Tercera Carta

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De Laura a Marianne

Como Hija de mi amiga más íntima, creo que tienes derecho a conocer mi triste Historia, la cual tu Madre me ha pedido que te contara tan a menudo.

Mi Padre era natural de Irlanda y vivía en Gales; mi Madre era la Hija ilegítima de un Par Escocés y de una Bailarina de la Ópera. Yo nací en España y me eduqué en un Convento en Francia.

Cuando cumplí los dieciocho Años, mis Padres me hicieron volver bajo el techo paterno, en Gales. Nuestra mansión estaba situada en uno de los parajes más románticos del Valle de Uske. Aunque hoy mis Encantos se han reducido considerablemente y se han visto también maltratados por las Desgracias que he padecido, una vez fui bella. Pero, encantadora como era, las Gracias que adornaban mi Persona eran las menos relevantes de mis Perfecciones. Era Dueña de todas las cualidades más destacadas y usuales de mi sexo. Durante mi vida en el Convento, el progreso que hacía en el estudio excedía siempre a la enseñanza recibida, mis Conocimientos eran muy superiores a los propios de mi Edad, y pronto dejé atrás a mis Maestros.

Poseía, al más alto nivel, todas las Virtudes con las que una personalidad puede verse adornada. En mí se daban cita todas las buenas Cualidades y todos los sentimientos nobles.

Mi única falta, si es que así puede llamarse, era una sensibilidad demasiado viva hacia las penas de mis Amigos, de mis Conocidos y, en especial, hacia las mías. ¡Ay, cuánto he cambiado! Aunque es cierto que mis desgracias siguen haciéndome sufrir como entonces, ya nunca sufro por las de otros. También mi talento empieza a desvanecerse y ya no puedo cantar tan bien como solía, o bailar con la gracia con la que acostumbraba a ha-cerlo: he olvidado completamente el Minuet Dela Cour.

Adeiu.

LAURA

Jane Austen - Amor y AmistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora