Fuimos afortunadas

36 1 0
                                    

-Murió Agostina.- dijo mi abuela al sentarse a mi lado como todos los dias que venía de visita a las una y media de la tarde.

-¿Que agostina?- dijo distraída mi mamá.

-Agostina, la mujer de Cristóbal

Mis manos que en ese momento estaban alzando los platos sucios para apilarlos quedaron inmóviles, iguales que las de mi mamá que pelaban muy agilmente una naranja.

-¿Que?- pregunté incrédula

-Es la verdad, ayer por la noche estuvo internada, murió esta mañana. Le lloré frente a doña Rosa cuando me lo contó al mediodía.- agache mi cabeza intentando no soltar las lágrimas que quemaban levemente mi garganta.- Dijo que el cáncer estaba consumiendo su cerebro.

Agostina... pensé

Una mujer de aproximadamente 35 años con un marido y una bebé de grandes cachetes. Ella era mujer del hijo del dueño de la verduleria y de vez en cuando la atendía ella para echar una mano.
Recuerdo el día que le pedí un kilo de papas

-No tengo.- me dijo. Instintivamente por lo desconfiada que fui siempre miré hacia atrás suyo encontrandome con dos bolsas llenas de papas sin abrir
Ella se rió

-Ayer le dije lo mismo a una señora, se dio la vuelta y se fue, tuve que correr a buscarla de nuevo.- reí y me dio lo que le había pedido

A partir de ahí se hizo rutina la tipica broma que no tenía lo que se le pedía, recuerdo poco a poco haberla visto perder peso, el cabello rubio (teñido) iba desapareciendo de a puñados y sus desganas se notaban tanto como ese pañuelo celeste que ahora adornaba si cabeza.

Meses y meses le pregunté y saqué información a mi abuela sobre su enfermedad, meses antes me enteré que un raro cáncer invadió su nariz y estaba haciendo estragos a su cuerpo. Siempre me preocupe por su bienestar preguntando y rezando porque ella mejorara.

No porqué era una bromista, no porqué tenía una bella hija la cual tenía el derecho de ver crecer, ni porqué fuera buena vendedora y esposa.

Recuerdo preocuparme porqué al tiempo que ella se enfermó de cáncer mi mamá también lo hizo, pero de cáncer de mama. Esperaba cada día que mi abuela con su rutinaria visita venga a decirnos que Agostina estaba bien, que estaba fuera de peligro o que simplemente había una mejora en su cuerpo.

Nunca pasó.

El tiempo transcurrió y ya no la veia mas en la verduleria. Los dueños vendieron el local por necesidad y al parecer ella tampoco podía asomarse afuera si quiera a dar un paseo.
Mi mamá mejoraba con el tiempo, dejo de hacer quimio pasando a otro tipo de tratamiento y el pelo fue creciendo ahora con ondulaciones las cuales en su vida nunca tuvo y su color era totalmente blanco, ya no usaba más peluca claro.

Así que ahí estaba yo, triste, realmente triste con aquella primicia que trajo mi abuela con su visita diaria.

Alze la cabeza y los ojos de mi mamá se encontraron con los míos, creo que con el mismo pensamiento.

-Realmente fuimos afortunadas

No es una reseña, lo se, pero no estaba de ánimos para realizar una y quería compartir esto con ustedes. Un capítulo corto de cómo me siento con la muerte de una mujer que se hizo cercana los ultimos años y ayer a las cinco de la tarde falleció a costas de un cáncer y una malísima calidad de salud en hospitales que tenemos en Argentina.
En los Caps de aquí no se puede conseguir ni guantes o si quiera barbijos, ni hablar de medicamentos más fuertes.

No es posible que un enfermo de cáncer ya sea grando uno, dos, tres o terminal tenga que esperar meses para la llegada de un medicamento, o que tengan que internar a una persona haciendo la pasar por alguien que necesita terapia intensiva sólo para poder administrar a tiempo esos medicamentos.

Tenemos que cambiar, la calidad de vida debería ser mucho mejor de lo que es.

Reseñas (Buenas, malas, pesimas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora