Frieda y Adler se conocen desde que nacieron, sus padres son mejores amigos y los han criado como si fueran primos, Ellos se detestan desde su más tierna infancia. Por suerte, un océano los separó casi toda la vida y solo debían convivir durante las...
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—No te reconozco, amiga —dijo Marcia mirando a su amiga como si hubiera sido abducida por un extraterrestre.
—No seas aguafiestas, Marcia. Siempre quisiste ir a esas fiestas y demás. A ver, míralo por este lado... vamos y conocemos a chicos y chicas mayores... y pues... quizá nos vaya mejor que en la escuela —agregó intentando convencerla. Marcia se levantó de su cama donde estaba sentada y caminó alrededor de su habitación.
—A ver si te entiendo, quieres ir a una fiesta de universitarios para divertirte, conocer gente nueva... o sea, ¿socializar? —La volvió a mirar como si le hablara en otro idioma—. ¿Es eso? ¿Tú quieres socializar? —insistió.
—Bueno... no sé si «socializar» sea la palabra —respondió Frieda dubitativa—. Lo que quiero es solo... hmmm... probar cosas nuevas... Además, no son tan grandes, solo son de primer año y nosotros estamos en el último de la escuela, sería como, ¡como nosotros el año que entra! —habló entusiasmada y Marcia frunció el ceño confundida.
—¿Cuál fue la última fiesta a la que asistimos, Frieda? ¿Los... nueve años de Raquel o los diez de Ethan? —preguntó la muchacha irónica—. ¡Oye! Somos tú y yo, ¡y no vamos a fiestas! —añadió Marcia.
—Pues, viene siendo hora que cambiemos... —zanjó Frieda decidida—. Digo... el año que viene iremos a la uni, no podemos seguir siendo tan aburridas, ¿no?
—¡Wow! Te desconozco... pero si es tan importante para ti, pues... supongo que iremos —suspiró frustrada sentándose de nuevo en la cama. Frieda la abrazó entusiasmada.
—¡Gracias! ¡Gracias!
Ese día, Marcia no entendió la urgencia por ir a una fiesta que tenía su amiga a la que normalmente los fines de semana solo le gustaba leer, ver películas, o como máximo, ir al cine. No entendió ese día por qué le abrazó tan efusiva cuando finalmente aceptó la propuesta, ya que Frieda no solía ser demasiado demostrativa. Y mucho menos entendió cuando luego le explicó que debían mentirle a sus padres y decirle que irían al cumpleaños de un compañero de colegio ya que no le dejarían ir sabiendo que la fiesta era de universitarios desconocidos. Pero Marcia no podía decirle que no a nada de lo que Frieda le pidiera, así que siguiendo el plan, apareció ese sábado en la mañana por la casa de su amiga y se quedó a almorzar, haciéndole saber a sus padres que era el cumpleaños de un amigo de la escuela y que ella quería ir, pidiendo que dejaran a Frieda que la acompañara y que luego se quedarían a dormir en su casa. Y los padres de su amiga, aceptaron...
Entonces esa noche, cuando llegaron a la fiesta y vieron a Adler rodeado de unos chicos que reían, Marcia entendió la urgencia de su amiga por ir a aquella fiesta.
—¿Por qué no me dijiste que veníamos tras él? —preguntó divertida.