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Narra Li.

Está claro que me he enamorado de la persona incorrecta, Oliver no es para mí.

No se si realmente deba de considerarlo mi mejor amigo a este punto, él nunca está cuando lo necesito, es irresponsable incluso consigo mismo, obviamente nunca se preocupa por mí si es que no me ve sangrando y herido.

Hay otra persona que tampoco está a mi alcance. Es delicado, reacio, letal y efímero, se precipita al actuar y no piensa con claridad, sin embargo, en ocasiones deja de ser un ser humano, se transforma en lo que me gusta llamar caín, como si en él llevase una marca, la arrastra con él, a todo lugar incluso contra su voluntad.

Es tan complicado e intocable que se asemeja a una mariposa. Su belleza es sublime pero cuando te distraes ha volado lejos.

Es difícil quitarle la vista de encima, incluso si nuestros ojos se encuentran.

Desde que me confesó su pecado se ha vuelto más profunda la necesidad de tenerlo cerca, por otra parte es más difícil llevar a cabo tal deseo.

En ocasiones se apega, en otras se aleja.

Sabe manipular mi corazón a la perfección, lo sabe, es astuto como un zorro. Se aprovecha de ello a veces, en otras él sale perdiendo.

Matsu es un experto provocando en mí lo desconocido.

Con el tiempo he comenzado a desearlo, no como algo que ruego en navidad, no, a "desearlo" de una manera carnal, lúbrica y lasciva.

¿Qué se sentirá tenerlo a mi merced? Saborear su cuerpo y alma, beber su esencia y admirar su fulgor. Me asusto de mis intenciones, siempre me he considerado alguien libre de atracción física, las personas no me atraen por como ven, no puedo pensar en la idea del coito, pero entonces...¿Por qué de repente es diferente?

Si con Oliver me era suficiente estar a su lado, ¿Por qué necesito de Matsu cada segundo?

La inquietud se apodera de mí, me siento pequeño y vulnerable.

—Señor Burnaby, si no le interesa mi clase...puede retirarse.

La voz de la maestra me saca de mis pensamientos, rápidamente levanto la cabeza para observar entre todos los pares de ojos que ahora me observan, unos específicos, la mirada rasgada e inexpresiva se detiene a juzgarme.

—Lo siento .-me disculpo mientras miro a Matsu.

No sé si mi disculpa va dirigida a la maestra o a él, probablemente al segundo, desde que dijo aquello en la enfermería...se alejó de mí notablemente.

La clase acaba, todos se retíran para ir a casa.

—Li .-llama la maestra-. Ven aquí un momento.

Camino hacia ella con la cabeza gacha, mis pies son lo más interesante del mundo justo ahora.

—Necesito que ayudes a Masumi, su situación no es buena...escucha, lamento tener que pedirte esto, pero es más probable que le cuente sus problemas a alguien de su edad.

Fruncí el seño.

—¿Por qué me pide eso a mí?

—Porque él te eligió .-rebusca entre sus papeles y ne enseña una hoja-. Cuando se le preguntó quiénes eran sus amigos...él sólo te escribió a ti.

Tomé el papel en mis manos, y confirmé mis dudas.

Nombre: Masumi.
Apellido: Matsu.

¿De dónde viene?
Kyoto, Japón.

Nombre materno:-
Nombre paterno:-
Herman@s:-

Representante legal: Lidia Frau.

¿Quiénes son tus amigos? Descríbelos:
Li, me gustan sus ojos.

—No sabemos nada de su familia, el instituto teme que sufra de acoso escolar más adelante.

Me siento conmovido, especial y de alguna manera importante.

—No te pido que lo vigiles, sólo se su amigo, no estará bien si se queda solo...-suplicó la maestra.

—No hay problema .-sonreí-. De todas formas, él siempre estuvo en mi campo de vista.

No esperé una respuesta y corrí detrás del pelinegro.

¿Quién era Masumi Matsu? ¿Un joven normal? ¿Un extranjero? ¿Mi amigo? ¿Un asesino?

¡No importaba!

Más allá de todo eso, Masumi Matsu era aquel responsable de todos esos sentimientos en mi interior.

—¡Espera! .-grité jadeando, su pálido rostro se volteó lentamente.

—¿Necesita algo? .-preguntó fríamente.

«Bien, Li. ¿Ahora qué?»

—Eh...Yo...verás, vamos al mismo lugar .-buena excusa-. ¡Caminaré contigo a casa!

Sólo asintió.

El camino era desagradablemente incómodo. Hubo un tiempo en que el silencio alimentaba mi comodidad junto a él, pero en la actualidad...no hace falta decir que no.

—No tiene que ser mi amigo si la sensei lo pide .-habló-. Yo darte miedo ahora, waka...en-entiendo, sólo siga con su vida normal...

Habló tan lleno de falsa comprensión que sentí algo en mi romperse, su voz se hacía pedazos, lo notaba, no era posible engañarme.

Tonto.

—¿De qué hablas? Estoy aquí porque quiero, nadie me ha obligado a quedarme a tu lado .-hice una pausa para mirar su rostro-. Te hice una promesa aquella vez...espero que no la hayas olvidado.

—Sí, lo sé .-carraspeó-. Pero no puedo ser tu amigo...

«¿Qué?»

—Si me quedo con usted, si camino a su lado...mi corazón va a...-hizo un gesto con las manos, agitándolas simulando los latidos del órgano vital acelerados.

"Mi corazón va a latir más rápido, con más fuerza."

—Acelerarse .-completé y él asintió.

Lo miré a los ojos.

—¿Por eso? No tiene nada de malo. Podemos ser amigos.

—No.

—Sí.

—No...

—¡Sí!

—¡Si sigo a su lado voy a enamorarme! .-gritó. El silencio se hizo presente junto a mi sorpresa, su respiración estaba agitada, sus manos se cerraban en puños a sus costados y sus ojos me miraban expectantes.

Un leve rubor cubrió mi rostro.

—Matsu...yo...

—¡S-se equivoca! .-agitó sus manos frente a mi rostro-. N-no yo...ah...

Suspiró rendido, sonrojándose y evitando mi mirada.

—No has dicho nada malo .-puse mi mano sobre su hombro-. Eventualmente yo también acabaré enamorándome...-susuré lo último para mí mismo.

Levanté mi rostro para observar el edificio al que habíamos llegado, no quería que esta conversación terminara así.

Quería saber más de él, quería tenerlo cerca...lo necesitaba a mi lado.

—¿L-le gustaría pasar...a mi d-departamento? .-invitó tímidamente el pelinegro a mi lado, mirándo el sonrojo de sus orejas respondí el "Sí" más claro que pude, y tomé su mano.


"Si nuestras manos se tocan, ¿te perderé...?"



Les traigo más, les conviene tener miedo, los amo.

Nos leemos, N.

Butterfly Donde viven las historias. Descúbrelo ahora