al misterioso ''H.L'' que firmaba al final de la nota y que era el salvador de la chica. Si lo que decía era verdad, claro.
Pero Steve podía sentirlo, en el fondo de sucorazón, que todo era verdad, o por lo menos deseaba que así lo fuera.
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Quería volver a oír la risa de Hera y hacer de sus días mucho más divertido hablando mal de Fury y escuchándola monologar sobre Peter y las incontables razones por las cuales lo quería y deseaba proteger.
POV PETER:
Ya eran casi dos meses de la desaparición de Hera. Ya eran casi dos meses desde que su primo Steve había ido a mi casa para dar la triste noticia, la que me rompió el corazón no solo a mí, sino a mi tía también. May apenas reía, y sabía que hacía lo posible porque no lo notara, pero yo lo sabía, la conocía demasiado bien.
Hace una semana me contacté con SHIELD, o bueno, lo que queda de su organización. Una vez Fury me dijo que podía buscarlo si necesitaba un favor, y así lo hice, les pedía un favor: Que buscaran a Hera.
Y era muy extraño como aquella chica tan misteriosa de la que sabía tanto y al mismo tiempo tan poco se había metido en nuestra vida, en mi vida. Con sus extravagantes viajes, sus interminables chistes y bromas, y su amable forma de ser. Con ella me había sentido tan libre de ser yo mismo como solo lo hice con Gwen. Hera jamás me pidió respuestas quizá porque sabía lo que eran los secretos, o quizá solo porque era mi amiga y le era indistinto quien fuera, si Peter o El Hombre Araña. Me gustaría poder verla de nuevo, volver a escuchar su risa y hacer tonterías, pero parecía tan lejos de mí aquella idea, que me dejaba una gran angustia en el corazón.
