CAPITULO 30

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MISERICORDIA

El sol brillaba sobre la blanca arena, la risa de los niños era un consuelo para él. Se acercó a la baranda de madera que rodeaba la esplendida terraza de la casa a la orilla de la playa en la que llevaba viviendo por los últimos dos años. Miró a la mujer rubia que corría alrededor de una pequeña niña. Su cabello volaba por la brisa marina y su risa viajaba hasta en donde se encontraba dibujando en él una leve sonrisa. Llevó a sus labios la botella ámbar de su cerveza, le dio un largo trago sin apartar su mirada.

Ella se giró y lo miró levantando una ceja café interrogante; él levantó levemente su botella a modo de saludo ampliando su sonrisa hasta mostrar sus blancos dientes. Ella movió la cabeza impaciente y regresó su atención a la niña que con sus cortas y regordetas piernas corría alrededor de la esbelta figura con un bikini cubierto con un pareo desde sus senos hasta la mitad de sus pantorrillas.

- Una mujer muy bonita  ¿No crees? Su marido es un hombre afortunado.

La voz ronca y profunda tras él lo hizo derramar un poco de cerveza sobre su mano. Apenas giró su cabeza limpiando el liquido fresco en la manga enrollada de su camisa de lino.

- No lo he notado - respondió levantando los hombros.

El hombre se acomodó a su lado recargando sus codos en la madera. Rió y miró con sus ojos castaños a un rostro muy similar al suyo aunque un poco más bajo de estatura.

- No le has quitado los ojos de encima - le hizo notar -, si no fueras mi hermano y ella...

- ¡Por el amor de Dios Jorge yo nunca haría una tontería como esa! - Exclamó indignado irguiéndose de inmediato.

- Lo sé - dijo rápidamente -, sólo estaba intentando hacer una broma.

- No con eso - replicó Ricky incómodo.

- No volverá a pasar Ricky - posó una mano en su hombro tranquilizándole -, estoy seguro que mi hermosa esposa no estaba en tu mente en esos momentos. El hecho de que sea rubia y La pequeña Fernanda tenga la misma edad que...

- No quiero hablar de eso - de inmediato Ricky dio media vuelta directo a huir al interior de la casa.

- ¿Hasta cuándo?

La voz de su hermano le hizo titubear indeciso si entrar y encerrarse como cada vez que alguien le recordaba a la mujer que había dejado atrás. La mujer que lo había olvidado literalmente.

- ¿Hasta cuándo qué? - preguntó dándole un trago a su bebida. 

- ¿Hasta cuándo vas a decirme lo que pasó? - inquirió entrecerrando los ojos mostrando su preocupación -. Cuando llegaste estabas devastado, pasó un tiempo para que pudieras sonreír de nuevo, para que al menos participaras en conversaciones que no fueran sobre trabajo.

- No hay nada que decir - la indiferencia de su voz fue dura y contundente -, ni siquiera entonces.

- Nada de eso va a hacerte bien -. Suspiró con un dejo de cansancio -, eres mi hermano y estoy muy preocupado por ti.

- No te preocupes - se enfrentó a Jorge ocultando completamente el dolor que le causaba ser el culpable de la poca tranquilidad de su hermano -. Estoy decidido a dejar atrás mi pasado, ya es tiempo de volver a empezar y rehacer mi vida.

Jorge rió burlón moviendo la cabeza sin creer en las palabras de su hermano.

- No vas a lograrlo hasta que busques una buena mujer y te olvides de tu vida en el gabacho* - rodeó con su brazo el ancho hombro de su hermano mayor -, cuando lo hagas yo seré el primero en apoyar la decisión que tengas. Incluso si vuelves a matrimonearte.

KING'S SAGA 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora