Capítulo Décimo

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Esa noche todos durmieron en la hacienda Las Dianas, Victoriano durmió al lado de su hija Constanza velando su sueño, a Inés le prepararon una habitación. Aunque todo se había calmado, Inés tardó en dormirse. Estaba triste por toda la situación que rodeaba a Victoriano, ahora menos que nunca podría dejarlo, no podía alejarse de él cuando la necesitaba, y cuando ella esperaba a su hijo. Suspiró y acarició su vientre, enviándole amor a su hijo en medio de tanta tristeza. 

La mañana se notaba lúgubre, Victoriano se despertó antes que Constanza. Y la observó, recordó la primera vez que la tuvo en sus brazos, la primera vez que le sonrió, cuando dijo papá y el se sintió el hombre más feliz del planeta. Extendió su mano y tomó uno de sus rizos rubios, y sintió que su corazón se comprimía de la emoción, su nena consentida estaba sufriendo y él no había podido evitarlo. Constanza comenzó a abrir los ojos y se sintió aletargada, se encontró con el rostro de su padre, sus ojos tristes y ella dejó escapar una lágrima. 

- Perdóname papá 

- Shhhh - Victoriano la tomó en sus brazos y la pegó a él abrazándola y dándole un beso en la frente. - No tengo nada que perdonarte mi vida. 

- No quería que te enteraras... - Constanza lloró desconsoladamemte - 

- Escúchame Constanza, mírame - Victoriano tomó el rostro en sus manos para que ella lo mirara a los ojos - yo soy una de las personas que más te ama hija, en mi puedes confiar para decirme lo que te sucede, lo que sientes... 

- No quiero sentir dolor... Me duele papá... Me duele ver a mi mamá morirse. 

- Lo sé mi vida.... Se que esto no es fácil, y a todos nos duele... Pero ésta no es la solución, hacerte daño a ti misma, no hará que las cosas sean diferentes. ¿Confías en mi? ¿Confías en tu papá que te ama? - Entre lágrimas Constanza asintió - ¿Dejarás que te ayude? ¿Qué superemos el juntos? 

- ¿No estás enojado conmigo? 

- No mi preciosa, yo no podría enojarme contigo al verte sufrir - Victoriano dejó escapar las lágrimas que trataba de contener y Constanza abrió los ojos al verlo llorar. 

- ¿Lloras papá? 

- Lloró por tu sufrimiento mi vida, porque lo que menos quiero en el mundo es que tu o tu hermana sufran. ¿Me oyes.? Son lo mas preciado en mi vida, y daría todo por ustedes. 

- Perdóname. 

- Claro que te perdono mi amor, si eso quieres te perdono. Ahora quiero que me escuches. Esto no podemos arreglarlo solos. Yo no sé como ayudarte, aunque tengo todas las ganas del mundo. Así que necesitamos buscar ayuda. ¿Aceptas que tu viejo padre te ayude a sentirte mejor? - Constanza lo miró nerviosa 

- ¿Vas a llevarme a un psiquiátrico? 

- No cariño, jamas te dejaría sola. Pero necesitamos alguien que sea especialista en estos casos. Además es necesario que tu mamá sepa como te sientes. 

- No... Papá no quiero darle más problemas... ¿Y si por mi culpa se muere? 

- Escúchame bien Constanza, si tu mamá llega a morir, no es tu culpa, ni mía, ni de Cassandra. Tu madre necesita saber lo que te pasa, porque ella también te ama. 

- Esta bien. Ayúdame papá. 


Victoriano y Constanza bajaron a desayunar y se encontraron con la noticia que Diana María estaba un poco mejor, habían preparado un desayuno en el jardín todos; incluida Inés estaban allí. Victoriano la miró y sonrió, ella le devolvió la sonrisa. 

- Hola mi vida, siéntate aquí a mi lado - Diana María señaló la silla a su lado con una sonrisa cansada. Constanza se acercó a ella y la abrazó 

"La Mayor Prueba de Mi Amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora