CAPITULO 7

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Luego de bañarme me siento en el sillón de la sala. Hoy vino a hacernos compañía Ian, el hermano gemelo de Irina.
Muchos no lo saben, pero desde que nos conocimos, hubo conexión. Tanto así, que nos dimos chance, pero no triunfó. Creo que hasta hoy a él le pasan cosas, y a mi... bueno... siento maripositas en el estómago, pero sabemos que no puede ser.
- Aprovecho que mi hermana se baña para hablar con vos- dice sentándose a mi lado- Por lo que noté, llevas varios días acá, ¿Qué anda pasando?
-Jajaja- me río para disimular- ¿Qué podría pasarme? Quiero estar con mi amiga, nada más.
-Maichu... no sé si tanto como mi hermana, pero te conozco lo suficiente. Tus expresiones, tus sonrisas, tus enojos. Te peleaste con Pedro.
Me muerdo el labio y se me dibuja una pequeña sonrisa ante ese comentario.
-Es verdad. Con Pedro ya no da para más.
-¡Buenisimo!- exclamó.
- ¿Perdón?
-Nada... digo que bueno... creo que más allá de la tristeza evidente que tenes, algo de alivio sentís... bah, se nota eso.
-Si, podría decirse que si. Estoy más tranquila. También se lo debo a Irina, que siempre está.
-Bueno... sabes que contas conmigo siempre y cuando necesites que alguien te escuche...- se acerca lentamente, siento su respiración rozar mis labios...
-¿Qué hablaban?
Nos alejamos de golpe, mientras Iri se seca el pelo, por suerte sin vernos.
-Nada, de Pedro, nada más... eso... de Pedro- Dijo nervioso Ian, ya que su hermana nunca supo lo nuestro. No por ser mala amiga se lo oculte, sino que decidimos cuidarla en caso de una posible pelea.
-Bah, tema pasado... sólo resta buscar tus cosas y terminar de organizar las vacaciones.
-¿Vacaciones? ¿Adónde piensan ir?
- A Mar Azul- dije agachando la mirada.
-¿Mar Azul?-Abriendo los ojos grandes mi amiga.
-Si. Mi papá tiene una casa que no usa ahí y otra en Mar de las Pampas. Podría llamarlo y pedirle las llaves de las dos.
-¡Amiga, sos una genia!¡Vamos a Mar Azul!- decía la muy loca, bailando sobre el sillón... su hermano la miraba con cierta extrañeza pero se reía y la filmaba para mostrarle a sus otros hermanos como siempre hacía.

~♡~

Como Ian había arreglado mi auto, me dirigí primero a la casa de mi padre. Llevaba tiempo sin verlo. Su mujer, Antonia, a diferencia de Alf, en simples palabras... me caía mal. No la entendía, a veces parecía ser buena persona pero cuando el no estaba cambiaba totalmente. Y sus hijos... sus hijos se complementan perfecto con mis hermanos en el ámbito del desastre. Excepto Clari, ella es una hermanastra aceptable, tiene 25 años pero parece más adulta y siempre me aconsejó y me abrió la mente sobre lo que es el mundo, también por ella entré a teatro y se lo agradezco eternamente.
En la casa de mi padre.
-¡Hija! ¡Que hermosa sorpresa! Pasa... sentate-Dijo mi papá, casi con lágrimas en los ojos, abrazándome.
-Hola, papi. ¿Cómo estás? Te extrañé mucho.
-Yo también, nena. ¡Antonia! ¡Pone la pava, por favor, vino Mai!- Malas noticias para la queridísima Tony.
-¿Cómo andas, mi cielo? ¿Cómo va el trabajo?
-Excelente, pa. Ya terminamos de grabar la novela del verano y ahora parece que empieza otra filmación, por lo que me contó Bianca, pero todavía no nos dijeron nada.
- Que bueno, hija. ¿Y Pedro?
Uuuuuh mala idea. Mala pregunta... mal momento.
-Eeeh... digamos... que me separé.
-¿CÓMO? ¿Cuándo, Mai? Y no me dijiste nada.
-Si, pasa que es reciente... todavía lo estoy procesando, digamos.
-Pero... después de tantos años, hijita.
-Terribles años. Igual no quiero hablar de eso, más tarde voy a aprovechar que se fue a pescar y voy a buscar mis cosas. No importa... ¿vos cómo estás, papi? Me imagino que te estas cuidando en las comidas y tenes el colesterol divino.
- Eh... bueno...
-¡Papá! ¡No! ¡Hace caso al médico, hombre!- con preocupación.
-Bueno, nena... hago régimen  pero... me muero de hambre- en voz baja- ésta me tiene a lechuga todo el día.
-Jajaja ¡ay, papá! No cambias más.
-Oh. Que grata visita- Y con éste acto solemne, damos por finalizada la paz- Querida, ¿Cómo estás?.
-Hola, Anto... bien, ¿Vos?
-Bien. ¿Un amarguito?-Con el termo bajo el brazo y el mate en la mano.
-Antonia... me querés decir ¿Desde cuándo tomamos amargo?
-Vos no podes tomar con azúcar, Ramón. El médico te lo prohibió.
-¿Cuándo? Ponele aunque sea edulcorante. Ya para amargo, uno tiene las deudas.
Sarcasmo e ironía, nos llamaba mi mamá a mi padre y a mi. En ese momento lo recordaba y me reía por dentro, no vaya a ser cosa que se ofenda la querida Tony. Se levantó, trajo la pava y otro equipo de mate.
-Ahí tenes, hacete. Odio el edulcorante y lo sabes- Se sentó con nosotros, como bebé haciendo berrinchito.
- No me gusta el mate encaprichado tampoco- acotó mi papá- ¿y cuándo tenes vacaciones, nena?
-Justamente eso te quería decir. Bianca todavía no sale porque tiene que terminar con las galas de la novela nueva y demás, pero con Irina pensamos en ir a la costa y te quería preguntar por las casas de Mar Azul y Mar de las Pampas, sé  que Liz está cuidándolas y quisiera usarlas.
-Perdón que me meta. Ramón... habíamos quedado que éste verano íbamos para allá con los nenes, ¿te acordas?
-Me acuerdo que lo hablamos el verano pasado y tus hijos dijeron que no querían ir para allá, que preferían irse a Cancún o algo así. Aparte no hay plata para vacaciones, éste verano vamos a terminar la casa. Y por favor, no interrumpas. Estoy hablando con mi hija.
No se dan una idea de la cara que puso esa mujer. Se levantó ofuscada y se fue con su equipito de mate amargo. Ese mate la tiene mal, pensé.
-El mate la tiene amargada- acotó mi padre entre risas- Mira... hagamos esto, la llamo a Liz y le pregunto. Esperame.
Mi papá se fue a llamar a Liz, mi hermana mayor. Dice mi mamá que ella se fue enloquecida por un hombre a la costa que la abandonó, la verdad es que no tenía idea de nada de su vida porque jamás llama a mi casa, sólo habla con papá. Aparentemente creció mucho, más allá de sus 36 años, cambió su forma de pensar y actuar y está más calmada. De más joven era una rebelde sin causa que se llevaba el mundo por delante. Algo que nunca comprendí.
-Bueno, Mai. Acá tenes las llaves. Tu hermana dice que no tiene ningún problema.
-¡Gracias, papi!- dije muy emocionada.
Me despedí y subí a mi auto con una sonrisa indescriptible.
En tan poco tiempo, las cosas habían cambiado demasiado y cada vez me sentía mejor. La iniciativa de Irina, me ayudó a recapacitar sobre las oportunidades que la vida nos da, y que hay que aprovecharla.
Ahora mi pregunta es...¿ Qué me depara la costa?

FermínWhere stories live. Discover now