Capítulo 08

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Me encontraba frente a la preparatoria con mi mochila en mis hombros, empecé a caminar ya que faltaban tres minutos para el timbre, era un día nublado y se respiraba ese típico olor a tierra mojada que aclarando eran mis días favoritos.
Para ser sincera la verdad es que en toda la noche no dejé de pensar sobre lo que escuché... no pude dejar de pensar en que esos dos tal vez en ese preciso momento pudieran estar haciendo...

- ¡Abigail!

Escuchar mi nombre ser pronunciado por él me hizo sentir mariposas en el estomago, era Gustavo, como no reconocerlo.
Volteo de inmediato ya que me toma del brazo con una de sus manos cálidas, hace que se me erize la piel con solo un toque de su parte, ¿tan mal estoy por él?

- Buenos... buenos días Evans.

Es lo único que se me vino a la mente decir en este preciso momento.

- Oye, ayer no pude asistir a tu clase ya que me ocupé.

Alto... ¿así que él ni siquiera se paró en el aula al igual que yo? pero me dolía saber el porque ni si quiera fue a poner un pie en el maldito salón, gracias a que estuvo con la muy perra.
Y aquí es cuando de nuevo todas las ilusiones se caen y siento como si a mi corazón lo estuvieran pisoteando.

- Solo quería pedirte disculpas, ya que tal vez me estuviste esperando Abigail.

- La verdad es que yo igual quería pedirte una disculpa -Hablé tratando de ocultar un nudo en la garganta que se me había formado.

- Pero... si tu no hiciste nada.

- Es solo que ayer me retrasé por media hora y cuando llegué tu no estabas, pensé... pensé que...

- Tranquila... ya pasó -Dijo mientras me guiñaba un ojo.

- Si, es cierto. -Creo que me estaba viendo muy cortante con él.

- Bien, te veo luego.

Se apartó de mi lado y emprendió su camino hacía su clase, ¡Dios! la clase de Química, debo irme y rápido.
Entré justo al timbre, estaba poniendo demasiada atención a las instrucciones que daba el maestro ya que haríamos un experimento y las ultimas veces terminaba arruinando todo gracias a que no sabia ni que hacer.

- Abigail trae el matraz Erlenmeyer por favor.

Interrumpió como siempre mis profundos pensamientos mi amiga Lucía que por cierto era con quien siempre me gustaba hacer equipo en esta materia y en todas las demás también.
Coloqué cuidadosamente el matraz en el soporte universal.

- Bien, ¿y el refrigerante? -sonaba un poco desesperada.

- Lo olvidé traer.

- ¡Agh! Andas muy distraída, más de lo normal creo.

En realidad pienso que ella tenía razón ya que me sentía como que en otro lugar menos en la escuela.
La hora de clase se pasó rápido, nos dirigimos por el almuerzo y nos sentamos en una de las últimas mesas desocupadas.

- Ayer me dejaste sola con Kimberly -Me quejé.

- Solo quería dejarlas solas para ver si arreglaban sus asuntos -La miré con cara de fastidio- ¿Y bien?

- Pues creo que solo empeoró la situación.

- Abi... tranquila, ¿ahora que fue lo que paso? -Habló con la boca un tanto llena.

- Solo se acercó a hablarme porque un día antes me vio con el chico de retroalimentación.

- ¿Y que le dijiste?

- No le di ningún tipo de explicación y mucho menos el nombre del chico, me molesté un poco más porque me dijo que le había... -Paré en seco al recordar y es aquí cuando todo el enojo vuelve a mi.

Mientras Me EnamorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora