Capítulo XXII - Creando escándalo

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No te fallaré 
somos compañeros, 
siempre estaré aquí 
si me necesitas no te fallaré.  

No te fallaré - Los lunes al sol.

El despertador sonó indicando que era la hora de levantarme para ir a trabajar, alargué la mano con los ojos cerrados y lo apagué, busqué las sabanas y me tapé hasta arriba dándome la vuelta.

- Vamos que es lunes y tienes que ir a trabajar.

- Cinco minutos...

- Alice que es el primer día de clase, tus alumnos van a estar eufóricos.

- No me lo recuerdes, van a estar hiperactivos y yo estoy muy cansada...

- Va Alice, no digas más tonterías, levántate. – Dijo tirando para abajo la sábana.

- ¡Javi! – Dije sentándome de golpe. – Que tengo frío. – Dije tirando de las sabanas, sin conseguir quitárselas de las manos.

- Pues te metes en la ducha que con el agua caliente te vas a sentir mucho mejor.

- Con lo agustito que estaba yo viviendo sola. – Dije levantándome para ir a la ducha.

- Mientes. – Dijo Javi riéndose.

- No sé yo... ahí nadie me quitaba las sabanas de golpe.

- Perdiste la costumbre, pero ya la recuperarás. – No respondí, simplemente me metí en la ducha.

Habían pasado dos días desde que volvimos y no me arrepentía de nada, todo volvía a ser como antes de los problemas y estaba muy feliz. Cuando salí de la ducha me vestí y bajé a por un café.

- ¿Ya se te ha pasado el frío?

- Un poco... ¿Por qué ha bajado tanto la temperatura de pronto?

- Porque se acerca el invierno y es lo que tiene.

- Pues me niego... - Javi sonrió. – Oye... he estado pensando, ¿Por qué no vienes hoy a mi piso? Todavía no lo has visto y a mí me gustaría enseñártelo... es un sitio muy importante para mí.

- ¿Importante? Pero si llevas unos meses solo ¿no? – Lo miré extrañada.

- ¿Dani no te ha dicho nada?

- ¿Qué me tendría que haber dicho?

- Muy bien... a ver. – Dije cogiendo la taza de café y sentándome en la mesa de la cocina. – no sé por dónde empezar, el piso fue una casualidad que lo viese, un día volviendo de casa de... de alguien. – Dije evitando decir de donde venía. – Pasé por delante y vi el cartel y sin pensármelo dos veces, llamé y quedé con el propietario y un par de días después ya firmé el contrato.

- ¿Tan rápido sin mirar más sitios?

- Sí, bueno total después de casi dos meses ya lo tuve todo listo y me mudé allí pero hasta ese momento que no lo tuve todo, no informé a mis padres ni nada porque si se lo decía antes me dirían que lo hacía por impulsos o algo así y no, o sea ese piso... es especial para mi, lo decoré con mucho cariño y he pasado muchas cosas en él.

- No entiendo nada.

- Es que... ¿Recuerdas que te dije que vendí el piso de mi abuela?

- Sí.

- Era ese piso.

- ¡¿Cómo?!

- Pues eso... Que decidí alquilar el piso que vendía años antes y la verdad es que no me arrepiento, me ha encantado poder vivir en él, no sé, creo que era algo que necesitaba hacer.

Recuperando mi vida de ensueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora