Me ve anonadado, ¿vieron que no soy yo?, ¡lleva ropa gris!
- ¿eres la dueña?, porque no veo tu nombre en ningún lado...
- Qué genio... solo era una simple pregunta – masculle –
- Una pregunta que no va al caso – entierra su cabeza nuevamente en el periódico – además, ¿debo tener alguna razón para comer helado? Yo siempre vengo aquí; hasta se podría decir que soy parte de la decoración...
- ¿en serio? – ironice - ¿Por qué será que no te creo?-
- Claro que si, ¡señorita, deme lo de siempre! - ¿es enserio?, la pobre empleada lo miro extrañada, ¡que patético!-
- Esta bien, te dejo disfrutar de tu helado – sonreí ampliamente y me levante, no creo que me deje ir-
Y tal y como lo predije, sentí su mano sobre la mía, ¿Quién nunca se equivoca?, ¡por supuesto que yo!
- Vámonos juntos...
- ¿seguro? – contuve una risita-
*Estas sonando como una perra manipuladora*
Gracias.
El asintió y salió de la tienda. Comí un poco de mi helado, ¿y el de él?
- ¿no vas a retirar "lo de siempre"? – pregunte burlona-
- Después...
- ¿quieres un poco del mío? – acerque el helado a su boca-
- No quiero nada de ese – dijo e instantáneamente se cayó, ¿alguien se acaba de delatar o soy yo?-
- ¿de quién?... ¿de Jorge? – intente hacerlo confesar-
- Si. Y tu tampoco deberías aceptar nada de él – me quita el helado de las manos –
- ¡Oye! - chille y este comió de mi helado... ¿un beso indirecto?-
- ¿Qué es él tuyo? – me ve curioso-
- Mi amigo...
- ¿y yo? – inquirió –
- Mi novio – masculle –
- ¿Quién es más importante? – sonrió maliciosamente, ¡maldito!-
- Tú – dije con fastidio-
- Así me gusta – me da unas palmaditas en la cabeza, ¿cree que soy un perro?-
- Deberíamos irnos – le quite nuevamente el helado-
Asintió, tomo su teléfono y se alejo, ¿otra vez?, es decir, ¿es alérgico a los autobuses o qué?
- Ya viene – dice al llegar-
- ¿Quién? – fingí credulidad-
- El de siempre – dice como si fuera obvio –
- Y ese es...
Antes de que pudiera responder el auto gris se paro enfrente de nosotros, ¿tiene un GPS en la nuca o qué?
- ¿Él es tu papá? - le susurre antes de que entrara-
- No. Es un amigo.
- Qué pena...- murmure-
- No entiende español – me ve divertido y abre la puerta. Solté un gran, enserio gran suspiro y entre-
Me alegro de que ese hombre no hable español, digo, sería realmente incomodo ver a la cara a una persona que ha presenciado millones de cursilerías de nuestra parte, un momento... ¡el auto también es gris!
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Polos iguales (En edición)
Novela JuvenilElla vive un infierno; él cree vivirlo. Ella trata de ver siempre el lado positivo. Él sin darse cuenta lo encuentra. Ella odia los miércoles. Él toda la semana. Ella vive atada. Él se ata a sí mismo. Ella odia que la vean llorar. Él odia ver llorar...