CAPITULO 13

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Vuelvo a sentarme después de recorrer el callejón. ¿Otra vez acá? ¿Dónde está la luz?
Pongo mis manos apoyadas en mis costados, en el banco, cansada. Me inclino hacia adelante, pensando en todo lo que sucedió. La luz del auto se aproxima nuevamente a mi, a toda velocidad, me levanto rápido para correrme, tapo mi cara llena de pánico.
-Mai, ¿Te sentís bien?
Hago un golpe de vista a mi izquierda, está Fermín sentado, mirándome, con mucha paz. El auto dobla y se pierde en la oscuridad del callejón.
- Veni, Sentate... ¿Te pasa algo?
Confundida, me siento a su lado.
- Pasa que esto ya lo viví. Ese auto venía derrapando y yo...
-Quédate tranquila, está todo bien. Ya se fue el auto.- Pone su mano en mi espalda, tratando de darme tranquilidad.
- ¿Hace cuánto estás acá?
- Caminemos.-Dice con una leve sonrisa.
Comenzamos a caminar en sentido contrario, hacia donde, en un primer momento, sería mi habitación. Pero para mi sorpresa, era el caminito arbolado, lleno de pequeñas lucecitas frente a las casas. A diferencia de la primera vez que soñé con ese lugar, estaba amaneciendo, lentamente.
-Acá vas a descubrir cosas nuevas y lindas, Mai. Tenes que conectarte con tu entorno, escuchar el cantar de los pájaros, y en el silencio del pueblo, se siente como rompen las olas en la orilla del mar.

No sentía frío, a pesar de que en el sueño era invierno. Más bien... estando cerca de Fermín, podía sentir su calor envolviéndome, mientras mantenía su brazo alrededor de mi hombro.

-¿Cómo hago para sacar estos miedos que llevo dentro?

-No puedo darte las respuestas que esperas, eso está en vos. Pero voy a acompañarte en lo que necesites.- Acercó su rostro al mio, muy lentamente. Siento como mi cuerpo tiembla.

Suena Tell Me.

Eran las doce del mediodía. Tomo todo lo que necesito, y entro a bañarme. La casa está en silencio, seguro los niños duermen, y al ver por la ventana, noto que la camioneta no está, por ende, mi cuñado tampoco.

Termino de ducharme y bajo al comedor, donde se encuentra mi hermana tomando mate.

-Buenos días... ¿Cómo descansaste?

-Buenos días. Bastante bien.- Sonrío sin poder disimular, al recordar el sueño que tuve.

-Y esa sonrisita tan linda, ¿A qué se debe?- Sonriendo ella también,  intrigada y pícara.

-¿De qué hablas? No tengo ninguna sonrisa.

-Mmm... ¿se me hace a mi o es algo relacionado con la reunión de anoche?

-¿Por qué lo decís?

-¡Vamos, Mailén! Noté como se miraban con Fermín. Hubo conexión.

-Pasa que... nosotros no nos conocimos en el restaurante, Liz. Nos conocimos ayer a la tarde cuando salí a dar una vuelta.

-¡Ah, mira! Se lo tenían bien guardado, eh. Bueno, a su favor tengo para decir, que es un chico muy bueno. Aplicado, inteligente, con un ángel único.- Ángel. Las dos pensamos en lo mismo. Es tan evidente su transparencia celestial.- Me gusta para vos, eh.
-¿Qué decís? Jaja no... recién nos conocimos. Aparte... no se va a fijar en mi.
-¿Me estas cargando, Mailén? Se le nota en la cara, en la actitud,  que le encantas.

-¿Y eso como lo sabes?- Le dije desconcertada.

-Porque a Fermín lo conozco desde que vine acá. Y jamás nos presentó una chica. Supimos que había estado con alguna otra del pueblo, pero por puro chismerío, ya sabes.

Me quedé en silencio por un momento, intentando comprender todo lo que había dicho mi hermana; evidentemente ella lo entendió y me dio mi espacio, mientras continuaba acomodando los productos que trajo el proveedor y debía llevar al restaurante en la noche.

Estaba confundida. ¿Cómo una persona podía revolucionar tanto mi ser, si no hacía mas de 48 horas que lo conocía?. Creo que ni Pedro me hizo sentir así alguna vez. Mucho menos en el último tiempo.

Pedro. Por un momento lo había olvidado. Y quizás era el comienzo del fin de esa historia que tanto mal me ocasionó. Me detengo en seco en la turbulencia que crearon éste conjunto de pensamientos mezclados. ¿Hacía cuánto lo había dejado de amar?. Empecé a hacer memoria y recordé el día que entré a "nuestro hogar", y estaba con otra mujer. Si, con otra mujer. 

Su excusa fue que eran amigos y había aprovechado que yo no estaba, para que ella pueda ir a contarle los problemas que tenía con su pareja. Ese día me subí al auto, y me marché a toda velocidad. Terminé en un bar, bebiendo de más- mas bien bebiendo, porque no solía hacerlo-todo para ahogar ese momento y cuando retome viaje, me fui a la casa de Bianca. Decidí hablarlo con ella, ya que Irina, sería capaz de golpearlo, no tenían afinidad y nunca supe por qué. En cambio, Bian, sólo se dedicaría a escucharme y permitirme desahogarme.

Lo que Pedro nuca supo, fue que ya sabía de su infidelidad, no era necesario ocultar nada. Y yo pensando que cambiaría. 

Golpee la mesa. Mi hermana que me daba la espalda, de un salto

_¡Hey!¿Qué te pasa, loca?

-¡Ay, perdón! Fue un momento de impotencia.

- ¿Quién puedo hacerte tanto mal como para que reacciones así?

-Mamá. – Se quedó helada en su lugar por escasos segundos. Se dio vuelta...

-Mai... yo...

-No, espera. Déjame hablar. Cuando vos te fuiste de casa, no entendí la razón, y no te voy a mentir me enojé muchísimo. Pero jamás te juzgué, porque cuando llegué a cierta edad, pude comprender una de las razones de tu partida. Y tomé la misma iniciativa... partir. La diferencia está en que yo tomé pésimas decisiones, yéndome con el imbécil de Pedro. Todo para huir de su maldad, dolores de cabeza, reproches y constantes insultos.

-Perdoname por no haber estado, Mailén, me fui sin pensar en vos, Elena y Nahuel.

-Por Elena no debes preocuparte. Ama ser como ella, y me odia. Nahu en cambio, decidió irse a vivir solo y jamás aparece por casa de mamá, pero de vez en cuando me escribe. ¿Sabes qué? Cada vez entiendo más por qué te fuiste, eso no es problema. El drama es que me dejé lastimar sin hacer nada, y ahora, lo padezco. Aún duele. Pero sé que de a poco voy a salir.

-Claro que sí, sos una chica muy fuerte. – Dice ya, entre lágrimas.

-Pedro fue más enfermedad, nada remedió en mí. Me intoxicó igual o peor que mamá, y nunca le dije nada a papá, para que no se preocupe, por su salud. Pero hoy todo es distinto, estamos juntas otra vez, y nunca me sentí más en familia como ahora, con vos, Jano, los hermosos sobrinos que me diste, Irina, Bianca y papá. No es una familia convencional, pero es la que amo. Hoy puedo decir que empiezo a ser feliz y todo se los debo a ustedes. Y juntos vamos a salir adelante.

-Nunca te lo dije, pero te amo y sos mi ser favorito en este mundo, Mailén. -Me abrazó, llena de lágrimas, sollozando y respondí de igual manera.

Luego de tanto drama, y despojarme del dolor que me agobiaba, mi hermana preparó mates, y trajo muchísimas fotos, de nosotras pequeñas, de mi padre, de mis sobrinos recién nacidos y dando sus primeros pasos, de su noviazgo con Jano. Se hicieron las 2 de la tarde, entre risas e historias, cuando por fin mi amiga se había despertado.

- ¿Cómo amaneció la bella durmiente?

-Con mucho sueño. – Decía mientras se restregaba los ojos. Irina es lo más chinchudo del mundo al despertar, y siempre la trato como a una princesa, para que despierte de a poco. Ella es igual conmigo. Así que se deben imaginar el odio sobrehumano que se desata cuando amanecemos a la misma hora.

Se arregló y solo faltaban 15 minutos para que Fermín y Francisco vinieran a buscarnos. Irina estaba inquieta, nerviosa. Bueno, yo también, pero me mantenía estática imaginando que hablaría con él, que cosas podía contarle.

Escuchamos la bocina de la camioneta, la vemos por la ventana sin ocupantes, asumiendo que bajaron a buscarnos. Saludamos rápidamente a Liz y salimos a la puerta. Abrimos y, para mi sorpresa, con Francisco ahí parado, nervioso y con cara de preocupado...

-¿Y Fermín?


FermínWhere stories live. Discover now