09

2K 305 99
                                    

Narra Li.

—Adelante...-murmuró Matsu una vez en la puerta de su departamento. La invitación que ofreció indudablemente fue aceptada, ahora me encontraba observando meticulosamente como el más pequeño quitaba sus zapatos en la puerta de su hogar y me miraba expectante para que hiciera lo mismo.

Una costumbre japonesa, pensé.

—No he ido a una tienda así que no tengo mucho que ofrecerle .-sonrió apenado, guardé ese gesto en mi memoria por siempre.

Una sonrisa tímida de Matsu.

—No te preocupes.

Se sentó a mi lado en la pequeña mesa de centro de sala, era más baja que una mesa común. Todo en su "hogar" se veía más pequeño de lo necesario, su televisión, la mini refrigeradora, el inexistente sofá —un par de cojines—.

—¿Acaso no habías dicho que tenías un ga...? .-me vi interrumpido por el animalito de color naranja que saltó sobre mí-. ¡Auch! .-me quejé, eso había dolido.

—Disculpa a Ichi, no conoce mucha persona .-dice el pelinegro mientras aparta al minino de mis piernas.

—¿Ichi? .-cuestiono-. ¿Qué significa?

—Uno .-responde, haciendo también una seña con su dedo índice.

Sonrío, es adorable.

—¿Qué significa Matsu?

—Woah .-abre sus ojos-. Eh...etto...Pino, como un árbol

Esta vez soy yo quien exclama un poco.

—¡Pino! Y...¿Qué significa Masumi? .-exclamo mientras apoyo mi peso sobre la mesilla.

Matsu duda un poco, talvez buscando palabras correctas, luego de un rato pensándolas su cuerpo se tensa, un leve tono carmín cubre sus mejillas.

—B-bella pureza...-responde mirando hacia otro lado.

"Masumi..."

«Bello y puro.»

Suelto un suspiro y él lo nota, voltea a verme preocupado.

—¡No quiere decir que yo sea eso! .-exclamó nervioso-. No soy bello ni puro...mis p-padres me pusieron así por que sí.

Me dio algo de gracia verlo tratando de excusarse, y yo no había dicho nada.

—Tranquilo Matsu, yo no te culpé de nada .-reí-. Aunque tú...en verdad a ti te queda muy bien ese nombre.

Él me miró sorprendido, entreabriendo sus labios, apretando sus puños a sus costados.

Mi atención se centró en aquellas finas y delineadas líneas que tenía por labios, refinadas y rosáceas, elegantes...

Me apoyé sobre mi peso dejando la mesa, llevé mi mano a su mejilla y la acaricié. Tan delicado, tan frágil y asustadizo, sentí mi corazón acelerarse, mi sangre ir mil veces más rápido por entre mis venas.

Esperaba que él hiciera algo, ¡Muévete Matsu! Mi mano descendió por su cuello hasta detrás de su nuca, mis dedos eran cálidos ante su fría piel. Él soltó un suspiro, algo semejante a un jadeo, mi mano que descansaba sobre la mesa fue a parar ahora en su rodilla, el de menor estatura entrecerró sus ojos, y podría jurar que su mirada brilló con algo de lascivia.

—L-li...-suspiró, rayos...esto estaba durando demasiado.

—Creo que es algo tarde .-entrecortadamente hablé sobre sus labios-...talvez yo ya...-acerqué su rostro al mío con ayuda de mi mano en su nuca-...me he enamorado de ti.

La exasperación, el deseo y la vehemencia del momento me obligó a unir sus labios con los míos. Yo jamás, nunca antes, había comenzado un beso, pero este era necesario, lo llevaba anhelando días, talvez desde la primera vez que lo vi.

No podría describir la sensación de sus labios, eran tanto dulces como suaves, tan delicados como agresivos, provocaban un escalofrío que llegó hasta cerca de mi ingle, jadeé en medio del beso, las imágenes pasaron rápidamente por mi cabeza, la primera vez que lo vi, sus ojos mirándome atentamente...¡Maldito sea el oxígeno! Cuando me vi obligado a separarme un poco, tomar aire y seguir, profundizando el beso esta vez, aún más.

Mi lengua cosquilleó al acariciar la suya, Matsu inexpertamente intentaba seguirme el juego, qué inocente...

Soltó un gemido lastimero cuando mordí un poco su labio inferior.

¡Mierda! ¿Cómo había aguantado tanto tiempo sin probarlo? Me sentía como un idiota.

—L-li...tú...ah, ¿Q-qué? .-me miró sonrojado y lleno de miedo, tenía ganas de molestarlo, de provocar más de esas expresiones en su rostro de "nada", moría por verlo adolorido, sonriente, sucumbiendo ante el placer después de un orgasmo...un simple beso me había dejado tan...necesitado.

—Matsu...-hablé, invitándolo a proseguir.

—Es sólo que...o-ore...-vale, había olvidado todo su español tras ese beso.

Solté una risita, me acerqué un poco más a lo que él tembló en respuesta, lo envolví entre mis brazos y suspiré con fuerza, sonreí de manera idiota y continué:

—Lo sé, yo también te quiero.


"No podría decir si es un sueño o la realidad..."

Hey, esa no se la esperaban, ¿o sí?
Como yo los amo, les traigo algo bonito.
Ya se viene lo bueno ewe

Nos leemos pronto, con amor, N.

Butterfly Donde viven las historias. Descúbrelo ahora