CAPITULO 3

39 2 1
                                    

Como era de costumbre, la casa de Irina se había convertido en mi refugio. Lo único que podía hacer en éste momento, era llorar. No por pelearme con Pedro, porque era evidente que ya no sentía lo mismo por él, cada vez perdía mas la fe de que cambiara y ya no quería sentirme así de infeliz. Pero... ¡MIERDA! ¿Cómo hacía para convencerme?. No quería ser tan vulnerable.

-Mai, ¿Qué pensás hacer?- Al escuchar a mi amiga, salí de esos pensamientos que me aturdían- Digo, no es por echarte, porque sabes que te podes quedar a vivir conmigo, siempre te lo dije. Pero... te recuerdo que compraste una casa con él.

-Es lo único que me une a él, Iri. Ya no puedo seguir así. Mis padres me atormentan constantemente con sus problemas... problemas desde antes de que yo naciera; mis hermanos dejan mucho que desear, siempre metidos en sus problemas y jamás se preocupan por lo que hay alrededor. Y Pedro... Pedro... lo odio.
Por primera vez, asumí en palabras eso que sentía. Odiaba al hombre de mi vida. Odiaba al amor de mi vida. Que contradictorio resultaba, pero no dejaba de ser verdad.
Conocí a Pedro en el teatro, había visto una de las obras en la que interpreté a Julieta, la amada de Romeo. Me habían encandilado sus ojos color miel, su pelo castaño claro, su voz, su perfume... su seguridad. ¿Todo eso dónde quedó?. ¿Dónde estará ese hombre que me endulzaba el alma con poemas, me invitaba a salir a lugares inhóspitos, me acompañaba a soñar?.
Tenía una hoja en frente, donde escribía una y otra vez "I Knew You Were Trouble", tarareando la letra de esa canción que tanto me gustaba y que de a poco iba cobrando sentido.
-¿Sabes qué, Iri?. Por hoy me quedo y no importa que será de mi mañana, pero a esa casa no vuelvo más. Y con Pedro, menos.
Estaba siendo yo misma por primera vez y aún no lo notaba, pero me hacía bien.

FermínWhere stories live. Discover now