Presence [YoonMin]

¿Qué hace aquí?

Su estómago lo apartó de su sueño. Se sintió extrañado pues se había alimentado lo suficiente el día anterior, no era una persona normal ¿por qué su organismo intentaba parecerse a una?
Cansado del ruido de su estómago, se levantó y subió a la superficie.

Se asustó cuando un sollozo llegó a sus oídos. Había una persona en su casa, una persona llorando, a oscuras, en la bodega, casi en su habitación, ¿qué hace aquí? Y ¿por qué? ¿Cómo se atreve esa criatura a invadir su santuario?

Sus pensamientos y acciones fueron detenidos nuevamente, ésta vez por su estómago e iba a irse, pero sus pies no hicieron caso a su decisión.

Unos minutos pasaron y ahora, la parte superior de su cuerpo se unía a la rebeldía. Se inclinó, sintiendo el cálido aliento del otro chocar contra su rostro; un escalofrío recorrió toda la extensión de su cuerpo. Si bien él podría saber cómo era el rostro de aquel intruso a pesar de la oscuridad, no lo hizo, simplemente se concentró en las lágrimas que salían de sus ojos.

"Tan pequeñas pero constantes, tan delgadas, tan terribles, pero tan hermosas" pensó.

Una de tantas, le pareció más brillante que las demás. La atrapó en su dedo índice antes de que desapareciera en el cuello, la ropa o fuera apartada bruscamente por la mano del intruso. Se la quedó contemplando y la fue acercando a su rostro muy lentamente, sin razón aparente o duda alguna cerró sus ojos y bebió aquella pequeña gota. Sintió todo el recorrido de ésta hasta su estómago y, de nuevo, un escalofrío.

Qué sabor tan horrible.

Con una mueca de disgusto, abrió sus ojos dispuesto a reclamar más de aquel líquido, pero el joven ya no estaba en aquel lugar. Asomó su cabeza por la puerta de la bodega y notó la luz natural que entraba por la ventana.

¿Qué es lo que acaba de pasar? Sólo desperdicié mi tiempo.

Bajó de nuevo a su guarida y, antes de dormir, intentó encontrar una palabra que describiera lo que pasó anteriormente. Al no lograrlo decidió que mañana visitaría la biblioteca de su casa.