CAPÍTULO 19: Infernales palabras.

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Steve Rogers se encontraba en una camioneta blindada cerca de la base de la CIA en Berlín, junto a Sam Wilson y el recién asumido Rey, T'Challa de Wakanda. Por su mente rondaba todo lo sucedido con Bucky, la bomba, los muertos, todos tratando de matar a su mejor amigo por un crimen del que Steve creía ciegamente que no había cometido.

-¿así que te gustan los gatos? – Sam estaba en el asiento de atrás, Rogers le llamó la atención -¿Qué? Viene alguien vestido de gato, ¿y no quieres saber más?

-Tu traje... ¿es de vibranium? – El capitán miró al Rey.

- La pantera negra protegió a Wakanda por generaciones. Un manto pasado de guerrero a guerrero. Y ahora, porque tu amigo asesinó a mi padre también visto el manto del rey. Así que te pregunto tanto como guerrero y como rey, ¿Cuánto tiempo crees que podrás tener a tu amigo a salvo de mí?

Steve no contestó, simplemente miró al frente en total silencio mientras la camioneta blindada en la que se encontraban descendía por una bajada para entrar a la base. Se llevaron se Bucky, al quien mantenían en una caja presurizada bastante aparatosa, mientras que a Steve, a T'Challa y a Sam, los recibían Sharon Carter y Everett Ross (comandante adjunto de las Fuerzas Conjuntas). Fueron despojados de sus armas y trajes, y fueron acompañados a la sala general, donde Tony los esperaba mientras Natasha que se había cruzado con ellos en el camino los guiaba al centro del lugar.

-...Claro que habrá consecuencias. – Stark hablaba por teléfono. – Claro que puedes citar lo que dije, porque acabo de decirlo, ¿algo más? – silencio. – Gracias, Señor.

-¿''Consecuencias''? – Steve miró a su amigo extrañado.

-El secretario Ross los quiere juzgar a ambos. Le tuve que dar algo. – respondió Iron Man señalándolos con su teléfono mientras caminaba con Romanoff.

-No me van a devolver el escudo, ¿no?

-Técnicamente, es del gobierno. Las alas también – contestó Natasha mientras caminaba de espaldas.

-Cuánta frialdad – comentó Falcon con las manos en los bolsillos.

-Más cálido que la cárcel – replicó Stark.

Steve se encontraba viendo una pantalla detrás de un cubículo de cristal donde había una gran mesa de juntas con sillas a su alrededor. Tony llamó su atención hablándole.

-Hey, ¿quieres ver algo genial? Saqué algo de los archivos de mi padre. Parece el momento justo.

Steve se sentó.

-Roosevelt firmó el proyecto del préstamo y arriendo con estas en 1941 – Stark dejó sobre la mesa un elegante estuche en el que había dos plumas antiguas. – Brindando ayuda a los Aliados cuando más la necesitaban.

-Alguno dirían que eso acercó más a nuestro país a la guerra. – Replicó Steve tomando un pluma del estuche.

-¿Ves? Si no fuera por estas, no estarías aquí. Estoy tratando de... ¿cómo lo llamas? – Tony se sentó frente al capitán. – Es una rama de olivo ¿así lo llamas?

-¿Está Pepper? No la vi – Rogers miró a su alrededor.

- Estamos un poco...Bueno, no un poco...

-¿Embarazados?

-No. Para nada. Nos tomamos un tiempo. No es culpa de nadie.

-Lo siento mucho, Tony, no lo sabía.

-Hace unos años casi la pierdo, así que destruí mis trajes. Entonces tuvimos que deshacernos de HYDRA y luego de Ultrón. Fue mi culpa. Y luego, y luego, nuca me detengo. Porque la verdad es que no quiero detenerme. No quiero perderla. Pensé que con los acuerdos podríamos partir la diferencia. En su defensa soy problemático – volvió a ponerse de pie. – Papá era insoportable, pero él y mamá pudieron convivir.

La chica Osborn / Marvel  - Peter ParkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora