Maraween (3/5):
Anoche, todos alabaron a Harry y a Ron, por su entrada espectacular, claro, ellos no nos dijeron nada, son unos egoístas, aunque Hermione, pensaba diferente a mi, siempre llevándome la contraria. Pero estuvimos de acuerdo, en que no queríamos saber nada de coches voladores, ambas estábamos enojadas con ellos, por diferentes razones, pero andábamos enojadas.
Los encontramos antes en la sala común, pero decidimos ignorarlos y preferimos marcharnos al gran comedor, aquel día estaba de un triste color gris, las cuatro grandes mesas correspondientes a las cuatro casas estaban repletas de soperas con gachas de avena, fuentes de arenques ahumados, montones de tostadas y platos con huevos y beicon. Harry y Ron se sentaron en la mesa de Gryffindor enfrente a mí y a Hermione, que tenía su ejemplar de Viajes con los vampiros abierto y apoyado contra una taza de leche.
La frialdad con que Hermione dijo «buenos días», y yo no les dirigi la palabra, Neville Longbottom, por el contrario, les saludó alegremente. Neville era un muchacho de cara redonda, propenso a los accidentes, y era la persona con peor memoria de entre todas las que había conocido nunca.
—No te molestes en hablarles —le digo a Neville, mientras agarraba gachas de avena y tostadas, para untarle mermerladas.
—¿Por qué no?
—Son unos egoístas —le explique, mientras mordia la tostada.
—Des, no se nos ocurrio de la nada, estuviste ahí —señalaba Harry, pero yo negué con reproche.
—El correo llegará en cualquier momento —comentó Neville—; supongo que mi abuela me enviará las cosas que me he olvidado.
Efectivamente, un centenar de lechuzas penetraron con gran estrépito en la sala, volando sobre sus cabezas, dando vueltas por la estancia y dejando caer cartas y paquetes sobre la alborotada multitud. Un gran paquete de forma irregular rebotó en la cabeza de Neville, y un segundo después, una cosa gris cayó sobre mi taza de chocolate, salpicándolos a todos de leche y plumas.
—¡Errol! —dijo Ron, sacando por las patas a la empapada lechuza. Errol se desplomó, sin sentido, sobre la mesa, con las patas hacia arriba y un sobre rojo y mojado en el pico.
»¡No. ..! —exclamó Ron.
—No te preocupes, no está muerto —dije, tocando a Errol con la punta del dedo.
—No es por eso... sino por esto.
Ron señalaba el sobre rojo. Hice una mueca, y creía que esa cosa estaba a punto de estallar.
—¿Qué pasa? —preguntó Harry.
—Me han enviado un howler —dijo Ron con un hilo de voz.
—Será mejor que lo abras, Ron —dijo Neville, en un tímido susurro—. Si no lo hicieras, sería peor. Mi abuela una vez me envió uno, pero no lo abrí y... —tragó saliva— fue horrible.
—¿Qué es un howler? —dijo Harry.
Pero Ron fijaba toda su atención en la carta, que había empezado a humear por las esquinas.
—Bien, lo hare por ti —dije arrebatándosela y abriéndola.
Por un momento, crei que el sobre había estallado; en el salón se oyó un bramido tan potente que desprendió polvo del techo.
—... ROBAR EL COCHE, NO ME HABRÍA EXTRAÑADO QUE TE EXPULSARAN; ESPERA A QUE TE COJA, SUPONGO QUE NO TE HAS PARADO A PENSAR LO QUE SUFRIMOS TU PADRE Y YO CUANDO VIMOS QUE EL COCHE NO ESTABA...
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Destiny y la Camara Secreta [DEH #2]
FanfictionDespués de su primer curso, Destiny espera por su segundo curso en el Colegio de Magia y Hechicería, tan solo deseando porque no haya troles, perros de tres cabezas y el que no debe ser nombrado. Destiny esperaba un año tranquilo, y eso parecía, ha...