Dieciocho

110 8 0
                                    

   Ansiosa veo el reloj otra vez. Una sonrisa llena mi rostro, ¡por fin son las cuatro!, la hora hoy no estuvo a mi favor. Desde que Larry se fue, cuento los minutos. Tomo mi toalla y me dirijo al baño, no tiene nada de malo empezar desde ahora a arreglarme, ¿verdad?

   Envuelvo mi cabello húmedo con el paño y me siento enfrente de la peinadora, me veo horrible, tengo unas ojeras espantosas, la pesadilla no me deja en paz; ¡ni en mi cumpleaños!, que desgracia... Suspire y empecé a secar mi cabello.

   Son las cinco con diez minutos, ¡Dios!, ¿Qué te hice?, solo falta maquillarme para terminar, ¿puedo durar 50 minutos maquillándome?, ¡vamos a intentarlo! Tapo mis pronunciadas ojeras con base, viendo mi rostro creo que necesitare más de 50 minutos.

   Por lo visto me equivoque, dure media hora, me levante de la peinadora; sin antes dar un vistazo al espejo, creo que falta algo... ¡el collar!, lo coloco alrededor de mi cuello, cojo mi cartera y bajo.

- Estoy lista – anuncie.

- Voy para allá – colgó.

- Que seco – me queje.

   Al escuchar los pequeños toques en la puerta, arreglo mi cabello y abro la puerta.

- Demonios – me miro de arriba abajo, ¡qué pena!

- ¿Nos vamos? – pregunte incomoda.

   Da un paso hacia atrás y extiende su mano; indicándome que pase primero. Da un pequeño trote y me abre la puerta del auto; el asiento del copiloto, raro, ¿no?

- Esta vez yo manejo – sacude las llaves.

- ¿Sabes conducir?

- Se hacer muchas cosas – me guiño un ojo, ¿Quién es él y que hiso con Larry? Sonreí, es raro, se convierte en otra persona cada vez que tenemos una cita. Bipolar. Entre en el auto- ¿Nos vamos cumpleañera?- asentí.

   Al llegar al lugar, los nervios me matan, ¿habrá mucha gente?, ¿y si se burlan de mi? Larry interrumpió mi agonía tomándome la mano, calmándome; como si me hubiese leído la mente, en momentos como este me alegro inmensamente de estar viva.

   "Voy a vomitar"

- Señorita – me tendió su mano tras abrir la puerta. La tome y salí, enganchándome de su brazo.

   Al cruzar aquella gran puerta mis nervios solo se incrementaron, todas esas personas mirándome... simplemente aterrador.

- Tranquila, estás hermosa – me calmó, ¿me está leyendo la mente? Sonreí ampliamente.

   Mi sonrisa se borró al ver a George, sentado en la mesa junto a la ventana, con rasgos impacientes. Volteo rápidamente a ver a Larry.

- Yo lo invite – susurró, medio de mala gana.

   No puedo creer lo que acabo de escuchar, ¿Larry invito a George?, Dios mío, ¿de qué me perdí?

- Estas... preciosa – George me mira encantado.

   Antes de poder decir "gracias", Larry me atrajo hacia él por los hombros.

- ¿Verdad que si?, es hermosa – responde Larry con superioridad.

   ¡Dios!, estoy casi segura de que será la cena más incomoda de toda mi vida.

   Poso mi mano derecha sobre mi estomago, ¡estoy tan llena!, si como un poco más el vestido va a explotar.

- ¿te duele el estomago? – pregunta Larry preocupado.

- No, solo estoy llena – respondí sonriente. Últimamente vivo sonriendo.

Polos iguales (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora