Pareces un niño

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«“Mi hijo… mi único y pequeño hijo” puede escuchar mucho dolor en su voz. “¿Cómo pude ser tan mala contigo y descuidarte así? Qué injusto… es tan injusto… YoonGi debías tener una larga vida llena de felicidad, debías crecer y ser un adulto para cuidarte solo y luego de eso algún día tenías que encontrar el amor… tener una familia muy unida que lo amara mucho, tener un trabajo para cuidarlos…” la madre de YoonGi abrazaba a su hijo y dijo otra frase más que en ese momento no logró recordar, con la caída desde el segundo piso para un niño tan pequeño y delicado de salud como lo era él, no pudo sobrevivir el impacto. Su cráneo se quebró y varias costillas se rompieron perforandole un pulmón.
Hicieron todo lo posible para salvar al pequeño Min YoonGi de tan sólo 8 años, pero la mañana de ese 13 de septiembre el niño falleció en los brazos de su madre.»

Al no poder dormir esa noche, YoonGi pudo recordar ese momento de su muerte. Algunas de los pendientes que su madre le dejó las había cumplido, las otras le parecían algo complicadas.

“¿Eso explica el porqué me veo como un adulto? … Necesito hacer una lista para saber lo que tengo que hacer para liberar mi presencia de este mundo…”

Se sentía tan triste… recordó que a su lado estaba Jimin durmiendo y eso le puso peor. ¿Por qué ahora tenía que irse cuando apenas estaba sintiendo lo que era estar vivo? Tragó duro, fue por un lápiz y un papel, escribió ahí todo lo que recordó y tachó lo que ya había hecho.

Cuando el sol empezó a salir, Jimin despertó.

—Buenos días, señor madrugador— rió suavemente al ver a YoonGi despierto y tan serio.

—Buenos días, dormilón… ¿Listo para un nuevo día de trabajo?

—Yo siempre estoy listo.

Ambos ríen y, cuando Jimin está listo, van a la puerta principal de la casa. Jimin duda un poco antes de abrir la puerta.

—¿Y has salido de la casa antes?— YoonGi le niega— Uh… me da miedo que te pueda pasar algo que te vayas con el viento o tal vez te cocines por el sol, te evaporas y me dejas todo el trabajo pesado a mí— ríe al decir lo último.

—Vaya, vaya. ¿Comiste payaso en el desayuno o qué? Abre la puerta y ya.

Estaba asustado también, abandonar su casa por primera vez en más de cuarenta años. Por primera vez en su vida… O muerte. Salió muy lentamente cuando Jimin abrió la puerta principal, pudo sentir de nuevo la brisa chocar muy suavemente contra su piel, se sintió como un niño al verlo todo como si nunca antes lo hubiera hecho. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no de tristeza.

—Hey… ¿Todo bien?— preguntó su compañero con preocupación.

—Todo está perfectamente— con delicadeza limpió las gotas que han caído de sus ojos y sonríe muy feliz—. ¡Vamos a trabajar! ¿Qué hay que hacer?

—Pareces un niño en este momento— Jimin ríe al ser contagiado con la energía de YoonGi—, mantén esa energía, hay que limpiar todo el jardín, quitar la maleza y preparar la tierra para sembrar nuevos brotes.

Trabajaron así, entre bromas, hasta que el sol estuvo a punto de ocultarse. Jimin estaba bastante cansado, pero el otro quería seguir trabajando. Estaba tan concentrado en remover unos arbustos espinosos.

—Oye, hemos terminado por hoy, ya vamos adentro estoy muy cansado— se limpia la cara y las manos con un paño viejo—. Vamos ese arbusto estará ahí mañana también, mañana lo puedes quitar si tanto te urge.

—No, quiero hacerlo hoy— era obstinado cuando se concentraba en algo.

Hizo más y más fuerza cada segundo que pasó. Estaba a punto de lograr arrancarlo por completo cuando escuchó algo romperse y seguido, un aullido de dolor.

Presence [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora