Isaac Palacios está consciente de que sus enemigos aprovecharán cualquier oportunidad que tengan para eliminarlo, sin embargo, está resuelto a qué, si lo logran, no les sea una tarea sencilla.
Haciéndose valer de su envidiable audacia, logrará esca...
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Subí a la camioneta y pisé a fondo el acelerador, parece que habíamos abandonado un poco la civilización, no estoy muy bien ubicado en estos momentos pero supongo que eso no será problema en cuanto encuentre una bendita carretera.
Miré a los lados... ¿en dónde están los que se supone me iban a vigilar?
ruedo los ojos... seguro están romanceando mientras a mi me sigue una manada de perros...
mientras conducía como alma que lleva el diablo recordé mis primeras clases de manejo, mi padre me miraba serio, sabía que la había cagado pero no me reprochaba ser tan hueco de la cabeza, cuando por fin aprendí a conducir como un verdadero rápido y furioso listo para la fórmula 1, fue cuando mi padre me regaló mi lindo, que digo lindo, mi hermoso y precioso CAMARO... amo tanto a ese coche como podría amar a una mujer.
me reí de mi propio chiste mientras conducía, el lugar estaba tenebroso, no porque hubiera mucho árbol o algo semejante, el detalle de que fuera tenebroso era todo lo contrario, no había árboles, ni casas, solo arena, arena al frente, a los lados... en el aire, un maldito desierto.
aceleré en las curvas y la camioneta hacía lo propio, es lo mínimo que puedo esperar de una FORD como ésta.
seguí mi trayecto sin dejar de acelerar...
miré a los lados y al frente para ver qué camino tomaría y a lo lejos, pude ver un bulto de negro, miré con más atención y no alcancé a desviar la camioneta, los tiros comenzaron a pegar y aflojé el volante cuando uno de ellos se estrelló en mi hombro... perdí el control de la camioneta y volcó varias veces mientras seguían disparando...
gemí por el dolor general que me provocó la sacudida, me salí por el otro lado de la camioneta y cuando vi que el tanque de la gasolina estaba roto, abrí mucho los ojos...
- me lleva...
rodé cuesta abajo en la arena cuando escuché la camioneta estallar, tosí varias veces y aunque quise levantarme, no pude.
me quedé tirado mirando al cielo, el sol estaba fuerte, miré mi hombro y comencé a inspeccionar la herida...
grité...
soy humano... un humano con mucho poder, pero tengo sentimientos.
busqué dentro de mi herida la puta bala... hasta que la encontré y con varios minutos por delante, logré sacármela...
escuché ruidos de motores, la verdad no me iba a levantar, mas les vale a los míos llegar ahora o van a recoger mi maldito cadáver por ahí...
- ISAAC... ISAAC... HERMANO...
- mierda contigo, Eric, si quieres llega mañana, cabrón...
