Capítulo 6 "Hogar"

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"¿Tenemos que fingir amar como robots? ¿Fingir una sonrisa en las fotos? ¿Hacer el amor como máquinas? ¿Tenemos que fingir vivir? ¿Fingir amar? ¿Fingir seguir?... No quiero que el mundo gire alrededor de ti... ¿Debemos decir palabras que no pensamos?..."-M.P.

"Tu aroma es un delito gravemente dulce"-B.






-Creo que podemos... llegar a un acuerdo-

-Así que conoces a ese estúpido de Heechul- sonrió de forma socarrona y es que el único sujeto que conocía que usaba ese comportamiento como una carta de presentación era ese contrabandista.

Asintió -¿hay un lugar más privado donde podamos hablar?- el castaño lo miró por un momento antes de hacer una seña de forma discreta y lo llevó a la trastienda.


Kangin no había parecido muy contento cuando le dijo que quería su mercancía y no tenía cómo pagarla, pero apenas escuchó un trato relacionado con una pelea, este sonrió, algo de esperarse dado su físico y su gusto por "limpiar" el suelo con los nuevos como le había mencionado Heechul como un consejo extra por la valiosa información -por si el castaño se ponía algo inflexible-.

-¿Estás herido?- la pregunta le sacó de sus pensamientos y notó que el menor le estaba mirando en ese momento.

Negó –solo es pintura que había en el puesto- respondió cubriendo al mismo tiempo una pequeña línea roja con su brazalete, no estaba en sus planes contarle al castaño que esa herida había sido provocada por una navaja retráctil que había usado para acorralar a Kangin, dejándola contra su cuello después de que este le derribara y lo arrojara contra algunas de las cosas en el interior de la tienda.

El menor asintió con aquella ingenuidad de alguien que acostumbra confiar en todo lo que escucha y Yesung se preguntó qué pensaría si supiera que había aceptado una apuesta donde se veía involucrada su persona como un premio para Kangin si perdía ante él, pero quizás había apostado sabiendo que eso no sucedería porque de alguna manera no quería traicionar esa fe ciega que tenía en él.

Miró al castaño sentado en silencio a su lado mirando su brazalete con aquella nueva luz falsa y se preguntó qué haría con él ahora que había llegado a la ciudad -¿quieres ir a mirar?-

El cuerpo le dolía mientras caminaban y después de que los minutos transcurrieran había desarrollado un par de gestos en el lenguaje del silencio para evitar que Kyuhyun fuera demasiado obvio con su imprudencia porque temía que pudiera delatar su ignorancia de todo a su alrededor y dudaba que alguien que no tuviera una noción básica de la realidad pudiera conocer un lugar oculto en la ciudad como en el que se encontraban.

Se estremeció cuando sintió que su mano era sujetada de forma repentina y aunque miró a su izquierda al pelinegro que caminaba en silencio a su lado, este no pareció sentirse afectado de ninguna manera porque seguía conservando esa expresión seria que tenía desde que comenzaron a recorrer el lugar, por lo que al final trató de actuar de la misma manera en que hacía a pesar de que se sintiera algo extraño por la cercanía. Estaba al tanto de que eso estaba prohibido pero a nadie pareció importarle y eso le confundió, ¿eso era normal para las personas que eran como Yesung? Y ese pensamiento le hizo captar la manera en que se refería al pelinegro como si ambos fueran dos seres totalmente diferentes cuando la realidad era que los dos eran personas como cualquier otra.

¿Yesung era tan distinto de él? Se preguntó mirándolo por el rabillo del ojo y fingió mirar algo más cuando notó que su mirada le había atrapado.

-Kyuhyun...- pronunció -¿dónde vive tu familia?-

Ambos se habían detenido en una zona menos concurrida donde apenas había un par de puestos que comerciaban un par de telas y pensó que sería un buen lugar para conversar sin preocuparse de que alguien les escuchara luego de recargarse contra una pared del lugar.

-¿Mi familia?- preguntó sin entender por qué su repentino interés en ello.

-Ahora que hemos llegado a la ciudad no hay más motivos para permanecer juntos, tengo cosas que hacer y en mis planes no se incluye llevarte conmigo- desde el inicio no había contemplado realizar en compañía de nadie sus propósitos, además de que estaba seguro de que el castaño sería más un contratiempo que una ayuda a pesar de que le hubiera utilizado ya en un par de situaciones para salir bien librado.

Sería cínico de su parte negar que el menor le había ayudado, pero incluso así podía hacer las cosas por su cuenta, Kyuhyun era un ignorante de muchas cosas y más que ser de ayuda, eso podía meterlo en problemas que no tendría de ir sin su compañía, sin olvidar que era más sencillo ocultarse y moverse si era solo él.

-Entiendo- pronunció, percibiendo algo raro arremolinarse en su pecho al escuchar sus palabras; apretó su mano en puño y trató de no reflejar la confusión que había en sus pensamientos en esos momentos porque nunca debía dejarse llevar por las emociones como le habían enseñado en el pasado.

-Escribiré una carta... ellos podrán comparar la caligrafía para saber que no te pertenece y te dejarán cuando tomen como testimonio mis palabras de que te viste obligado a acompañarme y que no estuviste involucrado de ninguna manera en mi escape- lo había estado pensando y sabía que tarde o temprano iban a separarse, además recordó que Kyuhyun era un usuario de la élite social, por lo que dudaba que pensaran que sería capaz de darle la espalda a los suyos por alguien a quien ni siquiera conocía, en especial si se recordaba que era un desertor y un prófugo que había escapado de un centro de reeducación y obediencia.

Asintió.

Kyuhyun no sabía por qué se sentía tan confundido, como si sus pensamientos no pudieran tomar una decisión con respecto a las palabras del pelinegro, elegir solo algo y realizarlo, pero quizás solo parecía sencillo.

-¿Tienes hambre?- no estaba acostumbrado a lidiar con otras personas, siempre fue él y su familia, el mundo era demasiado peligroso para confiar en los demás, pero había algo en el menor que le hacía dudar; no sabía si era compasión, lástima o simple amabilidad lo que le llevaba a tratar de ser un poco más indulgente con él a diferencia de otras personas o tal vez era debido a las circunstancias que les habían llevado a estar juntos en esos momentos.

-No...- murmuró mirando uno de los tantos guijarros que había en la tierra que formaba distintos caminos en el lugar; había perdido el apetito.

El ruido había disminuido antes de ser plenamente consciente de ello mientras dormitaba contra el hombro de Yesung en uno de los huecos de las viejas construcciones y aunque se había resistido un poco a adentrarse a esa oscuridad desconocida, el mayor le había convencido con el hecho de que estarían más cómodos lejos del bullicio que había cerca de los puestos del mercado negro.

No sabía por qué confiaba tan ciegamente en Yesung cuando sabía todos los crímenes que había cometido según las leyes de la ciudad.

Estaba cansado y si era honesto, no recordaba alguna vez haberse sentido agotado de la misma manera en que hacía en esos momentos y a pesar de que se sentía tranquilo de alguna forma, también estaba preocupado, aunque no estaba seguro de cuál era la razón o el motivo exacto que le provocaba ese sentimiento.

-Yesung... ¿a dónde irás cuando regrese?- preguntó en voz baja entreabriendo sus ojos por un momento, notando a lo lejos que la mayoría de las luces del lugar todavía seguían encendidas.

-Iré a mi hogar-

-Pensé que...-

-Ellos no están ahí, pero podré ir por un par de cosas y tal vez pueda encontrar una pista sobre su paradero-

-Sobre...-

-Olvídalo, no diré nada más- le interrumpió y a pesar de que sintió la mirada del más joven, no lo miró porque notaría en sus ojos que quería respuestas y no solo vaguedades debido a que muy en el fondo tenía una mente curiosa, pero ese no era el momento para resolver dudas de un extraño, porque si, eso era Kyuhyun.

Era entrada la madrugada cuando escuchó la respiración de Kyuhyun volverse más tranquila y pausada, avisándole que el sueño por fin lo había vencido. También estaba cansado pero no podía darse el lujo de bajar la guardia y aunque estaba al tanto de que las otras personas moviéndose por el lugar tenían pensamientos similares a los suyos en cuanto a lo que sucedía en la ciudad, estos podían ser igual de peligrosos que quienes se encargaban del cumplimiento de la ley y que le habían llevado a prisión.


Con la llegada de la mañana, las cosas parecieron volverse un poco tensas y a pesar de que no comprendió exactamente lo que hacía Yesung cuando este tomó un poco de agua para deslizar sus dedos por sus mejillas luego de meterlo a un lugar que parecían ser sanitarios, le bastó escuchar un "saldremos" para crearse una idea de lo que trataba de hacer.

Se sintió cohibido y bajó la mirada solo un poco para no verle a los ojos mientras este limpiaba el polvo de su rostro con sus manos, pero este se las ingenió para hacer que lo volviera a mirar y aunque pudo haber dicho que él mismo podía hacerlo, sus labios no se movieron.

"Yesung luce amable" se dijo porque no estaba seguro de qué palabra lo describiría en ese momento mientras le acariciaba con cuidado. No estaba acostumbrado a ser tratado con delicadeza ni con ese raro sentimiento que parecía haber en su expresión, ese que no pudo definir pero que hizo que su rostro se sintiera repentinamente tibio como si sus manos estuvieran cálidas cuando la realidad era que estaban algo frías por el agua que se deslizaba por ellas y que tocaba su piel y cabellos cuando estas abandonaban el chorro saliendo del grifo.

-Yesung...-

-No podemos dejar que vean a un usuario de la élite de forma desprolija o ¿si?- le interrumpió, adivinando su curiosidad sobre lo que hacía.

Kyuhyun miró al mayor hacer lo mismo con su persona un momento después y se preguntó si aquel cabello largo no le dejaba ver bien, especialmente si un mechón de ellos cubría uno de sus ojos como siempre, pero cuando acercó su mano con intenciones de apartarlo un poco sintió su muñeca ser sujetada con algo de fuerza.

-¿Qué se supone que haces?- preguntó de forma seria y aquella mirada que hubiera visto al inicio se esfumó para ser reemplazada por una más dura.

-Yo solo quería...- trató de explicarse.

-Solo lo diré esta vez, aleja tus manos de mí-

-Me lastimas- dijo al sentir que el agarre se volvía más fuerte y pareció que Yesung no lo había notado porque este cambió su expresión antes de soltarlo.

-Abandonaremos este lugar en un momento, así que necesito que actúes tal y como sabes hacerlo al pertenecer a la clasificación más alta- cambió de tema a uno menos problemático en ese momento.

Asintió por inercia pero sus ojos marrones se detuvieron en su presencia un momento más mientras su mano derecha se movía discretamente para tocar su muñeca izquierda buscando darle un poco de alivio y se preguntó por qué el mayor había reaccionado así cuando aquel día en el centro de acogida incluso habían estado más cerca del otro, sin olvidar que durante la noche le había sujetado de la mano mientras miraban los puestos.

Mentiría si dijera que no se sintió nervioso cuando se vio repentinamente en el subterráneo alejado de aquel lugar que no combinaba con la pureza del color blanco que los rodeaba y a pesar de que dudó, cuando vio a Yesung moverse inexpresivo tuvo que apresurar sus pasos para seguirle imitando su manera de moverse, guardando su distancia de él porque podían mirarlos más si estaban demasiado cerca. Nadie pareció notarlos y suspiró con alivio cuando subieron a la superficie, recordando lo bonita que era la ciudad cuando el sol estaba en el cielo.

Yesung conservó su expresión seria mientras fingía ser un usuario "A" y es que podía usar la excusa de moverse cerca de Kyuhyun con el hecho de que estaba aprendiendo a mejorar su comportamiento para subir de clasificación si alguien veía sospechoso que caminaran en la misma dirección sin tener una relación laboral o "familiar" de por medio.

Miró a lo que supuso era una pareja caminar mientras su bebé iba siendo cuidado por un robot guardián y no pudo evitar pensar en Kyuhyun, si su familia había sido tan fría para criarle de esa manera como si todos ellos fueran extraños, pero se dijo que era lo más probable.

A pesar de que en la sociedad estaba prohibida cualquier clase de relación romántica y amistosa, así como también sus expresiones –besos, abrazos y todo lo que delatara una cercanía íntima- y el hecho de tener sexo debido a que estaba prohibido el contacto físico, mostrar su figura desnuda y todo lo que estaba relacionado a ello, las parejas podían engendrar hijos, aunque veía lamentable que algo como eso sucediera debido a su naturaleza.

Debido a que no estaba permitido el hecho de relacionarse con alguien, las personas al llegar a cierta edad podían ir a un centro de emparejamiento familiar que a su vez estaba relacionado con un centro de bebés. La persona llenaba una encuesta de gustos, opiniones y clasificación en una computadora que se encargaba de encontrar a alguien compatible y les unían como si fueran un matrimonio, aunque la única diferencia era que ahora había dos personas viviendo en un hogar en lugar de una sola porque dudaba que existiera la cercanía entre ambos o que compartieran más que conversaciones banales como dos extraños que tienen que hablar por mera necesidad.

En el caso de los hijos, si la pareja creía que su ciclo de vida se complementaría mejor con un bebé cuando llegaran al período de un matrimonio de mínimo dos años, podían ir a un centro de bebés que contaba con su información de compatibilidad -brindada por el centro de emparejamiento familiar- y tomaban material genético de la madre y el padre mediante una prueba para luego insertarlo por in vitro en una cápsula maternal donde el embrión podría desarrollarse adecuadamente hasta que su período terminara y pudiera ser entregado una vez que la pareja adquiriera un robot guardián que se encargaría de cuidarlo y alimentarlo mientras sus padres le educaban para ser obediente.

Todo era tan estéril y carente de afecto que veía terrible que una pareja creara a otro ser humano para vivir de la misma manera, como si fueran máquinas en lugar de personas. Su familia había sido distinta, pero dudaba que la de Kyuhyun hubiera sido igual a la suya, una que se formó porque había amor entre ellos y que le trajeron al mundo por el cariño que existía entre ambos y no porque las leyes dijeran que ya era momento de "casarse" y cumplir con su papel social de lo que se consideraba un requerimiento para una "vida feliz".

Compadeció al castaño. No es que fuera un maldito, pero estaba acostumbrado a otro tipo de vida donde los sentimentalismos eran necesarios y aunque se dijera que el menor estaría mejor viviendo de otra manera, tenía probablemente casi toda su vida de esa forma por lo que era posible que no deseara nada que no hubiera estado incluido en los manuales que debía memorizar para vivir como dictaban los líderes.

Kyuhyun se movía con una tranquilidad que le tomó por sorpresa y se dijo que debía ser porque siempre había caminado de esa manera, avanzando sin sentir ninguna preocupación, ni preguntarse qué trabajo desempeñaría el hombre pasando a su lado, si aquella joven iba a una de las clases permitidas, si el aroma tenue que había en el viento de ese día se debía a las flores creciendo esa temporada y por un momento se sintió ajeno a todo ello, perdido de alguna manera entre las personas que se suponían eran quizás sus vecinos y habitantes de la misma ciudad que la suya. Nadie se sonreía ni se quejaba, todos iban igual, caminando sin apresurarse nunca, saludando con modales de etiqueta y hablando de una forma fútil y carente de emociones que no te permitían saber nada con seguridad.

-Es por aquí- escuchó y se dio cuenta que habían recorrido un gran trayecto que no recordaba por ir perdido en sus pensamientos.

Había empedrado en la calle residencial donde vivía el castaño según pudo observar desde la distancia y le recordó a las imágenes de algunos libros que hablaban de la vida en otras épocas en países distintos donde los hombres llevaban sombreros de copa y las mujeres usaban vestidos que resaltaban sus caderas.

Los árboles cercanos les ayudaban a camuflarse un poco y Yesung encontró reconfortante encontrar al menos la naturaleza intacta incluso en esos tiempos en que las cosas dejaron de ser espontáneas y llenas de vida.

-Así que aquí nos separamos...- murmuró Kyuhyun sin saber qué expresión poner no solo porque no estaba acostumbrado a ellas sino porque no sabía cómo sentirse en ese momento.

-Dentro de este sobre está la carta, también explica por qué tu brazalete no funciona correctamente, así que puedes estar tranquilo sobre que vayas a ser acreedor de un castigo por parte de las autoridades- el menor lo tomó dubitativo viendo el papel de un tono crema que parecía agrietado por capricho de su fabricador y quizás lo encontró divertido porque se parecía al mayor; era diferente.

-¿A dónde irás?-

-Deberías dejar de hacer preguntas o te meterás en problemas- le respondió y aunque por un lado se sentía un poco mal por intentar vendarle los ojos de nuevo, no tenía tiempo para estarse preocupando por alguien más cuando había cosas más importantes por las cuales hacerlo como su familia.

Vio a Yesung alejarse entre el césped y las plantas que había en el área, y a pesar de que internamente quiso decir algo no lo hizo porque desconocía qué diría cuando le llamara. Miró en dirección opuesta y pudo ver las casas de colores claros, casi lo suficientemente claras para asemejarse al blanco y comenzó a caminar por la acera mientras veía a alguna anciana caminando acompañada por un robot que le ayudaba a cargar sus compras.

Pudo ver a la distancia a su padre regar el césped de la parte frontal de su hogar a la misma hora de siempre como hacía cuatro días a la semana y se quedó solo así, mirando desde la distancia. Le vio enrollar la manguera igual que siempre, poner una cinta de color blanco para evitar que se soltara y sintió que nunca se había ido, incluso pudo ver a su madre a través de la gran ventana en la parte delantera de la casa acomodar los cojines de un par de sillones como solía hacer todos los días sin importar que estos no se hubieran movido y se sintió extraño. Ninguno de ellos parecía haber notado que hacía falta, no parecían saber nada sobre lo sucedido en el centro de reeducación y a pesar de ello, a pesar de que veía que estaban bien, no se sintió de la manera en que había creído que haría al temer que les sucediera algo después de que Yesung le hubiera obligado a seguirlo.

Ninguno estaba preocupado, era como si el hecho de que estuviera o no ahí no hiciera diferencia alguna y no supo qué era eso que sentía en su pecho.

Recordó a Yesung diciendo "lo siento" aquel día que estuvieran tan cerca del otro y sus palabras sobre que no había sido su intención decir algo para hacerlo sentir mal y comprendió entonces que le dolió ver a sus padres igual que siempre, sin poder notar aunque fuera algo distinto a como era siempre que estaba ahí con ellos. No sabía si era culpa de él o algo más, pero deseó que las cosas pudieran ser diferentes, al menos por esa vez. Apretó el sobre en su mano y miró sobre su hombro.

Without Love {YeHyun}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora