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    Vuelvo a casa con mi mejor amiga Celeste después de una noche joven con mis amigos de marcha. Todavía vivo con mis padres pero vamos, eso no tardará en cambiar.  
 Dentro de una semana vuelvo a la universidad y estoy aprovechando los últimos días que tengo libres.

—Lau,  ¿seguro que podemos ir a tu casa?  Son las... —mira su móvil— 4 de la mañana.

—Estarán dormidos,  tranquila. Le decimos que volvimos antes o sino que se nos hizo tarde en "casa" de Candace—digo haciendo comillas al aire en casa ya que era mentira,  estábamos en una discoteca.

Vale,  se que parece que soy una bala perdida pero no es así.  Solo que de vez en cuando digo alguna mentira.  No es para tanto. Son mentiras piadosas.

Seguí conduciendo mi auto rojo hasta estacionario frente a mi casa. Al mirar hacia la casa, veo que todas las luces están apagadas, de seguro ya se fueron a dormir... también es lo más lógico. 

Entramos a hurtadillas hasta mi habitación, nos cambiamos de ropa ambas y nos metemos en nuestras camas. Al tener yo una cama debajo de la mía... Pues se acuesta siempre ahí cada vez que se queda en mi casa. [...]

Me despierto por el sonido de mi móvil,  me paso la mano por mis ojos para espabilarme y busco a ciegas el móvil.  Lo cojo sin ver de quién se trata. 

—¿Diga? —murmuro con voz adormilada. 

 Uhhh—escucho que alguien hace con la boca—Parece que alguien estuvo de fiesta anoche— me dice en tono burlón y no necesito más para saber quién es.

—Oh Brad, dime ¿qué pasa?—cuestiono. 

—¿No puedo llamar a mi novia?— pregunta haciéndose el ofendido.

—Dime ya pesado—insisto pasándome la mano por la cara.

 ¿Puedes quedar hoy a la tarde?  Sabes que ya esta semana empiezo a trabajar y me gustaría pasar mi último domingo contigo —dijo exagerando la última parte.

 Ni que te fueras a morir hombre...pero claro. ¿Qué hora es? 

las 11:30—me lo imagino encogiéndose de hombros.

 A las 16 me paso por tu casa y salimos a dar una vuelta—respondo de forma despreocupada.

—va y levántate ya que te espera una buena bronca—se ríe el maldito.

Ya—alargo la vocal—Chao,  te quiero—me despido.

—Y yo a ti,  nena—me contesta de vuelta.

—Que linda manera de despertarte ¿no? —dice Celeste sentándose en su cama resfregándose la cara para despertarse de una vez. ¿Ven que las costumbres entre amigas se pegan?

 No te creas,  levantarse por un móvil no es agradable.

—¡Mira quién habla!  ¿Quién me despierta siempre llamándome? —dice dándome con el cojín que usó como almohada.

—Anda vamos ya a darnos una ducha y vestirnos—ruedo los ojos y me pongo de pie.

Yo me pongo unos vaqueros simples con una sudadera gris con un lazo bien grande de igual color y mis converses grises tras mi esperada ducha mientras que Celeste se pone un chaleco salmón que enseñaba hombros y de manga ancha con algo en el centro de arriba a abajo,  unos vaqueros con un cinturón marrón y sus típicos tacones.  Ya tiene ropa en mi casa de tantas veces que vino.

Ella y yo somos opuestas.  A ella le gusta arreglarse mientras que a mi no me apasiona y más cosas,  solo que no hay ganas de contarlas.

Guardo mi móvil en el bolsillo trasero del pantalón y bajamos a la cocina. Allí se encuentran mis padres charlando pero más que nos ven, se callan. 

This Is MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora