Separados en dos carrozas, impotentes por no saber lo que les pasaría, André y Alexander custodiados por soldados de La Rebelión, viajaban hacia un lugar del cual no tenían ni la más remota idea debido a que Ginabe les tapó los ojos.
Preocupada por Alexander, André se frustró por no poder ayudarlo o saber si se encontraba bien pues a pesar de ser la Intérprete del objeto más poderoso, no podía agudizar más su habilidad para leer las mentes. Seguía con el mismo bloqueo; la magia le impedía leer los pensamientos de quienes manejaban cualquier don, siendo sólo el oído el que estaba de su parte, aunque no servía de nada.
A pesar de ser consciente de enfrentar sola a los seis adversarios que los enfrentaron, no quería dar a conocer sus poderes, no hasta que hablara con la reina Lyan, soberana de Nerel. Alexander mientras tanto, encadenado al suelo de la carroza, atento ante cualquier agresión o cambio en el ambiente, se mantuvo inmóvil, teniendo la irritante sensación de que unos ojos sobre él; si, los de Ginabe.
La guerrera leunurian vigilaba el sendero a recorrer, sentada al filo de la carroza mientras de vez en cuando sus ojos grises se posaban en el guerrero, distraídos, esperando que la recompensa por sus cabezas fuera grande, aunque sentía pena por ellos. Se cuestionaba por qué André echó todo a la borda, juntándose con un grupo de perpetradores que tiempo atrás extinguieron la vida de muchas personas inocentes.
—Tal vez fueron sus ojos —susurró entre un suspiro, viendo hacia los árboles que dejaba atrás.
—¿Qué? —murmuró Alexander, inquieto, moviendo la cabeza en dirección hacia donde escuchó la voz ya que sus ojos los cubría una venda negra. Sólo podía adaptar su oído para prever algún ataque.
—Nada. —Se apresuró a decir, mirándolo de reojo.
Lo que dijo sin pensar era refiriéndose a Alexander: "tal vez André cayó bajo la tentación de los ojos mieles de aquel murder"; fue lo que pensó ya más atenta a que su boca no se abriera.
Aunque su orgullo era más importante para ella, el querer justicia estaba primero. Conocía a André desde que era una cría de doce años. Tan pequeña le daba batalla; por ese motivo tuvieron roces ya que con cincuenta y tres años encima, nunca antes había visto a alguien tan talentosa. Aprendió de aquella rubia chiquilla, llenándose de su alma caritativa. Aun así, nunca cambió ese ideal de ser fuerte cada día, tanto física como emocionalmente, dejando de lado los sentires del corazón. Quedó en una encrucijada entre ayudarla o llevarla ante el ejército de La Rebelión y al final optó por seguir lo que su conciencia le dictó.
Siguieron el camino que había estipulado, no se detuvieron en todo el día hasta llegar a una ciudad de comerciantes llamada Lia Sonk; era un punto de encuentro entre la provincia de Leren con Kuon, siendo más parte de las tierras leunúricas que de la provincia de los alquimistas debido a su ubicación. Era un lugar prospero, impecable y pacífico en donde abundaban los comerciantes ambulantes, en su mayoría kuonies, que daban a conocer sus inventos más ingeniosos.
Los elfos que residían allí eran exiliados voluntarios, aquellos que no querían vivir en las naturales tierras leunúricas ya que querían ver el mundo sin estar siempre regidos por su código de hermandad que demandaba La corona de Leren.
Ginabe precisamente vivía en ese lugar; era conocida como una cazarrecompensas talentosa que apresaba al más escurridizo de los maleantes. Desde muy joven vivió en Leren, el reino donde residía La Corona que decidía cómo se debía regir todo la provincia leunurian, pero por las constantes guerras que se daban allí, resolvió ser más que una leunurian dedicada a mantenerse en paz con los demás, buscando ser una valiente guerrera, incapaz de ser derrotada, y así fue hasta que encontró una oferta difícil de rechazar.
ESTÁS LEYENDO
El mensaje de los Siete [IyG II] ©
FantasyEn esta segunda parte del Intérprete y el Guardián: Luego de destruir "El Tratado de los Once", la Intérprete tendrá que recorrer las Once Provincias Místicas para encontrar solución ante la posible destrucción de toda Reblan. Para ello tendrá que...