【Mafu's Kingdom】❀ utaite x fan.

-pre!♛2♛ mafu's birth.

Como nunca encontró la "flor" que su madre le pidió, el príncipe volvió al castillo cuando estaba oscureciendo. Eri le dijo que ya tendría oportunidad para buscarla de nuevo, y le pidió que fuera a dormir si estaba cansado.

Al día siguiente, cuando despertó, fue interceptado en el pasillo por su madre. Notó que sus ojos verdes tenían un brillo especial, así que supo lo que se avecinaba.

—Primero déjame ir a desayunar —suspiró, divertido.

Se dirigió al comedor, en donde ya estaban todos sentados. Se vio obligado a saludar a cada una de las personas que había allí, por pura cortesía. Aunque, se fijó en algo particular. Un par de curiosos ojos azules lo estaban mirando desde el otro lado de la mesa.

—Soraru, no incomodes al príncipe. —La madre del pequeño lo regañó y él dejó de mirar de inmediato.

—Oh, no hay problema —sonrió Kuma—. Buenos días, Soraru-kun.

Dicho esto, se sentó de inmediato, junto a su padre. Éste parecía mucho más tranquilo de lo normal, lo cual le causó intriga. Comió en silencio y con tranquilidad, porque sabía que su madre lo buscaría cuando terminara. Así fue, de hecho.

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De vuelta en el bosque, el príncipe se encontraba montado en su caballo una vez más. Miró a todas partes, mas no halló nada fuera de lo común. Entonces se dio cuenta que alguien lo estaba mirando. Suspiró.

— ¡Airis, sal! —dijo, en voz alta.

La chica obedeció cual niña buena y se colocó delante de él. Su mirada lucía inocente, lo contrario que la de Isana. El príncipe se fijó en que su piel era muy pálida y sus facciones muy finas. Si a eso le sumaba el color de cabello y ojos, podía asegurar que ella era un ángel.

— ¿Sucede algo? —preguntó con dulce voz.

—Nada, es que... Me recuerdas a alguien... —musitó, bajando del caballo.

— ¿A Isa-nee?

Kuma abrió los ojos como platos. ¿Por qué ella sabía eso?

— ¿Tú... conoces a Isana? —preguntó con cautela.

—Es mi hermana —asintió, mas luego bajó la cabeza—. Bueno, era...

Eso dejó más perplejo aún al príncipe. Miró a Airis de pies a cabeza, buscando algo que le recordara a su mujer. Colocó sus manos en la cintura de ella.

— ¿Qué haces? —murmuró la menor, con miedo.

Apartó sus manos y luego la envolvió con sus brazos. La chica no entendía qué estaba pasando, pero lo supo cuando escuchó al castaño sollozar.

—Perdón, Airis —dijo él cuando se separó.

—No hay problema —susurró ella—. Sé que debes estar conmocionado por lo que pasó... Isa-nee siempre fue así de... impredecible.

—Tienes razón —rió el príncipe— Oye, me agradas...

La oji-celeste parpadeó un par de veces y soltó una risilla.

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Durante los siguientes días, Kuma siguió explorando el bosque por dos razones: la búsqueda de la flor que le pedía su madre, y para hacerle compañía a Airis. Le pidió que se subiera en el caballo con él y le ayudara a encontrar aquella flor, porque podría ser que ella conociera más sobre las entrañas del lugar.