Pensar en esas dos cosas hacen que me duela la cabeza. Trato de olvidarlo, pero me es imposible. No quiero preocupar a los chicos. De Solange no me preocupo, puesto porque no sabe lo que me ha estado pasando.
Estamos en recreo, sentados en la una de las mesas que están frente a nuestra sección. Carolina y Moisés se compraron una gaseosa con unas reposterías. Solange se compró un sándwich con un refresco. Yo un refresco con un taco.
–Y ¿Cómo han estado tus padres? –pregunta Solange mordiendo de su sándwich.
Carolina y Moisés dejan masticar y ahora me están observando. Esto le causo confusión a Solange quién voltea a verme luego de a ver visto a los dos.
–¿Dije o pregunté algo malo? –pregunta Solange aún confundida.
–No, no has dicho o preguntado nada malo, Solange –respondo nervioso–. Solo que, bueno, ellos no están en el país. Están en un viaje de negocio y no sé cuándo volverán –concentré mi mirada en mi refresco.
–Entiendo ¿Están bien? ¿sí?
–Si, ellos están bien –respondo bebiendo de mi refresco.
La verdad no quiero decirle nada a ella referente al tema. No me mal entiendan, pero no quiero que nadie más se preocupe de mí. Aunque tarde o temprano tendrá que saberlo. Espero no sea por mi cuenta.
Me levanto para tirar a la basura la bolsa del taco y la del refresco. Luego me dirijo al baño, pero de camino el timbre suena. Comienzo a correr al baño más cercano. Mientras me lavo las manos veo en el espejo una máscara detrás de mí. Lo que me causo un gran susto y voltee a ver, pero mágicamente desapareció.
Mientras camino a mi sección, por alguna extraña razón siento que va detrás de mí y que su mirada es más fuerte. Volteo a ver constantemente, pero nadie está detrás de mí. Ya todos están en sus respectivas secciones. Me acerco a la puerta y por suerte la maestra con la que tendremos la clase de biología no está. Entro si ningún problema.
Las horas pasaron rápido y la primera semana de clases ha terminado. Al menos nos han dejado pocas tareas para el lunes.
Me duele la cabeza. Se lo hice saber a Carolina quien me pidió que nos quedáramos en el parque. Moisés se quedará con nosotros. Solange se fue a su casa. Nos sentamos en una de las bancas mientras Carolina compra pizza para los tres.
–Debes de descansar, bro. Y procura no pensar en tus padres porque eso te debe de estar causando ese dolor –dice Moisés sacando su celular de su mochila.
–Si, tienes razón. Cuando llegue a casa dormiré toda la tarde. –Se acerca Carolina.
–Te será de ayuda –dice Moisés.
–¿Qué cosa? –pregunta ella entregándonos la pizza a cada uno.
–Dormir –muerdo un trozo–. Para que se me quite el dolor de cabeza.
–Por supuesto que te ayudará –dice ella mordiendo de su pizza.
–Me tengo que ir chicos. Mi mamá me pide que llegue rápido. Ahí llego el domingo a tu casa Elías –besa la mejilla de Carolina–. Nos vemos.
–Con cuidado –decimos al mismo tiempo.
–¿Nos vamos? –pregunta mientras bebe de su gaseosa.
–Vale –respondo. Debo limitarme a estar bebiendo mucha gaseosa.
No quiero decirles nada de lo que me ocurrió en el baño. Eso los alertaría y es lo de menos que quiero. Es por ello que me lo callaré.
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Desaparecidos (Libro #1 de la saga "Misterio Familiar") © Terminada
Mystery / Thriller¿Qué harías tú, sí tus padres van a una fiesta de cumpleaños, pero que no vuelven a casa y solo estás recibiendo mensajes de ellos? ¿Los buscarías? Es obvio. ¿Dirías que han desaparecido? Probablemente. ¿Secuestrados? Es una hipótesis bastante acert...