Juvia no esperaba conocer a Gray en las vacaciones de verano ni enamorarse, el amigo de Natsu y de Lucy.
Gray no esperaba conocer a quien sería su mariposa azul, poniendo su mundo patas arriba. No, no lo esperaba, sólo quería conocer a esa chica que...
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Gray había salido persiguiendo a Natsu porque éste le quitó el teléfono para revisarlo con malas intenciones. Zeref fue detrás del mismo sujeto por haberle pisado su consola portátil en la sala, destrozándola. ¡La había dejado ahí por un segundo mientras iba por una manzana a la cocina!
Y lo peor, su hermano tuvo el descaro de decir, para qué dejaba ese juguete en el suelo.
Es asunto suyo si juega en el suelo o no.
Natsu terminó por recibir patadas de los dos, pidiendo ayuda a Lucy que se hizo la desentendida. Gray recuperó su teléfono y Zeref..., Natsu tendrá que pegarle de alguna manera, ósea: trabajando este mes, en lo que sea.
Debía pensar en qué trabajar para pagarle a su hermano mayor.
Un momento, ¿no se suponía que irían esta noche al casino? En el casino hay dinero. El dinero ayuda a los hermanos menores.
Posterior, los chicos y chicas se arreglaron para ir al casino. Erza tenía varias estrategias para ganar dinero anotadas en su teléfono, sus ojos estaban en llamas. Cuando su novio Jellal regrese, le dará una gran sorpresa que no podrá resistir.
― ¿En qué piensas Erza? ―Lucy se dio cuenta de lo ida que estaba.
―En como dejar vacío el casino.
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Estaba empecinada, su expresión de sonrisa era de felicidad, pero no una felicidad pura, ¡era codicia!
―Lucy-san, ¿el casino es muy grande? ―Juvia se le acercó pisándole los talones como todo el mundo bajo las estrellas.
―Es enorme ―forzó la palabra, girando a su otro lado quien estaba Natsu―. Y espero que tú no hagas tonterías.
― ¿Yo?
Gray rió. ―Sabía que Lucy mandaba en la relación.
―Nadie me manda en una relación. En realidad, ¡nadie me manda!
― ¿Quién lo dice? ―Zeref depositó la cabeza en el hombro de su pequeño hermanito, quien se asustó.
― ¡Jajajajaja! ¡Eres fácil de mandar! ―Fullbuster se reía a carcajadas recibiendo un frentonazo de Natsu― ¡Eso dolió, tarado!
