Pequeñas Travesuras.

Capítulo 19.

A pesar de ser el último en dormirse también fue el primero en despertar, podía sentir el cuerpo de su esposo todavía estar abrazado a él, lo observó y la culpa fue lo primero que lo golpeó, porque el castaño estaba ahí con él todo el tiempo, ni siquiera le había importado dejar todo lo que conocía para irse con él a un mundo totalmente desconocido y lo que él había hecho estaba mal, lo había engañado y no fue sólo una vez sino que llevaba dos meses haciéndolo, y a pesar de eso Taemin no había cambiado con él, lo continuaba amando de la misma manera que cuando decidió dejar su pueblo para irse con él. El castaño nunca se había quejado de que no podían tener algo mejor cuando su vida hubiera sido diferente si él se hubiese limitado a cumplir con el tiempo de castigo que sus padres deseaban, pero él no pudo detenerse y qué mejor que aquel chico que parecía no saber nada para ser su diversión, la cual le trajo las consecuencias de tener que formar una familia que él no deseó.

Una familia que no le hacía arrepentirse de las cosas que hizo, pero que él por el deseo de sexo estaba echando todo a la basura, porque no sabía cómo podía ser la reacción de su esposo si se enteraba, nunca habían hablado de algo así. Ahora que lo pensaba mejor no se conocían tan bien, él no sabía qué cosas prefería Taemin, si de verdad quería una familia o sólo tuvo que aceptarla como él, porque Hyung Su podía haber robado una parte de su corazón desde que nació, pero aquello no hacía que pudiera mentirse a sí mismo y no darse cuenta que formar una familia a sus dieciocho años no era lo que visualizó en su vida. Quizás nunca tuvo siquiera claro lo que quería seguir en la universidad pero se vio en ésta, continuando con su vida tal como fue antes de que fuera enviado a ese pueblo, sin embargo nada fue igual al volver, su mamá no estaba feliz de que a él le gustase un hombre y por un momento llegó a preguntarse que si la reacción habría sido igual si Ji Soo hubiese sido la persona que conoció en el pueblo y no Taemin, ella era una chica, no iba en contra de lo que la sociedad consideraba "normal", tal vez hasta sus padres ahora lo estuviesen apoyando.

Min Ho podía tener miles de pensamientos que al final lo terminaban llevando a lo mismo, a pensar en lo que habría pasado si él no hubiese conocido a Taemin, o si lo hubiera dejado en paz luego de que éste le dijese que no era correcto lo que él pretendía si no se iba a casar con él porque al final lo terminó haciendo, el anillo en su dedo decía que él le pertenecía al castaño como éste a él, pero ya no estaba seguro de que las cosas fueran así, estaba ilusionado en una vida perfecta aunque no la tuvieran, sin embargo Ji Soo llegó a recordarle que él no era la persona que estaba pretendiendo ser para su familia, que él todavía extrañaba aquello que fue antes de irse en ese pueblo, todo había sido un cambio demasiado rápido para él, y ahora las consecuencias eran que no sabía qué era con exactitud lo que sentía por Taemin y si Ji Soo era importante en su vida, o sólo el sexo que podía obtener con una mujer a la que parecía encantarle tenerlo entre sus piernas.

Estaba confundido y por mucho que lo pensara Taemin no podía salir de su vida, no sólo por ser importante, sino que cuando pensaba en él y qué podría suceder cuando no estuviera a su lado habían miles de escenarios, pero en cada uno siempre había una vida difícil para el castaño porque Min Ho era consciente de que éste de pendía de él, quizás ya no era igual que cuando recién llegaron a la ciudad y no sabía cómo vivir en ésta, pero no iba a serle fácil, y volver a su pueblo no era una opción, Choi lo sabía a la perfección, e incluso se volvía más egoísta ante la idea de que Taemin pudiera dejar de amarlo y encontrar a una persona mejor que él, alguien que lo no dudara de lo que sentía por él, que pudiese darle todo a lo que su esposo estuvo acostumbrado antes de tener que enfrentarse a las limitaciones por el dinero, la sola de verlo con otro era tan desagradable y fue aquellas mismas ideas las que le hizo actuar, recorriendo el cuerpo del castaño a pesar de que éste estuviera dormido, sólo besó cada centímetro de su piel marcándolo como suyo y sin importarle si lo despertaba, porque cuando pudo escuchar los gemidos de su esposo fue como el incentivo para marcar más su piel, porque quería que de sus labios sólo saliera su nombre y el de nadie más, como era en ese momento.