¿Otra vez?

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—Si tía, entiendo. Y, ¿por qué abandonaron la casa? ¿Por qué ahora quieren hacerle cambios?

Justo cuando terminó de preguntar, escuchó el característico "tu, tu, tu" del teléfono. Su "tía" ya había finalizado la llamada.

Ahora bien, eran apenas las 10:00 am, había mucha luz natural y casi ningún rincón de la casa estaba oscuro. Se armó de valor para recorrer cada centímetro del lugar en busca de aquel individuo; tres opciones otra vez: si es alguien que se metió por la fuerza, echarlo a patadas de ahí, si fue una alucinación, decirle que abandone su cabeza o, en caso de ser fantasma, decirle que siga la luz hasta el más allá.

Empezó desde los jardines, luego el balcón, los cuartos, baños, cocina, biblioteca, cuarto de limpieza, oficina, el estudio, la sala de estar, el comedor y el ático. En ninguno de los anteriores estaba. Ahora se encontraba frente a la puerta café con barras blancas que encerraba el último lugar: la bodega; se estremeció antes de dar un paso y abrir la puerta.

Caos fue lo que encontró el desorden era tanto que se preguntó cómo había podido entrar ahí, o ¿tal vez fue la otra persona que lo hizo por venganza antes de irse? No sabía, pero lo que sí sabía era que él debía limpiar todo: órdenes de su tía. Y estaba durando más de lo que duró acomodando y limpiando el resto de la casa; un mal presentimiento tuvo cuando empezaba a caer la noche.

Cuando la tercer cuarta parte estuvo lista, escuchó unos ruidos provenientes del suelo. ¿Qué? Esperó un poco y lo vi salir por una puertecilla que no había notado antes. Se quedó sorprendido por eso.

—Oye, ¿otra vez tú aquí? ¡Fuera de mi casa!- así lo saludó Yoongi.

—¿De dónde vienes? ¿Por qué está esa puerta ahí?

—Es el sótano, ahí vivo.

—¡No puedes hacer tu casa debajo de la casa de otros!- quiso ir allí, pero el otro no se lo permitió y comenzó un forcejeo- ¡Suéltame! Tengo que ir a revisar qué clase de cosas son las que tienes ahí.

—No tienes el derecho ni la autoridad para hacerlo.

—¡Claro que lo tengo! La dueña de esta casa me autorizó. Pregúntale a Min...

—¿Quién?

YoonGi identificó aquel nombre y quedó sorprendido...

Mamá...

No podía creer que estuviera viva aún. No podía creer que permitiera que un extraño viniera a su casa soñada.

—¿Cómo la conoces? ¿De dónde? ¿Por qué dejó que vinieras? ¿Ella me recuerda?

—La conozco de hace tiempo, de algún lugar, eso no te incumbe y al parecer no. Dice que nadie ha vivido aquí, ni siquiera ella.

Bueno, en parte es cierto: nadie ha vivido ahí en un buen tiempo, ni siquiera él mismo. Pero ¿qué es ese modo de contestar? Qué falta de educación.

—Bien, eso es cierto. La próxima vez que hables con ella, pregúntale por su hijo y dile que está aquí. Es suficiente charla, debo alimentarme, no se te ocurra irrumpir en mi casa.

Y sin más, YoonGi se fue a la cocina. Tenía más de una semana de tener el estómago vacío.

Presence [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora