Recuperando mi vida de ensueño

capítulo XXV - No habrán cambios...

Amo la Luna que atraviesa tu persiana
Dibuja lineas verticales en la cama
Yo quiero amarte, te quiero hacer feliz
Quiero llevarte a la Luna y a París

743 - Miranda!

Habían pasado dos días desde nuestra renovación, era 25 de enero, estaba dormida así que no era consciente de que día era hasta que de pronto sentí como la habitación se iluminaba y un olor a café inundaba mis fosas nasales.

- Buenos días cumpleañera.

- Buenos días. – Dije sonriendo y abriendo los ojos lentamente. Entonces vi a Javi, con una bandeja con el desayuno, en el quicio de la puerta. - ¿Esto es para mí?

- Hombre, si quieres se lo llevo a la vecina, pero...

- Que tonto eres. – Dije sentándome apoyada en el cabecero de la cama.

- Felicidades cariño. – Dijo besándome después de dejármela bandeja sobre mis piernas.

- Gracias. – Dije feliz. – Madre mía que rico todo... - Dije mirando todo lo de la bandeja, había tostadas, zumo de naranja, café, frutos rojos... - ¿Me ayudarás no? Porque vale que me guste comer, pero tampoco quiero convertirme en una bolita andante.

- Que tonta que eres. – Dijo riéndose. – Ahora traigo mi café que se estaba calentando.

- Entonces te espero... - Dije cogiendo un arándano y comiéndomelo. - ¿Esta la cena preparada?

- Me queda terminar algunas cositas, pero luego me pondré, ¿Tú tienes que hacer los postres?

- Sí, Bianca me ha prohibido hacer pastel, pero haré algunas galletitas o algo... ¿Vendrás con nosotros por la noche?

- Pues no sé.

- Vaa... que hace mucho que no vienes y es mi cumple... encima es en el Esencial...

- Bueno va, por ser tu día.

- ¡Gracias! ¡Gracias! – Dije apartando la bandeja para poder abrazarlo. De pronto me sonó el teléfono, fui a cogerlo, pero como últimamente, me empezó a fallar. – Maldito móvil... tengo que ir ya a por uno.

- ¿Quién era?

- Mi madre, ahora la llamare cuando mi móvil quiera funcionar.

- Ay... toma mi regalo, creo que te va a ser muy útil. – Dijo dándome una cajita envuelta y con un lazo gigante encima.

- Ay que nervios, a ver. – Dije abriéndolo con mucha ilusión. - ¡¿En serio?! Dios mío ¡Muchas gracias! – Dije saltando encima suya y dejando mil besos por su cara y sus labios.

- De nada. – Dijo entre risas.

- Jo, me encanta, encima rosa también... Voy a echar en falta el antiguo, pero este es monísimo, voy a configurarlo y llamar a mi madre. – Dije sacando las cosas de mi antiguo Iphone.

Ya por la noche estaba acabando de colocar las cosas en la mesa cuando llamaron al timbre.

- ¡Voy yo! – Dije dirigiéndome a la entrada.

- ¡Felicidades enana!

- Gracias y no soy enana, tu eres el gigante. – Dije abrazándolo.

- ¿Y Alex?

- Aparcando, ahora viene.

- Muy bien, pues pasa entonces. – Dije sonriendo.

- ¡No cierres! – Escuché de ponto.