Capítulo Octavo

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Inés se tensó y su rostro mostró lo herida que se había abierto en ella. Victoriano se puso pálido al verla, el doctor Robles había confundido su apoyo a Diana María malinterpretando la relación de ambos. 

- Con permiso.... - Inés salió corriendo de la sala de espera, olvidándose incluso de Cassandra, unas lágrimas anegaban sus ojos y no quería que nadie las viera. 

Cassandra abrió la boca para llamarla, pero miró a su padre que estaba petrificado y con ojos tristes le dijo; 

- ¿Qué esperas? ¡Corre tras ella! - Diana María se soltó de su brazo con suavidad. 

- Vete, yo me quedo con Cassandra. Gracias por acompañarme, y disculpa este momento tan incómodo. - Victoriano salió corriendo tras Inés. 

Cassandra y Diana María entraron a la consulta y explicaron todo al médico. El se disculpó por su comentario e inició la consulta de Diana María. 



Estacionamiento 

Inés llegó corriendo a su camioneta, en medio del llanto, buscó sus llaves y temblando fue a abrir la puerta, cuando escuchó a Victoriano. 

- Inés... Espera - las llaves se le cayeron de las manos, las recogió de nuevo, intentando de nuevo abrir, pero el medio del temblor de sus manos era imposible. Victoriano llegó hasta ella y la tomó de los brazos, ella de espalda a el. - Mi amor, escucha, todo tiene una explicación. 

- Déjame Victoriano, ahora no quiero hablar... - Su voz temblaba producto del llanto. 

- No sé por qué el medico de Diana asumió que era su esposo. Te lo juro, escúchame mi vida. - la voz de Victoriano bajaba cada vez mas, tratando de calmar a Inés,  apoyó su frente a la cabeza de Inés. - No nos peleemos por esto, te lo suplico. 

- ¿Y qué quieres que haga Victoriano? - Inés ahora se volvió a el, con lágrimas en los ojos, pero llameantes de cólera,- ¿que me quede sentada, sin sentir nada? ¿Que disfrute viendo como creen que eres es el esposo de alguien más? ¡Ya estoy cansada! 

- Entiendo que te moleste... Pero no estoy aquí con Diana porque estemos teniendo un amorío... Por Dios Inés, tiene cáncer, está muriendo. 

- Lo sé... Y lo siento por ella. Diana María fue mi amiga muchos años, la quise muchísimo. Pero no puedes pretender que no sienta celos de ella, fue tu mujer...

- Ahí está el detalle... FUE.... fue Inés... Ahora tu ERES mi mujer. Deberías comprender que yo jamás te cambiaría. Tu inseguridad es lo que te hace ver las cosas distorsionadas. 

- Si... Quizás soy insegura... Pero también es tu culpa... No haces mas que darme motivos para pensar que aún sientes algo por ella. 

- Claro que siento algo por ella... Fue mi esposa, es la madre de mis hijas... - Inés al escucharlo se desesperó y lanzó un grito de frustración. Se echó el pelo hacia atrás con la mano temblorosa. 

- Pues que bueno que tocamos ese tema, ahora te voy a dar otra razón para que tomes la decisión de quedarte al lado de Diana María si es lo que te provoca, NO PUEDO TENER HIJOS, ahí tienes la excusa que te faltaba, NO PUEDO DARTE EL HIJO QUE TANTO ANHELAS. - Victoriano se quedó mudo unos instantes, mientras la veía gritar y lanzarle todas esas cosas a la cara, la vio como respiraba con dificultad, y como temblaba. 

- ¿Qué has dicho? 

- Lo que oíste... Tu esposa es una mujer estéril... No tiene nada que ofrecerte. Así que te lo voy a poner mas fácil aún Victoriano... QUIERO EL DIVORCIO. 

- ¿Te has vuelto loca? 

- Noooo... Ahora es cuando he recobrado la cordura. He vivido un año de angustia, al no poderte dar un hijo, pero ya te lo estoy diciendo, como mujer no tengo nada que ofrecerte así que te dejo en libertad. Esta misma tarde me voy de la casa - Inés logró abrir la puerta de la camioneta, cerró la puerta con fuerza y metió el seguro. Victoriano golpeó la ventana 

"La Mayor Prueba de Mi Amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora