Capítulo 14

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Puse mis pies descalzos en el suelo helado, me dirigí hacia al guarda ropa para elegir que vestimenta colocarme.
Saben, me siento como si el mundo se acabara en unos cuantos segundos, son varios sentimientos mezclados entre si, y eso en realidad es fatal.
Ayer me hice nuevamente una estúpida promesa conmigo misma, trataré de alejarme lo mas posible de Gustavo no se tal vez evadirlo, ignorarlo o simplemente ya no ser la misma de antes con él. Pero esta vez no quiero romper esa promesa y no, no la romperé.

Un suspiro pesado salió de lo mas profundo al ver en la entrada de la preparatoria a Harold, no se si solo saludarlo o disculparme con él ¿tal vez la segunda?

- Hey Abigail, hasta que te veo -me regaló una de sus sonrisas de medio lado.

- Hola Harold -Sonreí de la misma manera- oye disculpa por lo que pasó la otra noche, me distraje y te dejé solo...

- No te preocupes, eso ya pasó -me interrumpió- lo único que quería y que de verdad me alegró mucho es que aceptaste ir conmigo a esa fiesta -en verdad que se veía tan adorable con esa mirada de inocencia literal- creo que es un progreso.

Reímos los dos al mismo tiempo; Dios si que me equivoqué con este chico, la verdad es demasiado agradable y chistoso a la vez. Creo que ya lo estaba aceptando como un amigo.
Se escuchó el timbre de fondo indicando el comienzo de las clases, si chicos hoy llegué temprano a la preparatoria.

- Bien, ¿que tal si te veo mas tarde? -dije algo dudosa.

- ¿En el receso estaría bien? -preguntó mientras apretaba sus labios formando una linea.

- Si claro, te veré entonces... por ahí.

Dicho esto di la vuelta y me dirigí al laboratorio ya que me tocaba Química. Rogaba por que el profesor no haya llegado aún, pero este pensamiento fue erróneo, él ya se encontraba allí. Pedí permiso para entrar y me moví rápidamente con pasos apretados hasta la mesa de trabajo de mi equipo.

- No tiene mucho que llegó -dijo mi amiga al lado mío- así que te perdono.

- Eso suena genial Lucí -hablé mientras volteaba a su dirección pero mi mirada se cruzó con la de Kimberly, ella por lo general no entraba a ninguna clase era raro que estuviera aquí sin embargo la ignoré y mejor presté atención a las indicaciones que estaba dando el profesor.

Caminábamos con nuestros almuerzos en las manos, estaban todas las mesas muy llenas y la culpa la tenia la estúpida de Kim; nos retrasamos un poco ya que su celular se había caído en un vaso de precipitado en la practica pero lo único bueno es que solo habíamos agregado agua destilada y todavía no el ácido, si que tuvo suerte.
Miré hacia una mesa vacía, estaba un chico sentado en ella que lo reconocí al instante y así que les dije a las chicas que nos sentaramos con él.

- Que lindo, nos apartaste una mesa Harold -hablé al llegar.

- Claro que no es solo que me gusta comer solo -habló con un tono serio- así que largo.

- ¡A ver niñito pues te jodes por que yo comeré aquí junto a ellas y punto! -dijo Kimberly alzando un poco la voz, lo se tiene un carácter del demonio.

- Chicas... solo bromeaba, claro que pueden sentarse -reímos todas al unisono y tomamos asiento junto a él.

Se podría decir que comimos todos en un total silencio, yo sigo enojada con mi amiga así que no atrevo a ni siquiera dirigirle la mirada y mucho menos una palabra, con la única que estaba intercambiando miradas en este momento es Lucía y simplemente nosotras dos nos entendíamos a simple vista. Harold estaba justo al lado de mi y estaba algo serio, solo espero que no siga enojado.
A lo lejos logré apreciar a Daniela en seguida detrás de ella venía Gustavo, no lo entiendo porque ella según dice ser su novia si anda de lagartona con todos los hombres y mas aparte ni si quiera le presta la mas mínima atención al pobre chico. Mientras tanto yo me hundo en mi sentir y sobre todo en mis pensamientos.

Mientras Me EnamorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora