07

2.1K 280 38
                                    


Narra Li

—Profesora, Matsu se siente mal lo llevaré a la enfermería .-no esperé una respuesta, en ese momento hacía lo primero que pasaba por mi cabeza, la profesora de esa materia es muy flexible así que no me arriesgaba mucho. ¡Y no importaba! Tomando la fina muñeca de Matsu lo arrastré conmigo afuera del salón.

Me sentía torpe cuando me sorprendía pensando de manera tan posesiva ante algo que era todo menos mío. No quería que nadie más viera esa expresión en Matsu, quería ser yo el único que apreciara sus lágrimas, el único digno de escuchar sus suplicas.

—Bien .-dije mirándolo a los ojos al llegar a nuestro destino-. ¿Qué sucede?

Él miró alarmado, extenuado, como si cargara con el peso del mundo.

—Y-yo...

Lo abracé, fue un movimiento brusco y torpe, creí herirlo con mi fuerza idiota, su cuerpo se tensó bajo mis brazos, y sus manos en mi espalda se aferraron con fuerza a mi camisa.

—Tranquilo .-susurré-. Confía en mí.

Matsu exhaló, y más que solo aire salió de su cuerpo, un gemido de llanto, un sorbido de mocos, comprendí que estaba llorando.

Sus ojos enrojecidos al igual que su nariz y mejillas, todo en él me era perfecto.

—Me han traído aquí solo .-habló-. Castigado por cometer un crímen, y yo no quería hacerlo...

Otro gemido, otro sorbido y montones de lágrimas humedeciendo mi hombro.

—Sh...-lo calmé acunando su rostro en entre mis manos-. No hay nada en esta vida que no tenga una solución, a excepción de la muerte.

Creí haber dicho algo sabio.

Dios, dije algo malditamente inteligente.

Entonces, ¿Qué salió mal?

—Pero Li...yo...-su mano separó mi pecho del abrazo.

—¿Qué sucede?

Volví a acariciar su cabello entre mis dedos.

—Nada excepto la muerte, ¿no?

—Nada excepto la muerte .-concordé.

Pero seguía sin entender su llanto.

Volteó a ver hacia otro lado, me di por ignorado hasta que en él el deseo de compartir su voz nació y dio frutos.

—Entonces no existe una solución .-secó sus lágrimas.

—¿Por qué no?

Tomó mis manos y acarició mis nudillos, sus ojos eran otros distintos todavía, no eran aquellos luceros ni aquellos ojos asesinos, mucho menos los ojos que asimilaban a los de una mujer de compañía.
Estos eran ojos de culpa y orgullo, de suficiencia y arrepentimiento.

Me miraba.

—Matsu, sea lo que sea dímelo. No importa si crees que no hay solución, o si la culpa te está consumiendo, has llegado aquí solo pero de ahora en adelante yo caminaré a tu lado y llevaré contigo tus cargas, seré para ti lo que no has tenido en la vida, como tú eres para mí lo que la vida me ha quitado.

Sorprendido y apasible, Matsu confió en mí, y entonces descubrí que había verdades que preferiría no haber escuchado.

—Maté a alguien.

Su voz era más suave que nunca, las palabras que salieron de aquellos finos labios eran dignas de mi atención y la del mundo.

—¿Eh?

Matsu se levantó, hace rato que parecía normal y saludable, comenzó a caminar y me dejó con tanto que preguntar...

«¿A quién? ¿Por qué? ¿Cómo? »

Antes de poder articular palabra alguna, me encontraba solo en lo que solía ser para mí la enfermería, de ahora en adelante cada vez que regresara allí...recordaría lo que Matsu dijo, ni yo ni el lugar volveríamos a ser los mismos.


"Tengo miedo de perderte..."

¿Qué acabo de hacer?
Capítulo 07; nos leemos prontito, foto de Matsu.

Butterfly Donde viven las historias. Descúbrelo ahora