Un día extrañamente conocido

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*Levántate*

Cinco minutos más...

*Rápido floja*

¡Déjenme en paz!

*¿Siempre es así de floja?*

¿Ahora son tres? ¡Mátenme!

*En vez de quejarte deberías abrir la puerta*

¿La puerta?... ¿Quién está en la puerta?

*¿Quién crees idiota?*

¿Quién cre...? ¡Larry!

*¡Por fin!*

*Siento pena por ustedes*

*Te acostumbraras*

Cállense ¿sí? Despegue como pude la cara de mí muy, muy cómoda almohada y baje las escaleras rápidamente, abrí la puerta y si, era él.

— Buenos días —dice sonriente.

¿Cómo puede sonreír después de lo que le dije?

— Buenos días — murmuré.

— ¿Por qué mi linda novia aun no esta lista? —dice burlón.

— Porque tu novia es una floja —trate de imitar su tono burlón, pero se me escapo un bostezo, ¡siempre lo arruino!

*¿Ahora te das cuenta?*

— Me di cuenta —  me ve de arriba abajo —  de casualidad, ¿te acabas de levantar? —enarca una ceja.

— No... —  alargue la palabra viendo a otra dirección.

— Sí, claro — rodó los ojos; es raro verlo hacer eso—   Ve a vestirte—me indica sonriente.

— ¡Sí, señor! — coloque mi mano de forma recta en mi frente.

Subí las escaleras nuevamente y entre en el baño, lo primero que me llama la atención es mi vestimenta, ¿en qué momento me puse esto?, es decir, anoche llegue directamente a la cama... ¿verdad?, ¡¿no seré sonámbula?!

*¿Sonámbula?, ¿ahora le dicen así a las idiotas?*

¿Qué coño les pasa hoy? Me quite la pijama y me metí en la ducha, ¡tengo que apurarme! Al terminar me envuelvo en un paño y salgo rápidamente hacia mi cuarto, no sin antes detenerme al ver a Larry.

— Te van a salir raíces, ¡siéntate! — grite para que me escuchara, ¿ha estado todo el rato parado?

Sin esperar respuesta me dirijo rápidamente a mi cuarto, cierro la puerta y me deshago del paño, ¿Dónde deje mi uniforme?... ¿estará en el closet? Me escogí de hombros y abrí este; si estaba pero, ¿Cuándo lo coloque allí?...

*Loca*

Me coloco mi ropa interior, seguida del uniforme lo más rápido que pude, ¡tengo sueño! Me siento enfrente de la peinadora y me cepillo el cabello, tengo flojera así que lo dejare suelto. Al estar lista tomo mi mochila y bajo las escaleras rápidamente, ahora que lo pienso, ¿Qué hora será?

— ¿Qué hora es? — le pregunto a Larry tras bajar.

— Seis y media —  me responde luego de mirar su reloj.

— Oh, no es tan tarde — suspire, ¡pensaba que era tardísimo!

— ¿Nos vamos? —me tiende su mano.

Polos iguales (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora