Capítulo 09

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El camino hacia nuestro destino fue en completo silencio, este se estaba haciendo más incómodo cada vez, traté de distraerme un poco observando el cielo así como las nubes, ¿porque este mundo tiene que ser tan cruel?, sólo pensar en que miles de personas están sufriendo en este preciso momento o tal vez peor están muriendo lentamente. Pero para que atormentarme más con pensamientos de este tipo si tan solo con lo que siento por dentro cada vez que veo a Evans con Daniela me parte el corazón al igual que se forman unas ganas inmensas de desaparecer para siempre y nunca volver.
Llegamos a la misma cafetería de la vez en que salí corriendo prácticamente del lugar.
Como todo caballero abrió la puerta de vidrio para después dirigirse a una mesa un poco apartada de las demás sólo que esta estaba muy bien decorada con pétalos y al centro unas hermosas rosas rojas, lo se era muy romántico y detallozo a la vez. No me agradó la idea.

- Dime que aquí no nos sentaremos, ¿cierto? -Hablé mientras observaba todo detenidamente.

- Princesa quise hacer todo esto más especial, quiero que todo entre nosotros este bien -Dijo mientras se acercaba a mi.

Con tan solo dos pasos él se encontraba a centímetros de mi pequeño cuerpo, quise alejarme pero él me lo impidió mientras me tomaba de la cintura dirigiéndome hacía la mesa. Tuve que corresponder así que me senté rápidamente ya que sentía la mirada de los presentes, no se porque pero estaba nerviosa.

- ¿Que pedirás? -Pregunté para acabar con la tensión.

- No te preocupes, en el paquete venía incluido los aperitivos y todo eso.

¡Diablos! Sigue sin gustarme la maldita idea, ¿como pudo hacer algo así sin mi consentimiento? que tal si lo que traían era algo no apetecible para mi o yo que se, la verdad es que en estos casos soy yo la que elijo que comer ya que detesto que otra persona lo haga por mi, aveces pasa de que no tengo ganas de comer ciertas cosas.
Llegó un mesero del lugar y colocó todo en la mesa, había pan tostado, galletitas, chocolates, café y ¿vino tinto? lo único que faltaba, ahora me sentía como en una de esas citas románticas de películas, todo esto era raro para mi.

- ¿Bien? ¿Que esperas? -Habló haciendo que me sobresaltara un poco.

- No tengo apetito, gracias.

- Vamos Abigail... sólo intenta de perdido tomar café.

- Esta bien, ¡Dios porque esa exigencia! -Me quejé.

Sorví un poco de café y comí pan tostado al igual que galletas, creanme que cuando me emociono acabo con todo y creo que esta vez no fue una excepción.

- Hablame de ti...

Me ahogué un poco así que tosí fuertemente, ¿pero que le diría?, no tengo nada de particular que contar, mi vida es normal como de cualquier chica, ¿bueno... aunque se podría decir que soy un poco más estúpida que las demás? No creo que haya chicas a las que les pase lo mismo, que se ilusionen demasiado con un simple chico. No lo creo.

- No tengo nada que decir -Sonreí con un poco de timidez.

- ¿Tendré que empezar yo?

- Si quieres aunque por mi parte no me interesaría escuchar nada -Okay, esta vez sí que me pasé un poco.

- Tranquila... ¿que tal si mejor tomamos un trago para relajarnos un poco?

- No tomo -Claro que lo hago pero no está vez.

- Sólo será algo leve -Me guiñó un ojo.

Tomó la botella y la abrió, me sirvió en una de las dos copas que estaban en la mesa, agradecí que me sirviera sólo un cuarto de esta ya que si tomo en exceso me pone de malas rápidamente.

Mientras Me EnamorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora