Capítulo 20

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Entre tantos semidioses llegando al campamento los cazadores de sombras tuvieron la oportunidad de conocer a los héroes de la guerra.

- Hola Quirón.

Eran los primeros semidioses que llegaban al campamento después de que los coches salieran. Era un chico moreno con los ojos de un verde mar y una chica rubia con los ojos grises. 

Ese día estaban Alec, Jace e Izzy en la Casa Grande aún organizando todo lo necesario para cuando llegaran todos los semidioses que tenían previsto.

- Hola Percy, Annabeth.

- Hola Quirón -dijo Annabeth mientras le daba un abrazo.

- Chicos estos son unos nuevos amigos -dijo Quirón girándose hacia los cazadores-, Izzy, Alec y Jace. Son cazadores de sombras.

- ¿Cazadores de sombras?

- Es mejor que os sentéis -dijo Alec-. Es una larga historia.

De este estilo fue cada vez que uno de los siete llegaban al campamento. También lo dijeron cuando ya estaban todos los semidioses y cada vez que sabían algo lo informaban.

Con la llegada de Emma y Jules las cosas se pusieron mejor para los semidioses. Los recién llegados les dieron mucha información sobre los planes de a Clave.

- No podemos olvidarnos de Nero -dijo Magnus en una de las reuniones-. No creo que sea un enemigo que podamos tomar a la ligera.

- Desde luego que no lo es señor Bane -contestó Quirón-. Desde luego esta guerra es una gran oportunidad para atacar.

- ¿Pero no podría ser como cuando el campamento romano nos atacó? Al ver un enemigo común y muy poderoso lo normal sería que nos uniéramos contra él -preguntó Percy.

- La Clave no es de ese estilo -dijo Jace. 

- Además -añadió Quirón-, en el campamento Júpiter tenían la influencia de Reyna, que no estaba de acuerdo con el ataque, allí dudo bastante que más de un par de cazadores estén en contra.

- Esos chicos vinieron -siguió insistiendo Percy.

- Esos chicos son muy diferentes al resto de cazadores de sombras -dijo Alec esta vez.

- ¿Y vosotros?

- Nosotros somos más diferentes aún.

·························

Los días seguían pasando. Una mañana otro grito de aviso levantó a la mitad del campamento de sus camas.

En la colina mestiza esta vez había dos mujeres y dos hombres. 

- ¡¿MAMÁ?! -dijo Clary asombrada. Su madre iba acompañada de Luke, Tessa, Jem y Mairise.

Todos empezaron a marcharse de vuelta a sus camas para poder descansar unas horas más antes de sus actividades y allí solo quedaron unas pocas personas.

Se dirigieron a la Casa Grande. Ellos se marcharon en cuanto la Clave estableció un día para atacar. 

Ese día era justo una semana después.

- Una semana... -murmuró Quirón.

- Sinceramente no creo que debáis preocuparos -intentó tranquilizar Jem-. La Clave está tan segura de su victoria que apenas mandó una centena de cazadores. Vosotros los superáis con mucho.

- No podemos fiarnos, quizás si ven que os habéis ido buscan más refuerzos.

- Entonces, qué hacemos ahora? -preguntó Emma.

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