CAPITULO 8

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Ya teníamos todo preparado para partir. Sólo faltaba algo. Mi ropa, la cual estaba en mi antigua casa de convivencia.
Me asegure que Pedro no estuviera, y entre. La casa era un descontrol, botellas por todos lados, muebles rotos, fotos y cartas destrozadas.
Encontré un pedacito donde se me veía sonreír, lo levanté del suelo y me puse a pensar en qué momento de la vida me la habían tomado, sin recordarlo. La guardé en mi cartera, para no olvidar, que esa quizás fue mi última sonrisa sincera y que debo tener nuevas, encontrar mi verdadera felicidad. Entré al baño para empezar a sacar mis cosméticos y cremas, y mi sorpresa fue mayor cuando encontré ropa interior femenina en la ducha pero no era mía. Bueno, digo sorpresa, pero era evidente y siempre lo fue que me engañaba, así que preferí ignorarlo y juntar mis cosas. Me reí por un momento de la impotencia que me generaba haber gastado mi tiempo en un idiota de tal magnitud, pero después de todo, me importaba poco lo que hiciera de su vida.
Armé mi bolso y decidí escribirle una carta a mi ex:
Pedro: por cómo encuentro la casa, puedo comprobar tu enojo. No es tanto así mi estado de ánimo, pues ya estoy mejor.
Sabías que éste día llegaría...
En ese momento me detuve. ¿Darle palabras de ánimos? ¿A quién? ¿ Al hombre que me usó siempre a su conveniencia, me engañó, me maltrató? No.
Quisiera decirte que fueron hermosos los momentos que pasamos juntos, pero si me pongo a pensar, no recuerdo ni uno. A menos que consideres bueno que te haya arrastrado desde el auto hasta la cama, infinitas veces, cuando iba a buscarte a la casa de tus amigos porque estabas ebrio, o las veces que hiciste algún que otro escándalo por celular para que salga antes de las cenas con mi familia, porque nunca querías acompañarme. Capaz también hayas creído bueno cuando deje teatro, donde justamente me conociste, porque tenías miedo que te reemplace por algún compañero.
Pues, podrías atesorarlos, por mi parte prefiero enterrarlos o arrojados al mar.
Ahora todo resulta gracioso, pero fue terrible cada año a tu lado... jamás me senti lo suficiente para vos, y vos siempre fuiste excelente para recalcarlo.
Te pido perdón por no haber sido una cualquiera, por haberte dado lo mejor de mi aunque no lo hayas apreciado, por hacerme sentir inferior, por amarte más de lo que me amé a mi... me pido perdón por vos y el mejor perdón es irme...
¡Adiós!
PD: te deje un regalo para que tengas donde guardar tus palabras, mentiras y tu amor.

Una nueva vida me espera.

~♡~

Subí a mi auto, y pensé en esa canción que sonó en mi cabeza en todo momento. Así que guardé mis estúpidas lágrimas y simplemente me reí de sólo imaginar su cara cuando vea la sorpresa.
En casa de Iri...
-Al fin llegaste, ¿Cómo te fue?
-Excelente jajaja- no podía soportar la risa.
-¿De qué te reis, loca? ¿Qué pasó?
-Pasa que le escribí una carta a Pedro y le dejé una sorpresa...
-¿Una sorpresa?- Dijo Ian, viniendo de la habitación- ¿Qué sorpresa?
-Callate, estoy hablando con Mailén, metido. Mai, ¿Qué hiciste? No me digas que vas a volver.
-No, tonta- ya no doy más de la tentación- es una simple sorpresa para que no me olvide.
-Entonces, ¿Qué es? ¡Decime!
-En la carta le puse que le dejaba algo para que pueda guardar sus palabras, mentiras y amor.
-¿Y?
-Le deje un tarro de vaselina jajaja
-¿¿Qué  hiciste qué??
-Jajajaja sos una genia, Mai- dijo Ian, estallando en risas- ¿No entendiste Irina? Le dejo el tarro para que se lo meta todo en...
-¡Para, pendejo! ¡Ya entendi! ¡Mai, estas loca!
-¿Por qué? Hice lo que sentía. Dejarlo ir y de la forma que mejor me sale, sarcástica.
-La verdad, no te reconozco. O más bien, si... la Mai de antes era así.-Pensando por un momento mientras se hacía un rulo en su pelo- es que la verdad... ¡Dios! ¡Te quiero, loca!
Nos abrazamos entre risas un rato.
-Bueno, yo tengo todo listo, ¿vos?
-Si, tengo todo armado, plata, ropa, maquillaje, cremas, zapatos.
-¿Para qué tanto? Van a la playa, no van a usar tanta ropa y maquillaje.
-Callate, ¿Querés? Y correte que quiero ir al baño- Amor de hermanos.
-Bueno, creo que... nos despedimos.
-¿No querés venir? Digo... hay lugar en el auto y las casas son grandes allá.
-Me encantaría, pero no tengo vacaciones aún. Pero si junto algo de plata, me hago una escapadita de unos días y voy a verte... digo... a verlas.
Me miró fijamente con sus ojos azules, peino su pelo negro y me enloqueció por un segundo.
-Em.. bueno... no hay drama, me avisas y te preparo una habitación. Gracias por todo, Ian.-Me mira frunciendo la cara- digo, por el auto y las palabras de hoy temprano. Me hizo bien.
-No agradezcas nunca una muestra de afecto, sabes que estoy para lo que necesites. Sos mucho para mi- se acerca lentamente para abrazarme.
-De verdad, quiero agradecerte. Sos increíble y yo...-Me besa. Siento su respiración tocando mi labio superior. Mi cuerpo se tensa un segundo, respiro y le correspondo. Juro que no sé cuánto tiempo duro, pero el fuego de sus labios fundieron hasta la última pena que había en mi ser.
Nos distanciamos, mirándonos a los ojos.
-Perdón, yo no...
-No te perdono. No hay nada que perdonar, ¿si? Está todo más que bien.
Sonreimos y nos sonrojamos por un momento.
-¡Estoy lista! ¡Plaaaya, areeena y hombreees!
-¿Qué? ¿Qué le pasa?
-Está loca, nada mas- le respondo a Ian.
-Bueno, hermanito, que lástima que No te hayan dado vacaciones sino... na mentira, ni loca te llevo. Pasala lindo acá, cuidame la casa y nada de mujeres y fiestas.
-Anda tranquila, payasa. Que la fiesta acá no falta.
-Dije nada.- Mirándolo con furia.
-Dejen de pelear, ya no tienen 11 años. Vamos Iri. Chau, Ian... nos vemos pronto.-Lo abrazo, siento su perfume por última vez y voy al auto.
Empieza la aventura con la loca de mi amiga. Querida Playa... ¡allá vamos!

FermínWhere stories live. Discover now