Capítulo 12

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Nico no se creía lo que estaba pasando. Estaban tranquilamente sentados en la cafetería cuando unos vampiros aparecieron y les sacaron del lugar a la fuerza. Se resistieron pero eso solo les consiguió aún más golpes de los vampiros. Ya tenían varias heridas que a Nico le parecían medio-graves. Por la cara de Will corría la sangre que hacía que una zona de su pelo se viera preocupantemente rojo, Nico sentía la sangre corriendo por su nuca  y veía a Ryan atemorizado y también muy magullado. 

Los llevaron por varias calles y se pararon enfrente de un gran edificio que parecía una Iglesia abandonada. Los vampiros tocaron a la puerta y esperaron. 

Will apenas se mantenía en pie. Si no fuera por que un vampiro lo estaba sujetando no habría podido dar dos pasos. Un golpe en la cabeza le dolía y le impedía pensar. Sentía la sangre por su cara pero no podía hacer nada por evitarlo. Estaba a punto de caer.

- Will -le llamó Nico desesperado.

- Tú cállate -dijo rápidamente el jefe mientras que otro le pegaba un puñetazo en el estómago.

De repente se abrió la puerta. Lo primero que vieron fue a una mujer y detrás de ella estaban Magnus y Alec. 

- Hola amigos cazadores. He encontrado a estos chicos por ahí perdidos y su sangre olía muy parecida a la vuestra. Pensé que os hacía un favor trayéndolos hasta vosotros.

·························

- ¿Qué crees que estás haciendo Ricardo?

- Solo os ayudo a tener a los vuestros controlados.

- Ellos no son cazadores.

- Pues tenían armas. Y podían vernos. 

- Mundanos con la visión.

- A los cuales vas a dejar aquí -intervino Magnus- y también sus armas y todas sus cosas.

- Hay que ver lo mucho que se preocupa el brujo por los mundanos. Podrían ser una buena comida. Que os importa. El rubio por ejemplo. Ya está medio muerto.

- ¡NI SE TE OCURRA TOCARLO! -Nico estaba sin fuerzas pero la perspectiva de que pudieran matar a Will hacía que le diera igual todo.

- ¿Por qué no dejas de molestar? -preguntó Ricardo con voz cansada. Un vampiro volvió a darle un puñetazo a Nico.

La señora García apenas frunció el ceño ante eso. Alec se sorprendió de que tuviera esa actitud con los mundanos teniendo en cuenta que debería protegerlos.

- Ricardo hemos hablado sobre esto. No puedes seguir persiguiendo mundanos -parecía cansada cuando dijo eso, como si hubieran tenido esa conversación cientos de veces. 

- Pero no son mundanos, no huelen como ellos. Sólo quería haceros un favor trayéndolos hasta vosotros.

- Pues termina el favor -le dijo Magnus.

- ¿Acaso no queréis mi compañía?

Ricardo hizo una seña a sus compañeros y estos soltaron a los semidioses y uno de ellos sus armas y mochilas. En cuanto el vampiro soltó a Will este se desplomo. Nico agarró su mochila y se sentó junto a Will. Sacó un saquito de ambrosía y le dio un poco a Will y luego él y Ryan tomaron otro poco.

Sara García  los observaba con curiosidad. Nico no quería haber hecho eso puesto que ni Alec ni Magnus querían que los cazadores de sombras supieran sobre los semidioses pero no podía dejar a Will así. 

- ¿Qué sois? 

·························

Estaban otra vez en la biblioteca. Manolo y Beatriz habían salido a cazar por lo que estaban solos.

Entre los cinco le explicaron a la mujer lo de la profecía y sobre los semidioses y el campamento.

Cuando terminaron la historia Sara les miró intensamente. Se levantó rápidamente y agarró a Alec del brazo.

- Fuera

- ¿Qué?

- Marcharos rápido, todos.

- ¿Por qué?

- No le voy a contar nada a nadie. Si Bea y Manu me preguntan por vosotros simplemente diré que os tuvisteis que ir.

- ¿Y los vampiros?

- Hablaré con Ricardo. Siempre conseguimos llegar a un acuerdo.

Ya estaban en la puerta.

- Muchas gracias -le dijo Alec.

- No me las des. Cuando terminéis vuestra misión volved aquí los cinco. Ahora vete antes de que me deis más problemas.

Les cerró la puerta con fuerza. 

Se alejaron un par de cuadras del instituto. Ya eran casi las cinco de la mañana y el tren salía a las seis y veinte. 

Acordaron ir a la estación y desayunar algo allí, ya dormirían en el tren.

Sentados en la estación se les caía la cabeza del sueño. Por fin vieron llegar su tren.

Madrid ----> Milán 

Se subieron y  ocuparon sus asientos Will y Nico estaban sentados enfrente de Ryan y Magnus y Alec en la fila de al lado. En cuanto el tren empezó a moverse se quedaron dormidos. 

Nico apoyaba su cabeza en el hombro de Will y a su vez Will se apoyaba en Nico. Lo mismo hacían  Alec y Magnus, Alec apoyado en el hombro de Magnus. Y Ryan... bueno Ryan se apoyó en el cristal. 

El viaje fue largo y tranquilo. Se la pasaron charlando sobre sus vidas y las diferencias entre el entrenamiento de los semidioses y de los cazadores. También había un vagón vacío que usaron para enseñar a Ryan a usar sus armas. Después de unas horas ya casi no vacilaba en los ataques.

Llegaron a Milán a la una de la tarde del día siguiente. Rápidamente cogieron el siguiente tren que salía diez minutos después de que el suyo llegara. 

Milán ----> Munich 

Siete horas después estaban en la ciudad alemana. Fueron a un hotel con las habitaciones repartidas igual que en Madrid. Ryan pensó que esa ya era la organización oficial. No le molestaba pero se sentía solo.

A la mañana siguiente Ryan notó que a Nico le molestaba un poco sentarse. 

El tren salió a las doce de la mañana.

Munich ----> Zagreb

El trayecto duraba ocho horas. Todos estaban cansados de pasar tantas horas sentados y aún les quedaba camino hasta Delfos.

Un tren tras otro y por fin llegaron a Atenas.

Zagreb ----> Belgrado

Un día y dos horas.

Belgrado ----> Skopie

Diez horas.

Skopie ----> Atenas

Catorce horas y media.

Llegaron a Atenas a las ocho y media de la noche. Decidieron ir a un hotel y al día siguiente ir hasta Delfos en coche.

Esa noche descansaron como lo habían hecho en mucho tiempo. A la mañana siguiente todos estaban preparados para enfrentarse a lo que sea que les venga por delante.

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