CAPÍTULO 8

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TORBELLINO

Tatiana buscó la manera de apartar a el chico King. El aroma a maderas y especies familiar en él llenó su espacio. Temblorosa lo empujó sin que sus ojos se apartaran de él. Su lengua humedeció sus labios con carmín y él se inclinó lanzando un gruñido hasta cubrir sus labios con los suyos. Tatiana cerró los ojos y sin poder evitarlo se entregó a sus caricias, abrió la boca y dejó que se apoderara de ella.

Sus lenguas se acariciaron y buscaron tocarse liberando el deseo que se encendió desde la primera vez que se vieron, Tatiana tembló sintiendo que el suelo se movía bajo sus altos tacones, rodeó el cuello masculino y se apretó más a él sosteniéndose para no caer.

Las manos de Dallas tomaron su cintura y rastregó su endurecida virilidad en su estomago mostrando lo excitado que estaba al tenerla en sus brazos. Ambos gimieron separando sus labios. Dallas la miró hambriento, ella se sonrojó cuando abrió sus ojos brindándole una mirada brillante del mismo deseo que se apoderaba de ese chico, que sin darse cuenta se había metido bajo su piel.

Las manos masculinas viajaron por su ligera blusa blanca y muy femenina con algo de encaje hasta que éstas se posaron en sus senos, el verde de sus ojos se oscurecieron pesados. Su cuerpo se arqueó hacia su tacto y abrió sus labios jadeando silenciosa.

- ¡Eres hermosa! - el tono bajó y ronco llegó hasta su oído arrojando su aliento a su delicada oreja adornados con pendientes de perlas.

Tatiana lanzó un suave gemido. Y arqueó su cuello cuando la boca masculina bajo hasta el sitio más sensible tocándolo apenas con la punta húmeda de su lengua. Cerró los ojos estremecida y se dejó llevar.

Dallas sintió su cuerpo moldearse a sus manos y las deslizó hasta sus redondas caderas por la falda hasta que encontró la suave piel de sus largas piernas. La tela se fue subiendo descubriendo la linea de los ligueros de encaje. Levantó la cabeza mirando hacia la oscurecida calle. Una sonrisa se dibujó en sus labios.

Tatiana notó las mejillas masculinas extendiéndose en una sonrisa. Por un momento se quedó inmóvil y agitada entre sus brazos. Su cuerpo se tensó y levantó sus manos hasta los fuertes brazos del joven rubio e intentó separarse sonrojada.

Dallas se apartó un poco de ella hasta que sus ojos se encontraron con los de ella brillantes y furiosos. Sus mejillas estaban sonrojadas y su botica abierta mostrando sus labios en señal de furia, como si fuera una felina a punto de atacar.

- ¡Maldito Bastardo! - Gruñó ella buscando la manera de separarse.

Él la sostuvo con fuerza de su cintura acercándola sintiendo la misma agitación de ella. Estaba sorprendido y al mismo tiempo molesto por su actitud.

- ¿Qué demonios te pasa? - Inquirió apretando los labios -. Hace unos momentos...

- ¡No me gusta que se burlen de mi! - Gruñó apenas moviendo los labios aún rojos -, no sé que es lo que pretendes pero, yo no soy una de tus tantas muchachitas estúpidas.

- Yo nunca he pensado que lo seas - respondió Dallas frunciendo el ceño.

- No tienes que fingir conmigo - movió la cabeza con brusquedad alborotando su rubio cabello -, estoy segura que pensaste que seria divertido para ti y para tus amigos buscar la manera de conquistar a la estúpida rubia mucho mayor que tú y así reírte con ellos cuando cayera a tus pies. ¡Eres igual que todos los malditos King!

Dallas la miró fijamente el rostro colorado de la bella mujer de la que estaba locamente enamorado. Movió la cabeza como si no pudiera creer lo que estaba escuchando. Aflojó su agarre y quiso apartarse de ella sintiendo a su corazón sangrar casi derrotado, pero él era un King como ella decía. Él y sus hermanos nunca hubieran hecho algo de lo que Tatiana le decía, quizá por algún tiempo se aprovecharon del atractivo para el sexo opuesto, pero cualquier chico lo hubiera hecho; era algo normal.

KING'S SAGA 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora