Conociendo a Harry

Capitulo 5: Rompe mis muros

Ni bien llegamos a casa, me encerré en mi cuarto. Me sentía un poco extraña, como si estuviera arrepentida de lo que le había hecho creer a Harry, pero él se lo merecía después de todo porque busco a la perra rubia y ahí estallaron mis… celos, ¡Dios! ¡No! No puede ser así, no me gusta y no siento nada por él, tengo que ser fuerte.

Así pase un buen rato, tratando de convencerme que no me gusta Harry, pero mis pensamientos se vieron interrumpidos.

-Jeanne, te toca sacar la basura- Grito papá.

-Ya bajo- Trate de poner la mejor cara para que él no se diera cuenta porque seguramente me iba a hacer preguntas y yo no estaba de humor como para aguantar ese tipo de cosas.

Tome la bolsa gigante y salí afuera, no tenía ganas de caminar así que iba lo más lento posible, una vez que tire la basura en el cesto me senté en la vereda, era una noche hermosa y me quede contemplando el cielo estrellado, pasaron varios minutos en el que busque las constelaciones, pero decidí pararme porque estaba un poco cansada y al hacerlo vi a Harry sentado en la puerta de su casa, estaba apoyado sobre sus rodillas y sus rizos descansaban en sus piernas. Se veía tan hermoso, tan tranquilo, que no me anime a acercarme pero quería hablarle.

-Hola- Dije en un tono bajo.

El me miro sorprendido, al parecer no esperaba verme.

-Ho… hola-

-¿Tomando algo de aire fresco?- Dije, ¡Ay! Que tonta era, no se me ocurrió nada mejor que decirle, que papanata.

-Si- Sonrió -¿Qué estás haciendo afuera a esta hora?- Me miro, sus ojos me ponían nerviosa.

-Yo, emm… estaba sacando la basura-

-Ahh-

Hubo un silencio, nada incomodo, hasta que el fijo su vista en mí.

-¿Te cortas?-

Instintivamente lo tape con la mano y comencé a sobar mis viejas heridas. No podía creer que le interesara saber porque tenía esas marcas.

-No- Dije seca.

-¿Y eso que es entonces?- Dijo mientras posaba su vista mi brazo.

-Marcas de guerra-

-¿Guerra con quién?-

-Conmigo misma- Admití.

En ese momento me miro a los ojos, me daban seguridad, su simple presencia me hacía sentir mejor con migo misma y me hacía olvidar todos mis problemas.

-¿Te odio sabes?- Dijo mientras me dejaba ver sus lindos hoyuelos.

-¿Qué?- Dije sorprendida.

-No me gusta la idea de que te lastimes, no entiendo como alguien tan bonita como vos hace eso, simplemente no entiendo-

Al escuchar sus palabras un escalofrío pasó por mi cuerpo. Nuestras miradas se conectaron, ninguno quería bajar la vista, el observaba mis labios a medida que se acercaba, cada vez era menos la distancia que había entre nosotros, y llego hasta tal punto en el que solo quedaba un centímetro de distancia entre nuestros labios. Puso su mano en mi mejilla y la acaricio suavemente, disminuyendo así, poco a poco el espacio que quedaba entre nosotros. Nos miramos y…