Frieda y Adler se conocen desde que nacieron, sus padres son mejores amigos y los han criado como si fueran primos, Ellos se detestan desde su más tierna infancia. Por suerte, un océano los separó casi toda la vida y solo debían convivir durante las...
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El camino de regreso a casa nunca le pareció tan largo a Frieda como esa vez, ahora entendía ese temor de Adler, esa sensación de que sus padres le ocultaban algo. Se preguntó si ya lo sabría, pero no quería escribirle, prefería llegar y llamarle. Bajó del auto lo más rápido que pudo y se excusó con su madre diciendo que iría a tomarse una ducha, esta asintió sin darle mucha importancia, las palabras de Niko aún seguían retumbando en su interior.
Frieda llegó a su habitación y se encerró para llamar a Adler, este le atendió casi de inmediato.
—¡Dios, Adler! Estaba tan preocupada por ti... desapareciste casi todo el día de ayer y...
—Lo sé, lo siento... es que, nada está siendo demasiado fácil por aquí —dijo el muchacho y sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Ya sé lo que está sucediendo, Ad. El tío Niko llamó a mamá hoy —dijo Frieda con tristeza—. ¿Qué tan grave es, amor?
—Me lo ocultaron, me enteré porque escuché a mamá. Dicen que no es grave, que hay tratamientos, que creen que no se ha expandido... se ha hecho muchos estudios y esperamos esos resultados... pero estoy tan asustado, amor. Frieda yo... no quiero perder a papá —dijo el muchacho bastante afectado, Frieda sintió que su corazón se hacía pedazos de solo absorber la tristeza que el alma de Adler estaba emitiendo en ese momento, era tan intenso el amor que los unía que incluso podía palpar su dolor y hacerlo suyo, porque él ya era parte de ella.
—No sucederá, verás que todo sale bien, Ad... por favor no te pongas así porque no puedo estar a tu lado abrazándote ahora —dijo Frieda con dolor.
—¿Y si sucede? —preguntó el muchacho.
—No pienses en eso ahora, sino en apoyar a tus padres... No volverás, ¿cierto? —preguntó Frieda y Adler no respondió—. Entiendo si te tienes que quedar, solo... no terminemos con esto, podemos con la distancia —afirmó la muchacha.
—Volveré este semestre porque papá no quiere que lo pierda, pero sinceramente no lo quiero dejar... no quiero perder tiempo que puedo estar a su lado. Sin embargo, hicimos un trato: volveré allá y si cuando termina el semestre la cosa... empeora... regresaré aquí —añadió apesadumbrado.
—Está bien, yo... podría ir a estudiar allá —dijo Frieda con pesar—. Lo que sea, no quiero perderte...
—No me perderás, amor... nada podrá con nosotros —afirmó el chico.
Hablaron por un buen rato más, Adler le contó con detalles todo lo sucedido obviando la parte en la que se emborrachó y aparentemente se besuqueó con una desconocida, Frieda evitó contarle que vio a Mauricio y que terminó drogada y sin recordar nada de lo que había sucedido, ninguno de los dos creyó conveniente ese momento para semejantes verdades. Se dijeron que se amaban y decidieron olvidar las penas pensando en cosas más bellas, como cuánto se extrañaban y lo que harían al volverse a ver.