Polos iguales (En edición)

¿Caballerosidad?

  Lucho para levantarme de la cama, parece que no me quiere soltar. Después de varios intentos me logro levantar, mi cabeza me gritaba "no vayas al liceo", pero es mi último año; no quiero faltar. Me estiro, dormí toda la noche sin inconvenientes; sin mi padre, sin pesadilla. Un milagro, debería agotarme física y mentalmente más seguido.

  Ya vestida cojo mi teléfono y lo prendo; para ver la hora, no recuerdo haberlo apagado. Al prender me llego casi al instante la notificación de un mensaje no leído. Número desconocido.

  "Eres buena mintiendo".

  Extraño, ¿soy buena mintiendo? Al parecer soy mitómana... de hecho lo soy a veces. Una idea apareció en mi cabeza; ¿será el mismo número de ayer? En efecto, si es. Ya me asuste.

  "¿Quién eres?" devolví.

  Un nombre retumbo en mi cabeza; ¿George?, tiene lógica ya que ayer literalmente le mentí —y no terminó bien—. Escucho unos golpes en la puerta principal. Mierda ¿habrá dejado las llaves? Me asomo por la escalera, el sonido cesó. Me encogí de hombros e iba a entrar a mi cuarto nuevamente.

— Kendall —me detuve en seco. No es una voz del todo familiar, más bien extraña; lo suficiente como para erizarme el vello de la nuca.

  Bajo las escaleras de dos en dos para ahorrar tiempo. Me asomo por la ventana, no hay nadie al otro lado de la puerta. Extrañada abro la puerta de par en par. Nada, salgo y miro a todas las direcciones, no hay nadie en un radio de treinta metros aproximadamente. El resto de mi piel se erizo, acompañando al de la nuca. ¿Por qué me asusto?, lo más probable es que sean los mocosos insoportables de la zona. Si, seguro fueron ellos; esos mocosos no son normales.

  Subo por mi bolso y me voy, debo apurarme si quiero llegar a tiempo.

  En la entrada reviso la hora, ¿dure media hora en llegar? Mierda, pensaba que iba a llegar temprano "¿Por que llega quince minutos tarde?". Imagine a la directora. No creo que eso pase, de todas formas no es completamente mi culpa. Pase a las instalaciones, para mi sorpresa no recibí ningún reclamo por la hora. Otro milagro, la próxima vez no me distraeré tanto en el camino, dato interesante; por la zona hay muchas Kendall, las llamaron varias veces, pensé que era conmigo.

  Dejo el bolso en la parte trasera del pupitre, si no me equivoco toca matemáticas. Bufe. Odio los miércoles.

  Termino los ejercicios y cierro el cuaderno, los voy a entregar cuando termine la clase; tengo flojera... hablando de flojera, el asiento junto a mí se encuentra vacio ¿otra vez tarde? Niego sutilmente, para variar la persona sentada frente a mí al parecer está molesta. Muy molesta, nuevo record, logre que alguien me ignorara en menos de veinticuatro horas ¿será una hábito mío?, digo, todos me ignoran; debe haber una razón. Que eres insoportable. Me respondí.

  Sonó el timbre. Suspire con pesadez, algo me dice que será un día largo y aburrido. Mis ojos viajaron desde el asiento vacío junto a mí hacia George. Muy aburrido. George se paró y salió del salón.

— Buenos días para ti también...

  Entró la profesora de biología.

  Mi cara de culo es muy similar a la de la profesora, lleva medio modulo repitiendo lo mismo. Evolución, origen de la tierra; nada que ya no sepa, aparte, creo que el jugo de la mañana quiere salir. Qué bueno que a esta profesora no le importa dar permisos.

  Salgo del salón, hacia el baño. Mis ojos se pierden en la puerta, en serio no vino. Sacudo la cabeza y entro al baño, que suerte; está vacío. Me abrocho el pantalón y salgo, la paz alrededor de los baños desapareció; tres chicas tenían una ruidosa conversación en la entrada de este. Rodé los ojos ¿no encontraron un mejor lugar para hablar tonterías? Ignoro la retahíla de insultos floreciendo en mi cabeza. Debo tratar de controlar ese odio inmediato que siento hacia las personas ruidosas. Cuando iba a pasar junto a ellas para dirigirme al salón la pelirroja se movió repentinamente y tropecé con ella, cayendo al suelo. Jadee en respuesta; caí sobre mi codo. Duele.