Capítulo Decimoquinto

2.7K 167 7
                                    

Victoriano salió de la habitación y se dirigió a la sala de espera, desesperado. Allí estaban Cass, Connie y Elisa quien había llegado ya. Loreto y Emiliano se habían retirado. Al verlo entrar en ese estado las tres se levantaron. 

- ¿Qué sucedió? - Victoriano camino de un lado a otro - Victoriano, te exijo que me digas que le pasó a mi hija. 

- No lo se... Estaba ahí... Después de tener a los bebés, cayó inconsciente - Victoriano tenía el rostro desfigurado del dolor , las mujeres lanzaron gemidos de angustia. Constanza se acercó a su papá temblando y lo miró nerviosa. 

- ¿Se va a morir? ¿Se va a morir Inés? - Victoriano respiró agitadamente y miró a su hija. 

La pediatra salió a la sala de espera y abordó a la familia. 

- Señor Santos,...- El se acercó a ella rápidamente 

- ¿Cómo está mi esposa? 

- El doctor Robles está con ella en estos momentos, estoy segura que en cuanto pueda les dará información de Inés, en cuanto a los niños...

- ¿Cómo están? 

- Ambos con buen peso, a pesar de ser prematuros, están en retén de prematuros en incubadoras, no quiero correr riesgos. 

- Gracias a Dios... ¿Puedo verlos? - Dijo Victoriano limpiándose unas lágrimas. 

- La enfermera le avisara cuando pueda verlos, ahora mismo están recibiendo tratamientos y la primera hora es crucial para saber que todo estará bien. Tendremos que iniciar alimentación con una formula de leche para niños prematuros.

- Inés quería amamantarlos - Dijo Connie con dolor. 

- Y estoy segura que en cuanto pueda lo hará. Tengan un poco de paciencia, yo sé que están preocupados. - La doctora los dejó y Victoriano apoyo la frente a la pared. Se sentía miserable. Cassandra le abrazó. Constanza lloraba abrazada a Elisa, quien temblaba. 




Sala de Partos

- Toma los signos vitales cada hora, vigila el sangrado y el útero. Iré a hablar con la familia. - la enfermera tomó las ordenes médicas e inició su trabajo. El médico salio a la sala de espera y Victoriano corrió hacía el. 

- Doctor... ¿Cómo está ella? - el médico suspiró cansado

- Logramos estabilizarla, las pérdidas sanguíneas sumado al hecho de que un parto gemelar es agotador... Inés no lo soportó, ahora mismo estamos atendiéndola. 

- ¿Está fuera de peligro? ¿Va a vivir? 

- Espero que si Victoriano, pero los médicos no hacemos promesas. - Elisa lanzó un sollozo. 

- Quiero verla.... Por favor - Suplicó Victoriano. 

- No es posible ahora... 

- Solo unos instantes... Lo prometo. - Ante la angustia que era evidente el medico aceptó. Victoriano entró en la habitación y la encontró dormida, pálida, y casi sin vida. Se acercó a ella y pasó su mano temblorosa por su cabello azabache. 

- Perdoname....te lo suplico Inés. - el acercó su boca a su oído - ¿Me escuchas mi amor? Te amo... Perdona lo idiota que he sido. No te mueras Inés. Sin ti no soy nadie. El besó el cuello de Inés tomó su mano. - Estoy aquí afuera... Esperándote, tus hijos te necesitan. Mi amor. No nos dejes. 

Le dio un beso en la boca, un beso dulce y murmuro te amo. Y salió de la habitación. 

La enfermera le invitó a conocer a sus hijos, y al verlos a ambos en las incubadoras, las lágrimas volvieron a sus ojos, allí estaban frente a el dos pequeñitos producto de su amor con Inés. La prueba de amor que Inés le había dado, y que él por poco destruye. Se acercó y la enfermera le dijo que podía tocarlos por unas ventanillas que tenían las incubadoras. El introdujo la mano en la primera y con cuidado acarició a su hija. Los monitores sonaban haciendo mucho ruido, pero él estaba absorto en su hija. Un milagro. Su hija se asustó con su contacto, pero tomó un dedo de Victoriano y lo apretó fuertemente. 

"La Mayor Prueba de Mi Amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora