Capítulo XV

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Después de hablar decidimos dar un rodeo por el condado, estábamos en silencio, y aunque pareciera lo contrario, me sentía a gusto.

Ethan caminaba relajado con una sonrisa y las manos metidas en los bolsillos de su viejo pantalón.

—¿Por qué corrías? —preguntó curioso.

—No creo te incumbe.

—Pues opino lo contrario —respondió—, si estoy implicado en ello puesto que yo te salvé de darte un gran golpe en ese bello rostro que tienes mientras huías de quién sabe qué.

Era demasiado entrometido, pero a decir verdad tampoco me molestaba demasiado. Al menos se preocupaba por mí.

—Y bien...¿vas a decírmelo o no? —repitió.

Era evidente que no iba a confesarle que estaba loca de amor por el futuro conde de estas tierras, y que en cuánto se casara con mi hermana biológica, obtendría su título.

Era increíble el pensar, que una pobre sirvienta era hermana de una joven aristócrata. Quién lo diría...

—No, no te lo voy a decir.

Éste negó con la cabeza haciendo un gesto burlón.

—Que desconfiada eres de verdad, no soy un criminal, así que no tienes por qué temerme —rió.

Yo solté un bufido y rodé los ojos mientras cruzaba mis brazos.

—Mi vida es...muy complicada —me limité a responder.

Él arrugó la frente y puso un dedo sobre su mentón pensativo.

—Todos tenemos conplicaciones en esta vida —afirmó—. Juraría que incluso los nobles tienen sus pequeños dilemas a pesar de vivir con todo tipo de lujos.

Y no se equivocaba, tanto ricos como pobres pasaban por situaciones difíciles. Un ejemplo sería William; llevaba días pensativo por escoger sobre algo que yo tenía más que claro. Sin embargo, a pesar de todo, él había elegido la mejor opción y en esa yo no era partícipe.

—Te doy la razón, pero es verdad que no todo problema tiene solución.

—Estoy de acuerdo contigo, pero recuerda que no hay guerra que dure cien años.

Me encantaba que me escuchara y me comprendiera, pocas personas eran capaces de hacerlo, y él era una de ellas.

—Gracias.

—Por qué? —preguntó mirándome a los ojos.

—Por el simple hecho de escucharme, muchísimas gracias.

Él curvó sus labios y siguió andando a mi lado, otra vez en silencio.

¡'¡'¡

—¿Por qué motivo te fuiste corriendo? —interrogó Rebecca mientras cruzaba el pasillo central de la casa.

—Tuve una urgencia.

Ésta puso los ojos en blanco.

—Las demás criadas se extrañaron por tu actitud, y como Lady Cecile se entere... —comentó—. La verdad es que no sé que hará, pero con lo emocionada que parece por el compromiso no creo que sea nada bueno.

—No le digas nada por favor, yo misma me las ingeniaré para hablar con ella —le rogué.

Sabía como era la madre de William cuando se enfadaba, y ese suceso podría conllevar a un despido o a horas extras de trabajo.

—Yo no le diré nada —justificó—. De todas formas agradezco tu huida, ya estaba harta de estar ahí de pie mientras medían mi cuerpo.

Gracias a dios Rebecca no era como otras damas que había llegado a conocer. A ella parecía no interesarle la fortuna de William, y no lo amaba. Pero el sentimiento de que pudieran llegar a enamorarse no se alejaba de mi mente.

—Gracias, ahora si me disculpas debo ir a atender a la condesa —me despedí al oír el sonido de la campanilla de Lady Cecile.

Salí en dirección a su dormitorio esperando un gran sermón.

Cuando entré, ésta se había sentado en uno de los sillones que dejaban ver el exterior del condado a través de la gran ventana.

—Veo que te gusta estropear acontecimientos importantes —musitó.

—No señora, usted se equivoca.

—¿Ah no? —preguntó—. Entonces ¿me podrías explicar por qué no ayudaste a confeccionar el vestido de mi futura nuera?

No sabía que responderle.

—Yo... —comencé a decir suplicándole a Dios para idear una excusa.

—¿Te crees que no me doy cuenta de nada? —dijo esta vez levantada y señalándome con su fino dedo.

—¿Qué...qué quiere decir? —me aterraba el pensar que ella supiera algo sobre las conversaciones con Lady Elizabeth, o peor aún, mi amor por William.

—¿Crees que estoy ciega? ¿Crees que no me doy cuenta de cómo te mira?

Mis manos temblaban, ella no podía saberlo.

—¿Acaso me tomabas por tonta? —exclamó mientras sacudía mis hombros.

Mis ojos comenzaron a humedecerse.

—¡Eres una inútil! —gritó—. ¡No te le acerques!

Sí, lo sabía...¿pero cómo?

—Yo... —sollocé mirando al suelo mientras mis mejillas eran invadidas por un sendero de lágrimas.

—Créeme que no me quedaré de brazos cruzados mientras veo esta calamidad.

—No...yo...yo me puedo explicar —balbuceé.

—Tú no tienes derecho a darme explicaciones, imbécil —me interrumpió.

Ahora las sacudidas eran más fuertes y los gritos no cesaban.

—Por favor todo tiene una explicación —volví a decir.

—Sí, ¡que no tienes respeto por nada!

Antes de poder responderle, la puerta de la habitación se abrió con fuerza.

—¿¡Qué está pasando aquí!? —gritó William observando a su madre.

—Esta chica no trae nada más que problemas a este hogar, y no pienses que me creeré que no sucede nada entre ustedes dos —le acusó.

William intercambió una mirada conmigo por unos segundos sin decir nada y luego volvió a dirigirse a su madre.

—¿Me podrías decir cuáles son tus teorías? —interrogó enarcando una ceja.

—¡Ustedes se aman!

William se quedó de piedra durante un momento pero luego se recompuso.

—Eso no es cierto, yo nunca he amado a esta criada, mi corazón le pertenece a Lady Rebecca —contestó con el semblante serio.

Mi corazón dió un vuelco al oír esas palabras y lo único que pude ver fue oscuridad mientras me desplomaba oyendo las voces de aquellos dos discutiendo.

¡'¡'¡

Editado✔️

Gente odiando a William en 3...2...1...

En fin hoy no se quejen, he publicado ya 3 capítulos seguidos😅

Y bueno, en el capítulo anterior (antes de editarlo) una lectora comentó algo sobre que veía amor entre Ethan y Rebecca. ¿Ustedes que opinan?🙈🙈

¡Bueno yo me despido por hoy, comenten que les ha parecido y voten si les gustó el capítulo!

¡Besos y nos leemos!😘❤️

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