Abrió la puerta y fue recibido por una nube de polvo que lo hizo toser. Si bien YoonGi mantenía la casa limpia y en orden, siempre evadía esa habitación por la nostalgia que le provocaba. Encendió la luz y procedió a limpiar el lugar y el instrumento musical.
Cuando finalizó, se sentó en el banco de madera y tocó suavemente la tapa que cubría las teclas.
“Mi viejo amigo, ¿cuánto tiempo ha pasado desde la última vez?”
—¿YoonGi? ¿Está todo en orden?— llegó Jimin quien estaba preocupado al ver que YoonGi se tardaba demasiado en llamarlo.
—Sí, sí… es sólo que— sintió algo en su pecho que casi lo hace llorar, pero se contuvo— no podía tocar en un cuarto sucio como éste lo estaba. Ven, toma asiento.
Hubo silencio durante cinco minutos; Jimin veía atentamente a YoonGi y el último veía atentamente las teclas blancas y negras del piano. Ambos estaban nerviosos uno por lo mucho que no practicaba y temía fallar y el otro… bueno él siempre estaba nervioso.
Jimin iba a romper el silencio cuando el sonido de una misma nota repetida tres veces lo interrumpió. Seguido de esta, otra nota repetida tres veces más, esto pasó dos veces más. Hubo una pausa y el oyente por poco creyó que era una broma hasta que una melodía luego de esos seis sonidos del principio, inició.
La obra de arte que YoonGi estaba tocando en el piano duró aproximadamente cinco minutos. Cinco minutos llenos de asombro; jamás había escuchado nada igual, nunca había visto a alguien tocar de aquella manera.
—Franz Liszt, La Campanella— informó YoonGi.
—Eso fue… wow. En serio, wow.
Se puso de pie y empezó a aplaudir. El otro se quedó asombrado por la reacción de Jimin. Había cometido varios errores y se sintió decepcionado al principio pero, aún con esos (insignificantes) errores había conseguido una ovación de pie.
—Gracias— la sonrisa que tenía en su rostro era enorme, se sentía tan genial, tan feliz y también, querido—. ¿Te gustaría escuchar otra?
—¡Sí, sí! Hay una… siempre se me olvida el nombre pero es mi favorita. Es algo así: tan tan tan, tú ri ru ru.
Una gran carcajada de YoonGi y luego:
—La conozco, esa descripción fue casi tan hermosa como la canción misma; se llama “Para Elisa” es de Beethoven.
Continuó deleitando a Jimin con miles de canciones igualmente de hermosas como esa. Cuando se hizo de noche y el joven que estaba pronto a caer dormido, le hizo una pregunta al otro.
—¿Y cómo te sientes?
—De maravilla. En serio excelente.
—¿Crees que estás listo para irte?— Jimin soltó un gran bostezo y acomodándose bien en el sofá, se quedó dormido.
—¿Irme? ¿A dónde?
La felicidad de YoonGi era casi palpable en la habitación. Se volteó para preguntar de nuevo pero se lo encontró durmiendo.
—Gracias— cubrió el pequeño cuerpo de Jimin con una sábana y besó su frente— y no, no quiero irme, menos ahora que tengo a alguien especial para mí.
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Presence [YoonMin]
Fiksi Penggemar"Algunas veces creemos que queremos desaparecer, pero lo único que deseamos es ser encontrados" Min YoonGi y Park Jimin protagonizan esta historia. Esta historia se desarrolla en los años 1965 en una solitaria casa, bastante alejada de la civiliza...