Quinta Carta

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De Laura a Marianne

Una Noche de Diciembre, mientras mi Padre, mi Madre y yo conversábamos en torno al Fuego, nos vimos muy sorprendidos, por la violencia con que alguien llamaba a la Puerta principal de nuestra Casa rústica. Mi padre se puso en pie.

-¿Qué ruido es ése? -dijo.

-Suena como si llamaran a la Puerta -replicó mi Madre. -Sí, suena a eso -dije yo.

-Comparto vuestra opinión -dijo mi Padre-. Realmente el sonido parece causado por una violencia inusitada que se ejerciera sobre nuestra inofensiva Puerta.

-Sí -exclamé yo-. No puedo evitar pensar que debe de tratarse de alguien que desea ser Admitido en nuestra Casa.

-Ésa es otra cuestión -replicó él-. No debemos pretender determinar cuál es la causa por la cual la persona llama a la Puerta, aunque estoy parcialmente convencido de que alguien llama a la Puerta.

En ese momento, el discurso de mi Padre se vio interrumpido por un tremendo 2.° golpe, que de algún modo nos asustó a mi Madre y a mí.

-¿No haríamos mejor en ir a ver quién es? -dijo ella-. Los Criados han salido.

-Creo que haríamos bien -repliqué yo.

-Sin duda -añadió mi Padre-. En todos los sentidos.

-¿Vamos ya? -dijo mi madre.

-Cuanto antes mejor -contestó él.

-¡Oh, no perdamos más tiempo! -exclamé yo.

En ese momento, nuestros oídos se vieron asaltados por un tercer Golpe más violento aún que los precedentes.

-Estoy segura de que alguien llama a la Puerta -dijo mi Madre. -Sí, debe de ser eso -replicó mi Padre.

-Creo que los criados han vuelto -dije yo-. Me parece escuchar a Mary que se dirige hacia la Puerta.

-Me alegro -exclamó mi Padre-, porque tengo muchas ganas de saber de quién se trata.

Mi Suposición había sido correcta, porque Mary entró inmediatamente en la Habitación y nos informó de que un joven

Caballero y su Criado se encontraban ante la Puerta; se habían perdido, tenían mucho frío y rogaban que se les permitiera calentarse junto al fuego.

-¿No vas a permitirles entrar? -dije yo.

-¿Tienes alguna objeción, querida? -dijo mi Padre. -Absolutamente ninguna -replicó mi Madre.

Sin esperar nuevas órdenes, Mary salió inmediatamente de la habitación y volvió en seguida, acompañada por el joven más apuesto y encantador que jamás hubiera visto. Ella se quedó con el criado.

Mi Sensibilidad natural ya se había visto muy afectada por los sufrimientos del desdichado Extraño y en cuanto le contemplé por primera vez, me di cuenta de que la felicidad o la Desgracia de mi Vida futura dependía totalmente de él.

Adeiu.

LAURA

Jane Austen - Amor y AmistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora